Penas comunitarias y responsabilidad de los padres. En esos dos ítems hizo foco ayer Lucía Gigena de Deheza, la referente de Padres Guardianes del Camino, al hablar sobre la problemática del tránsito en Villa María.
Sugirió que los menores de edad que se vean involucrados en sucesos de tránsito, como ocurrió el sábado 26 de julio y por el cual perdió la vida el sargento Julio López (quien regresaba de trabajar y era padre de cinco hijos), deben tener penas comunitarias, ya que descree de la efectividad en pos de la reinserción social de los institutos correccionales.
Y, en consonancia con lo declarado por el concejal del justicialismo Rafael Sachetto, se mostró de acuerdo con que los padres sean responsables de las contravenciones en que incurren sus hijos menores de edad.
“Vivimos en una sociedad violenta en los hogares, en el colegio y esa violencia se traslada a la calle”, sostuvo.
Hoy, su hijo Damián Deheza cumpliría 23 años. El sábado próximo se cumplirán 4 años de su muerte, ocurrida tras ser atropellado por un automóvil conducido por María Isabel Plaza y que pasó un semáforo en luz roja.
Por eso, esta tarde a las 20 habrá una misa en la Parroquia Nuestra Señora de Lourdes de barrio Ameghino.
“Más allá de la muerte de Damián, una pérdida irreparable, los jueces tienen que tomar conciencia de que esta situación se ha ido de las manos. Tienen que aplicar las leyes como corresponde, no puede ser que dejen a todos en libertad a las pocas horas”, demandó Lucía en compañía de su esposo, Marcelo Deheza, y de su hermana, Susana, quien también perdió a su hijo, Hugo Osorio, en un siniestro de tránsito hace ocho años.
Gigena sostuvo que “la injusticia que se cometió en nuestro caso pesará en la conciencia de los jueces”. “Se perdieron la oportunidad de que fuera un antes y un después, porque considero que con un juicio con sentencia ejemplificadora, la gente se iba a cuidar más a la hora de conducir”.
“A mí nadie me lo devuelve, pero un fallo contundente hubiese dado otro mensaje”, añadió. Su esposo y padre de Damián resaltó: “El juicio fue para que todos digan: se mata a alguien y no pasa nada”.
En agosto del año pasado, la Cámara del Crimen sentenció a Plaza por el homicidio culposo, pero no fue presa, que es lo que pretendía la familia de la víctima.
“Uno educa a los hijos para la vida y la inconciencia de una persona te los quita en un segundo. Tuvimos 19 años de felicidad al lado de nuestro Damián, 19 años de amor y de una vida por delante, llena de proyectos e ilusiones, pero nos arrancaron de su lado en un segundo”, manifestó la presidenta de Padres Guardianes del Camino.
Lucía, Marcelo y Susana dijeron que la tragedia “nos destruyó como familia”.
“Lo condenable del ser humano es lo que hacen algunos después de atropellar, que creo que a muchos nos puede pasar. Huir, esconder, encubrir, decir ‘este negro de m... se me cruzó’, mentir”, advirtió Lucía.
Para los entrevistados, las leyes existen, pero los jueces no aplican condenas duras. “La actitud violenta de una persona a la hora de conducir debe ser castigada con la cárcel. No tenés intención de matar, pero tampoco te importa la vida de nadie”, manifestaron.
Susana remarcó que “nadie sabe el tremendo daño que causan en las familias de las víctimas” y se lamentó de que la ciudadanía “perdió el respeto por el prójimo”.
Hicieron hincapié en la indiferencia a las normas de tránsito y destacaron que muchos manejan hablando por teléfono celular.
Osorio contó que miembros de Vialidad Nacional le hicieron una prueba que demostró cómo se distrae una persona cuando se le habla por teléfono, con el riesgo que esto implica cuando se circula.
Desde que se implementó la campaña de las estrellas amarillas en la ciudad, ya se han pintado 52 en las calles de Villa María y muchas en la región. Para ellos, esta modalidad ha generado mayor impacto en vecinos de otras poblaciones que en los ciudadanos villamarienses, a los que ven en general como individualistas e indiferentes a la problemática vial.