Un grupo de familias de barrio La Calera junto a colaboradores de la Capilla Nuestra Señora de Fátima, que se erige en el corazón de la barriada, denunciaron a integrantes de la Fundación Familia Trinitaria (FFT) por los malos tratos que prodigan a los niños que se acercan hasta el espacio religioso para participar de diversas actividades o eventos.
Vale destacar que la FFT se define como “una organización civil de carácter privado y sin fines de lucro, legalmente constituida por la Orden de la Santísima Trinidad”.
Según aseguran sus impulsores, tiene como finalidad "la lucha contra la marginación y exclusión social, atendiendo a todo tipo de personas que, sin distinción o discriminación alguna, padezcan algún tipo de necesidad careciendo de medios propios para su solución".
Malas costumbres
A pesar de los nobles objetivos que manifiestan perseguir, los integrantes que representan a la FFT en el barrio La Calera son severamente cuestionados por los feligreses por cuestiones absolutamente contrarias a los principios que sostienen.
“El sacerdote Jorge, la religiosa hermana Cecilia, asistentes sociales y psicopedagogas que asisten a niños y familias del barrio lamentablemente están acostumbrados y han naturalizado el juzgar, condenar, maltratar de palabra, con actitudes y gestos a los niños que dicen ayudar”.
Fundamentando su parecer, los denunciantes recordaron las actitudes de los referentes de la Fundación durante un evento que aconteció pocos días atrás.
“Durante el festejo con los niños el día sábado 10 de agosto, vivimos un bochorno lamentable y vergonzoso de parte de los profesionales, el sacerdote y la religiosa hacia los chicos con gritos, maltratos, prepotencia y desprecio. Esta es la misma gente que no se cansa de hablar mal del barrio, de las familias y de los pequeños”, manifestaron las voces reporteadas por este medio.
“Los chicos están cansados de los gritos e imposiciones de la religiosa. ¿Por qué tanto desprecio y maltrato hacia niños que necesitan ayuda?”, acotaron.
Apuntando a los denunciados, los vecinos y ayudantes de la capilla enfatizaron: “Por favor, traigan la paz de Nuestro Señor Jesucristo (Juan 14:27) y no experimenten ni prueben con nosotros porque somos seres humanos dignos de respeto y ustedes están siendo personas no gratas en el barrio”.
“Pelean con niños de igual a igual, parecen personas que no han resuelto problemas de su infancia”, manifestaron, antes de aconsejar que “primero cuestionen su vocación de servicio al prójimo, antes de tratar a niños y perjudicarlos aun más de sus problemas personales”.
“Es lamentable que algunas de estas profesionales viajaron a Brasil al encuentro de jóvenes con el Papa Francisco. ¿A qué fueron? ¿Habrán viajado con el dinero de los pobres? ¿Qué diría si se enterara el Papa Francisco de tanto maltrato de la Iglesia hacia niños que necesitan del amor de Dios?”, remarcaron los integrantes del grupo que impulsa la acusación.
Desilusionados y dolidos
“En la capilla se debería celebrar una misa en la semana, por lo menos, porque las familias lo necesitan. Además, debería ser ofrecida por un sacerdote misericordioso y pacífico y no por uno matón y agresivo”, manifestaron.
“Se necesita evangelizar en la capilla, pero parece que los sacerdotes prefieren la comodidad en los grandes templos vacíos de gente bien y así no tener ‘olor a oveja’ en ‘barrios de mier...’”, subrayaron.
“Estamos dolidos, desilusionados y desorientados como ovejas sin pastor, como dijo Nuestro Señor Jesucristo (Mateo 9:35-36). Pedimos a Dios que les regale la humildad y un corazón misericordioso a quienes tengan el ‘poder’ en nuestra querida Iglesia Católica”, advirtieron.
“Entiendan que la imposición, la bronca, la violencia y el odio separan, dividen y pierden. Sólo el verdadero amor une y pacifica. Faltan testimonios y ejemplos cristianos, sobra orgullo y soberbia. Los niños aprenden de lo que ven hacer a los adultos”, reflexionaron los propulsores de la acusación.
“Tenemos esperanza en Nuestro Señor Jesucristo (Hebreos 12:2) y aunque la verdad duela a nuestra querida Iglesia Católica, ¡sólo la vedad nos hace libres! (Juan 8:32)”, reflexionaron para concluir.