La vida de Osvaldo Costamagna, pequeño productor tambero de Tío Pujio, tuvo tres momentos públicos.
El primero, cuando fue una de las caras visibles de la protesta agropecuaria de 2008.
El segundo, en agosto de 2011, cuando empezaba las actividades de ordeñe y llegaron los inspectores de AFIP. Eran las tres de la madrugada y lo inusual del procedimiento y del horario hizo que fuera publicado en todos los sitios de lechería.
Y el tercero, esta semana, cuando hizo público que venderá su tambo porque está acorralado por deudas y no obtiene rentabilidad con la producción tambera. Asegura que no le queda otra que seguir haciendo soja.
Cabe señalar que es un productor que posee 80 vacas y extrae 1.600 litros diarios, lo que permite considerarlo como pequeño en el ámbito de la actividad.
Según explicó el productor al diario La Nación, la abultada deuda que fue acumulando para sostener su actividad, además, como no tiene energía eléctrica, debe gastar todos los meses miles de pesos para comprar gasoil con el fin de hacer funcionar la máquina del tambo. “Tengo una deuda de 400 mil pesos y si no lo vendo voy a perder hasta el campo”, contó el tambero a ese medio.
“La deuda es gracias al bendito tambo. El año pasado llegué a perder 30 mil pesos por mes y banqué las pérdidas pidiendo plata. Termino comiéndome el capital, hoy estoy pagando 9.000 pesos de interés por mes”, agregó.
“Me fundí. Voy a ser un tambero más que se va”, concluyó.