Desde enero están en la esquina de Figueroa Alcorta 499, en la zona de las viviendas de Cáritas en el barrio Las Quintas de Villa Nueva. El comedor Maná había nacido en barrio Los Olmos pero desde este año está en este sector, a la intemperie, aunque el vecino Leandro Soaje les presta su terreno, que tiene en construcción un inmueble.
Casi medio centenar de niños de 1 años de edad a 14 llegan todos los sábados a almorzar. Mientras que de lunes a viernes lo hacen en sus escuelas a través del Paicor, los sábados tienen esta cita especial con un grupo de mujeres y hombres solidarios que dedican tres horas en darles de comer, escucharlos, contenerlos y en gestionar donaciones, que hay muchas.
Ayer fue una jornada especial, porque se festejó el Día del Niño. Hubo dos peloteros, Gonzalo hizo de payaso, desayunaron chocolate (con facturas y bizcochos) y luego hubo choripaneada. Además, se produjeron carreras de embolsados, búsqueda del tesoro y salto con la piola, como en los viejos tiempos. Y se les pintó la cara a todos.
Los niños y niñas son de Las Quintas, Cáritas y Los Olmos. “Por lo general hacemos salsa, otras veces hamburguesas, sandwiches, milanesas. Hoy hay choripanes. Tenemos donantes anónimos que son fieles, porque siempre están. Un chico nos ha donado 20 kilos de carne molida”, contó Griselda Giovannoni a EL DIARIO, mientras iba y venía por la calle y los “bajitos” la abrazaban.
Tras una palabra bíblica, siempre pasan al menú. Los adultos buscan inculcarles hábitos, costumbres y sobre todo, hacen énfasis en el buen trato y el amor.
“Cuando comenzaron a vivir aquí había problemas entre los vecinos, porque no se conocían y venían de distintos lugares. La primera etapa costó, porque peleaban y los padres nos decían que tenían miedo de esas peleas, porque se llevaban mal. Tuvimos que trabajar mucho en eso y hoy son amigos”, relataron las entrevistadas por este matutino.
Para ellas es una alegría el venir a tender la mano. “Son amorosos. Uno se lleva de acá unos mocos, besos y piojos”, dijo entre bromas una de las artífices de Maná. “Uno los ama”, añadió otra.
Ayer fue un día de sol que colaboró con el clima festivo, pero cuando hay lluvia “también venimos, son muchos menos niños los que llegan pero hay que estar”.
En una ocasión, una vecina les prestó su garaje para resguardarse de las precipitaciones y que los invitados puedan almorzar.
En la víspera también fue de la partida la Comisión de Jóvenes del Consejo Profesional de Ciencias Económicas de Villa María, que por segunda vez se hizo presente para colaborar.
Griselda, Bárbara Lobo, Laura, Belén y Celeste Montes, José Martínez, Virginia Carballo, Marta Valfré, Irene Capodónico y Susana Rodríguez, las mujeres y hombres que llevan adelante este emprendimiento solidario, agradecieron a la familia González -residente en ese sector- por ofrecerles agua y energía eléctrica. “Hasta nos lavan las tazas”, resaltaron.