Cinco testigos presenciales del brutal crimen de Claudia Analía Rodríguez (36), comparecieron ayer en la Cámara del Crimen de Villa María, en el marco del juicio por jurado que se le sigue a Cristian Sebastián Moschitari (38), acusado como presunto autor de “homicidio calificado por alevosía”.
Si bien todos vivenciaron el sangriento episodio desde distintas ópticas y circunstancias, sus relatos fueron prácticamente coincidentes, más que nada en relación al letal ataque perpetrado por el femicida contra su expareja, a quien ultimó de varios mazazos en la cabeza poco antes del mediodía del 29 de setiembre de 2011.
Esta segunda audiencia de debate se inició a las 9.35 y concluyó exactamente a las 16.40, luego de un intenso y acalorado debate en el que la Fiscalía de Cámara, la Querella y la Defensa confrontaron posiciones a partir de los contundentes y reveladores testimonios que se fueron sucediendo.
El primero en declarar fue el extaxista Alberto Antonio Torre, el único transeúnte que aquella mañana intentó frenar -aunque infructuosamente- el cruento ataque de Moschitari.
A continuación se transcriben los aspectos salientes de su declaración:
- “Iba circulando por Tucumán y frente al colegio Rivadavia vi mucha gente en la calle; escuché un griterío, me bajé y cuando me acerqué, este hombre (el acusado) estaba arrodillado en el suelo, pegándole a una mujer con una maza en la cabeza”.
- “Quise frenarlo, pero me sacó con el brazo y me resbalé porque había arena en el piso; él me miró con cara de enojado, se dio vuelta y siguió pegándole unas cinco o seis veces más. Sólo en la cabeza la golpeaba”.
- “Después le pegué una patada en el pecho, él se detuvo un instante, le dio un golpe más y tiró la maza al suelo. Se levantó y salió caminando hacia la Municipalidad”.
- “Cuando iba para la esquina, caminaba derechito, con la cabeza baja y a paso normal; la gente que había en el lugar lo insultaba y le gritaba ‘asesino, asesino’, a lo que él les decía: ‘La que se tenía que morir era ella y bien muerta está’”.
- “Lo vi sacado, ido. No estaba bien, estaba como poseído”.
Tres docentes y un alumno
Posteriormente declaró la profesora Patricia Angélica Yangüez, docente del Rivadavia, y sus conceptos más relevantes fueron los siguientes:
- “Estaba parada en la esquina del colegio, conversando con Marina Salusso. Sentimos que un auto aceleraba y frenaba, aceleraba y frenaba, lo que nos llamó la atención porque quedó cruzado en la calle. Se abrió la puerta del lado derecho, vimos volar algo (luego supieron que era un par de zapatos de Claudia) y después salió una persona con la cabeza ensangrentada”.
- “Ella empezó a gritar ‘socorro, auxilio’ y se fue como gateando hacia la vereda, pero se cayó boca abajo”.
- “La otra persona que estaba dentro del auto salió por la misma puerta con una maza en la mano, se arrodilló y le empezó a pegar en la cabeza”.
- “Le grité para que parara, pero jamás me miró. Estaba totalmente concentrado en lo que hacía”.
- “Me desesperé, pedí ayuda y después de unos segundos el agresor se paró y salió caminando hacia la Municipalidad. Yo gritaba ‘no lo dejen ir, no lo dejen ir’, hasta que lo pararon en la esquina”.
A su turno, la también docente Fany Andrea Lambertucci declaró:
- “Estaba dando clases en el segundo piso y sentimos un grito. Una alumna miró por la ventana y exclamó ‘están matando a una mujer’. Me asomé y vi a un hombre que le pegaba en la cabeza. Había mucha sangre”.
- “Mis alumnos comenzaron a gritar y algunos lloraban. ¡Fue un caos! Por eso decidí sacarlos del aula para que se calmaran. No salí a la calle”.
Por su parte, la profesora Marina Alejandra Salusso brindó un relato muy similar al de Patricia Yangüez, pero con otros matices:
- “Vimos un auto estacionado en 45 grados, en medio de la calle, que iba como ‘corcobeando’. Adentro discutían dos personas”.
- “Escuchamos un grito, se abrió la puerta del lado del acompañante y se bajó una chica; después, un señor muy grandote con una maza”.
- “Ella salió ensangrentada, se arrastró unos metros boca abajo hasta que quedó cerca del cordón, donde el hombre comenzó a golpearla”.
- “La mujer no hizo ningún movimiento para defenderse o impedir que la golpeara”.
El quinto testigo presencial que declaró fue el alumno Simón Seia, quien al momento del hecho tenía 16 años.
- “Salía del colegio y me iba para la EMPO, que está cruzando las vías, pero me quedé charlando con dos compañeras en la esquina. Escuché gritos y vi a un hombre que le estaba pegando con una maza a una mujer en el suelo”.
- “Había profesores gritando y mucha gente”.
- “Me acerqué, pero no vi bien porque los dos estaban detrás del auto que había quedado cruzado en la calle”.
Más testigos
Para hoy está prevista la recepción de otros seis testimonios, durante una audiencia que sólo se realizará en horario matutino y hasta pasado el mediodía, ya que por la tarde uno de los defensores de Moschitari, Alberto Chiavassa, deberá viajar a Córdoba por cuestiones profesionales.
Sin embargo, los seis testigos que comparecerán en esta tercera jornada serían los últimos del proceso, ya que en la víspera las partes acordaron incorporar “por lectura” las declaraciones de los efectivos policiales Nicolás Delgado, Jorge Canutto, Guillermo Miranda y Sofía Sale, como así también las testimoniales de Gabriela Cabello, Sonia Guevara, Alejandra Pomba y Ramón Reynoso, al tiempo que se renunció al comparendo de Sonia Besone.
De modo que los testigos citados para hoy son Susana Lorena Laborde (prima de Claudia), Cecilia Lorena Dellamaggiore, Rodolfo Antonio Rodríguez (dueño de la empresa para la cual trabajaba Moschitari) y Pablo Gudiño, a los que se sumarán el médico forense Gustavo Rodríguez, requerido por el fiscal Francisco Márquez, y Lidia Gladys Vilchez, abuela de la víctima, a pedido de la Defensa.
Sobre el final de la audiencia el tribunal resolverá cómo y cuándo continúa este trascendental juicio.
Foto 2: Al igual que el martes, ayer volvió a colmarse la sala de audiencias del quinto piso. Asistieron miembros de organizaciones sociales, estudiantes, abogados, empleados de Tribunales y los medios de prensa locales
Foto 3: De izquierda a derecha, las docentes Fany Lambertucci y Marina Salusso, y el estudiante Simón Seia, quienes también presenciaron parte del brutal crimen