La violinista Carolina Heredia se recibió semanas atrás en el Campus de la UNVM como licenciada en Composición Musical, tras presentar su trabajo denominado "Movimientos ínfimos".
Podría ser una más de las estudiantes graduadas que salen con el título bajo el brazo, pero no. Carolina, entre las últimas materias cursadas (en 2005) y la puesta en escena de su tesis de grado, logró formar parte de la Orquesta Metropolitana de Córdoba y fue aceptada por la Universidad de Michigan, en Estados Unidos, para formarse mediante una beca completa. Precisamente, en dicha institución norteamericana desarrollará un doctorado y trabajará como docente desde el mes próximo.
En diálogo con EL DIARIO, Heredia explicita algunos detalles de sus composiciones y trabajos anteriores.
-¿Cómo podrías definir a "Movimientos ínfimos"?
- Es una recopilación de mis composiciones de los últimos 8 años. Como tal, y expandida en tantos años, presenta una variedad estilística grande. Los primeros veinte minutos de música de influencia folclórica y popular y los siguientes 20 minutos, de índole más experimental.
-¿Cómo elegiste a los músicos que participaron de este trabajo?
- Los que participaron en la grabación son integrantes de la Orquesta Metropolitana de Córdoba y estudiantes y profesores de la Universidad de Pensilvania, Estados Unidos. Especialmente para la primera sección del disco, me preocupé en buscar músicos que además de tener una formación clásica tuvieran un contacto con la música popular fuerte, que les permitiera imprimir esa influencia en sus interpretaciones, a pesar de que la música es, en su mayoridad, notada.
-¿Con qué nota egresaste?
- Obtuve un puntaje de ocho. El tribunal elogió las composiciones y la presentación en vivo, pero cuestionó la diversidad. Por el lado formal de la parte escrita, se criticó que el contexto teórico estuviese ubicado en la introducción y no a lo largo de los capítulos alegando que ese es el formato del sistema ortodoxo de investigación. Por último se hizo énfasis en la inexistencia de partitura para la última pieza, que es un video-arte con música electroacústica grabada, creada para ser sólo reproducida en ese formato (lo que se denomina “fixed media”).
-¿En qué año ingresaste?
-Empecé en 1999. Me tomó 6 años terminar de cursar y rendir las materias y una vez que terminé, aproximadamente en 2005, recién comencé siquiera a pensar en el trabajo final, que finalmente se extendió por los siguientes 8 años, entremezclado con otros proyectos, trabajo y estudio que van surgiendo una vez fuera de la Universidad. A pesar de vivir en Córdoba en ese momento, decidí ir a Villa María porque el programa de estudio, la infraestructura, y muchos de los profesores me parecían excelentes, innovadores, de perspectiva amplia. La Universidad me facilitó el acceso a un montón de conocimiento, a través del material de la biblioteca, profesores que me enseñaron desde su experiencia, compañeros con los que me relacioné e ideamos proyectos juntos y creamos música.
-¿Qué recordás de trabajos para el público en general como "Percibiros" (a mediados de los años 2000)?
- Fue una experiencia increíble de trabajo en grupo e independiente. Músicos, artistas plásticos, audiovisuales, bailarines, coreógrafos, técnicos de sonido, productores artísticos, etcétera. Eramos un grupo de 35 personas más o menos, todos trabajando por un año en una idea desde las diferentes áreas y por puro amor al arte. El resultado fue muy satisfactorio artística y humanamente para nosotros y recibimos comentarios muy buenos de la gente. Una lástima que no lo hayamos repetido, fue esa sola presentación y después se editó un DVD con imágenes del concierto mezcladas con los video-arte que se proyectaban, más el audio de la grabación en vivo que hicimos ese día. Otra presentación que recuerdo es “Tangoalgo”, una comisión del Grupo de Danza Contemporánea de la Universidad. En esa ocasión trabajamos en equipo con Leandro “Tacho” Ramallo en la producción de 6 tracks de música electrónica experimental con influencias tangueras que tocamos en vivo en el Teatro Verdi.
-¿De qué manera llegaron las convocatorias académicas en Estados Unidos?
-Me postulé para el programa de Máster en Composición de la Universidad de Michigan en 2010, junto a otras 3 universidades: Yale, Eastman e Indiana. Estas son las universidades que más me interesaron desde el nivel académico hasta la orientación artística. A través del proceso de admisión que consta de varias etapas, la universidad que me ofreció una beca completa fue la Universidad de Michigan, en Ann Arbor, y así es como acepté su oferta y realicé mi Máster, graduándome en mayo de 2013. A su vez, me postulé nuevamente en Michigan para realizar mi doctorado y felizmente fui aceptada con beca completa y trabajo, y lo estaré comenzando en setiembre.
-¿Qué tareas vas a cumplir en Michigan?
-Además de cursar las materias y cumplir con los requerimientos académicos del programa, mi trabajo desde setiembre será dar cursos de teoría musical de primer año en la Universidad como GSA (Graduate Student Assistant). Actualmente no formo parte de ningún ensamble estable, estoy enfocada puntualmente a la composición, de todas maneras no he dejado de tocar y estudiar violín.