Joaquín sonríe mientras el fotógrafo de EL DIARIO le toma imágenes. “Le gusta que le saquen fotos”, resalta su mamá, Marisa Carrillo, sentada a su lado. La mujer tiene el televisor encendido y el pequeño mira y escucha música.
Es un martes frío y soleado. Es la mañana y estamos en la casa familiar de calle Carlos Pellegrini, en barrio Centro este.
Pocos días atrás, retornaron, ellos y Marcelo Chanquía -papá y esposo, respectivamente- de Tailandia, donde permanecieron 31 días en el marco del segundo tratamiento con implantes de células madre que recibe el niño.
Fueron ocho implantes que se efectuaron desde el 27 de junio al 1 de agosto en el Better Being Hospital. “Pedimos la máxima cantidad. Y para una criatura como él, son ocho. El primero fue por vena y los demás por médula. Además, hubo cámara hiperbárica y pileta. Los tailandeses se preocuparon en todo momento de que no pasáramos angustia”, describió Marisa.
A la progenitora del nene se la notó cautelosa a la hora de hablar de los resultados de la terapia. “Lo veo más relajado, se le nota en las manos. Y lo observo madurar. Hace escenas de otro niño de cinco años. Por ejemplo, cuando le digo que no a tal cosa por tal razón, entiende”, indicó.
No obstante, “no quiero decir mucho hasta que lo vea un profesional”. Su precaución tiene motivos. “El año pasado, cuando volvimos de China, dijimos muchas cosas. Para mí era un logro que Joaquín se sentara solo, pero después los médicos me preguntaron si alguna vez habíamos intentado sentarlo solo y la verdad que no. Me dio mucha vergüenza”, contó con sinceridad.
Más allá de esto, volvió cargada de experiencias. “Grabamos y filmamos muchas anécdotas. Por ejemplo, un chico que estaba antes en silla de ruedas, hoy esta con muletas. Pienso que las células son fantásticas”, recalcó.
Mira a su hijo y resalta que hay otros 400 niños en el país que juntan dinero y esperan recibir el mismo tratamiento que su heredero. Y adelantó: “En seis meses me van a dar una nueva fecha para volver a viajar”.
Le indicaron una estricta dieta. Le quitaron la leche de vaca y de cabra. Y pusieron énfasis en el sésamo, almendras, trigo, avena, leche de almendra.
“En Tailandia tal vez le daban pescado con lechuga, pero todo salpicado con cereales. Eso hacía que durmiera relajado y que fuera de cuerpo, por suerte”, subrayó Carrillo.
“Es increíble ver que sólo con la comida ya se le notó el cambio”, recalcó.
Hoy, ya en Villa María, ella cuenta que le cuesta salir a la calle. “No sé qué decir cuando me preguntan tanto y me siento rara tras un largo viaje. Durante tres meses tengo que cuidarlo mucho, porque no se puede enfermar, no se puede engripar. Eso le mataría las células nuevas”, confió.
Dieta y rehabilitación son factores esenciales de este nuevo tiempo en la intensa vida del nene. “Le encantó el atún así que en la mañana come atún. Y al salvado lo asimila muy bien”.
Los médicos le entregaron un video con las actividades que debe seguir. “Ya he hecho un curso en Rosario de rehabilitación de chicos. Es exclusivo, porque ninguna parálisis cerebral es parecida”, aclaró.
Todo cuesta
Marisa analiza sus pasos a seguir en pos de la rehabilitación, “ya que si lo hago con profesionales de manera particular es mucho más caro”, por lo que prevén ir a Buenos Aires a consultar a dos institutos importantes.
Sabe que todo es dinero. “Un mes cuesta 70 mil pesos”, apuntó.
Dijo que con la campaña para el viaje a Tailandia reunieron 300 mil pesos, “el tratamiento costó 130 mil y el resto fue para la estadía y demás”. “Nos quedaron 11 mil pesos. No fui al banco todavía a ver, pero creo que nos quedó eso”.
Agradeció, en esencial, a los habitantes de las localidades de la región, que “fueron los que más colaboraron” con la causa. “Nos costó mucho reunir el dinero. Ahora una fundación de Córdoba me está ayudando y estoy con lo de las tapitas de gaseosas”, manifestó.
Afirmó que continuarán adelante con la campaña, incluso con rifas.
E hizo hincapié en que Joaquín tendría que haber cambiado, hace un año, su silla de ruedas. Requiere una silla Rodeo, de la línea Sport, anatómica “para corregir la postura, ya que me preocupa su columna; el crece y la columna está así”.
Ese es otro de sus desvelos, “aunque trato de no volverme loca”. Cuesta 27 mil dólares.
Sobre el final de la nota, confió que está buscando abogado para presentar un recurso de amparo.
Datos
El teléfono de la madre de Joaquín es el 0353 - 154291243. Para quienes quieran colaborar con la familia deben comunicarse con ella.
La casa está ubicada en calle Carlos Pellegrini 654.