Muchas veces somos testigos de cómo detractores acérrimos del Gobierno y oficialistas entusiastas afirman tal y cual cosa con un profundo desconocimiento de la realidad, sea por impericia técnica en la materia o bien por repetir nefastas incongruencias mediáticas.
La confusión y el ruido oscurecen la realidad, y la repetición de argumentos vacíos cae en boca de muchos.
La verdad es que las comparaciones son odiosas, ya que determinan absolutamente un orden y una valoración de lo comparado. Sin embargo, es lo que hacemos continuamente con nuestro propio bienestar, con la evolución de nuestro negocio, con nuestro equipo de futbol, con nuestra salud, etc.
Si bien no todo es blanco ni negro, cuando comparamos obtenemos un criterio para establecer argumentos válidos y determinar un juicio de valor.
“Mi empresa aumentó las ventas”, ¿con respecto a qué? Al mes pasado, al año pasado, etc. “Me está yendo muy bien” quiere decir “me va mejor que antes”, entonces.
Es decir, siempre podremos afirmar que la cosa va mejor o peor con respecto a una determinada situación anterior. Es una comparación temporal.
De otra forma, también podemos comparar por variable; es decir, cotejo un determinado indicador en individuos, empresas o países. ¿Mi empresa vende más o menos que mi competencia?.
En definitiva, si
comparamos, ¿cómo está Argentina?
Por supuesto las conclusiones son relativas y dependerá de las referencias de la comparación: no cabe dudas de que estamos mejor que en el 2001, pero ¿y si comparamos con 2007? ¿Hemos crecido más o menos que nuestros vecinos? Y en otro lado del mundo, ¿cómo van?.
Según estimaciones del Fondo Monetario Internacional, el país crecerá más que en el 2012, sin embargo con una tasa mucho menor a la de años atrás.
(Ver cuadro 1)
Si lo comparamos con otros países podemos afirmar que aprobamos esta lección, por supuesto muy por debajo de China y otras naciones asiáticas que están creciendo a tasas asombrosas.
Otro capítulo que muestra buenos datos es el nivel de endeudamiento, en este ítem los países del “viejo continente” son los que están flojitos.
(Ver cuadro 2)
Por el lado de las materias pendientes por supuesto se encuentra la inflación. Como se puede apreciar, Argentina junto con Venezuela son los únicos de la región con una inflación de dos dígitos.
(ver cuadro 3)
En fin, muchos son los indicadores que podríamos comparar y la foto general nos muestra que los “fundamentales macro” tienen un nivel aceptable, distantes de cualquier situación crítica, pero también es cierto que la película desnuda una inferior evolución de los mismos.
El análisis nos muestra que Argentina no es el peor del grado, aunque es claro que lejos estamos de ser el mejor alumno.
Escribe: lic. Alfredo Koncurat
Asesor - Consultor de empresas
www.alfredokoncurat.com.ar