Tres de los cuatro testigos que declararon ayer dejaron al descubierto la violenta personalidad de Cristian Sebastián Moschitari (38), el hombre que asesinó a mazazos a Claudia Analía Rodríguez (36), la mañana del 29 de setiembre de 2011 frente al colegio Rivadavia.
El dueño de la empresa donde se desempeñaba laboralmente el femicida, una prima de la víctima y una compañera de trabajo brindaron testimonios tan reveladores como lapidarios, que terminaron por “sepultar” definitivamente la suerte procesal de Moschitari.
Si la audiencia del miércoles se había caracterizado por las contundentes declaraciones de los testigos presenciales del alevoso crimen, en la de ayer se confirmó que Claudia fue protagonista de “una muerte anunciada”… tan anunciada como la casi segura condena a prisión perpetua que se avecina, y que dejará a Moschitari en la cárcel hasta convertirse en septuagenario.
Uno de los testimonios más significativos lo brindó el conocido comerciante local Rodolfo Antonio Rodríguez, propietario de la firma que lleva su nombre y que se dedica a la instalación de alarmas y sistemas de seguridad.
No menos importantes fueron la declaraciones de Lorena Laborde y Cecilia Dellamaggiore, que por su contenido impactaron profundamente al público que -una vez más- colmó la sala de audiencias ubicada en el quinto piso de Tribunales.
Perfil agresivo
Durante su comparendo, que se extendió por espacio de una hora y media, Rodolfo Rodríguez dio cuenta de un incidente registrado en su negocio y que puso en evidencia el perfil agresivo del femicida, además de relatar algunas cuestiones que el propio Moschitari le había contado respecto de su relación de pareja.
El testigo, primo hermano del papá de Claudia, Emilio Rodríguez, precisó que en una oportunidad el acusado se enojó con él por un llamado de atención que le hizo, y tras reaccionar violentamente (golpeó la puerta de un auto y luego rompió de un puñetazo la baulera de una moto del comerciante), lo señaló con el dedo y en tono amenazante le advirtió: “Te voy a matar”.
A continuación se transcriben los aspectos salientes del testimonio de Rodolfo Rodríguez:
- “A Cristian me lo presentó Emilio. Una vez me preguntó si no podía darle un trabajito para el novio de su hija, y así fue como empezó la relación laboral”.
- “Trabajó 12 años en mi empresa, instalando sistemas de alarma, cámaras de seguridad y esas cosas”.
- “Tuvimos muchos roces y discusiones, porque si yo le hacía una corrección, él reaccionaba mal. A veces podía razonar y terminaba diciéndome ‘estuve mal’, pero otras veces no”.
Seria amenaza
- “Una vez estaba intentando hacer arrancar un auto y lo hacía insistentemente. Le dije que no siguiera, que lo estaba ‘reventando’, y eso lo enojó mucho. Se bajó de mala manera, pegó un portazo y cuando salía destruyó de una trompada la baulera de una moto mía. Antes de irse, me miró, me señaló con el dedo y me dijo ‘te voy a matar’. Le puse dos días de suspensión y después realicé una exposición policial para dejar constancia de lo sucedido”.
- “En otra oportunidad le hice una observación relacionada con el trabajo y reaccionó pegando un puñetazo arriba del escritorio”.
- “Era un trabajador normal, aunque con un poco de mal genio para conmigo. Pero con los clientes era una persona muy accesible y muy amable”.
- “El día de la muerte de Claudia él tenía un trabajo en calle Alberdi. Por eso no debía estar por la zona de la Municipalidad”.
- “Por lo general, la caja con las herramientas de trabajo estaba en el asiento trasero del auto o en el baúl, y la maza habitualmente se guardaba en la base de la caja”.
- “Cuando se separó de Claudia, Cristian me contó que habían discutido porque la encontró chateando con otra persona. Fue un domingo a la noche; él se acostó temprano y como a la una y media de la madrugada se levantó, fue al comedor y Claudia estaba en la computadora. Me dijo que ella se levantó de la silla, lo abrazó y se fueron al baño, donde tuvieron relaciones. Más tarde él fue hasta la computadora y encontró una conversación por chat que ella había mantenido con alguien. Se enojó, la tomó de los cabellos, la tiró al suelo y la arrastró por toda la casa. Los chicos se despertaron, la nena le gritó que la soltara y él terminó yéndose”.
A la madrugada
El hecho narrado por el testigo se produjo en horas de la madrugada del lunes 11 de abril de 2011, en la vivienda que la familia ocupaba en barrio Los Olmos de esta ciudad.
Según las constancias documentales obrantes en el expediente, esa misma noche Claudia fue hasta la Policía y a las 3.20 realizó una exposición sobre la agresión sufrida.
- “¿Qué decía esa conversación? No recuerdo lo que me contó Cristian, pero decía ‘te extraño’ o algo por el estilo”.
- “Tiempo después de la separación, Cristian me contó que en dos o tres oportunidades que se había ido a las sierras a pasar el fin de semana con otra mujer. No convivían, pero tenían una relación. Sin embargo, una vez me dijo que no se sentía a gusto con ella”.
- “Después de haberse separado, Cristian y Claudia salieron a cenar y él iba a visitar a los hijos dos veces por semana”.
- “Un día, charlando con Claudia, le dije ‘me parece que en cualquier momento vas a volver con Cristian’, pero ella me respondió: ‘No creo… Vos sabés lo violento que es y no estoy dispuesta a tolerarle más nada’. Y después me dijo: ‘Si me quiere hacer algo, tengo dos brazos para defenderme’. No volvieron a salir”.
Dolor y llanto
Uno de los momentos más tensos, y al mismo tiempo conmovedor de esta tercera audiencia de debate, se produjo cuando declaraba Lorena Laborde, la prima de Claudia que está a cargo de la guarda provisoria de los hijos de la pareja, Estefanía (13) y Gennaro (7).
Cuando promediaba su testimonio, Lorena fustigó duramente el proceder de Moschitari y con la voz entrecortada por el llanto, expresó: “Lo que hizo no tiene perdón de Dios”. De inmediato, giró su cabeza y señalando al femicida con su mano izquierda, agregó: “No tenías derecho a cagarles la vida a tus dos hijos”.
Simultáneamente, el papá de Claudia y algunas amigas y compañeras de trabajo que estaban en la sala expresaron su profundo dolor con lágrimas y sollozos, pero sin generar ningún incidente.
Laborde comenzó recordando un episodio de violencia física provocado por Moschitari y sufrido por Claudia, cuando ambos todavía eran novios, aunque luego agregó que su prima “le tenía miedo” porque era “un tipo muy agresivo”.
“Después de que se separaron, ella volvió a ser la Claudia de antes, la Claudia con la que me había criado en la casa de nuestra abuela... porque ella era como una hermana para mí”, añadió muy angustiada.
Cabe señalar que la madre de Claudia y el papá de Lorena eran hermanos. En tanto, Estefanía es ahijada de Lorena y el hijo de ésta era ahijado de la mujer cruelmente asesinada.
Ante una pregunta del fiscal Francisco Márquez, la testigo admitió que Estefanía se sumó al reclamo de justicia por el crimen perpetrado por su padre, a tal punto que por estos días se la pudo ver frente a Tribunales llevando una pancarta con la imagen de su mamá.
Finalmente, y entre otras expresiones, Lorena refirió que ya encontrándose detenido, Moschitari llamó por teléfono a su casa en un par de ocasiones, y la última vez que lo hizo mantuvo una dura discusión con él, quien en tono amenazante le advirtió “¡cuidate!”
Estremecedor
Otro duro y estremecedor testimonio lo brindó Cecilia Dellamaggiore, quien trabajaba junto a Claudia en la oficina de Obras Privadas de la Municipalidad.
Dellamaggiore describió a la mujer asesinada como “una excelente persona y compañera de trabajo”, y añadió que “como mamá era una buena mina”.
En uno de los momentos más impactantes de la audiencia de la víspera, la testigo contó que mientras estaban conviviendo, Moschitari le exigía a Claudia mantener relaciones sexuales anales, tal como se lo había confesado la propia víctima.
“Sólo hacía lo que él le decía”, añadió Dellamaggiore, y cuando ella le preguntó por qué no se negaba a esas prácticas, Claudia le respondió: “¡No… no sabés cómo se pone!”
Dijo también que después de la separación, “ella empezó a tener serios problemas con ‘Fati’ (apodo del acusado), porque la acosaba mucho”, y recordó que poco tiempo antes del brutal crimen Claudia le dijo que “amaba vivir y que amaba a sus hijos”, pero que “tenía mucho miedo” por lo que le pudiera hacer Moschitari.
Otro testigo que compareció ayer fue Pablo Sebastián Gudiño, un excompañero del acusado en la empresa de alarmas de Rodolfo Rodríguez, quien no aportó datos de mayor relevancia.
No obstante, Gudiño recordó que Moschitari le contó que se separó “luego de encontrar a su mujer chateando con otra persona”, e incluso que se enteró del episodio de violencia protagonizado por aquel con el dueño de la firma para la cual trabajaba, cuando rompió la baulera de una moto.
Daniel Rocha
Cómo sigue
Sin testigos para hoy, el tribunal dispuso un cuarto intermedio hasta el próximo jueves a la espera de dos cuestiones procesales: que se realice una pericia informática a un par computadoras que fueron secuestradas, y que se cite a tres excompañeros de trabajo de Moschitari, requeridos por uno de los abogados defensores.
Los CPU de las computadoras en cuestión fueron enviados ayer mismo a la ciudad de Córdoba, donde serán peritados por el oficial Arsenio Cardone, jefe del Departamento de Informática Forense de la Policía Judicial.
En tanto, se procurará el comparendo de Gabriel Heredia, Martín Pérez y Fernando Pereyra, empleados de la firma “Rodolfo Rodríguez Sistemas de Seguridad”, ubicada bulevar Sarmiento y Carlos Pellegrini. También está previsto que ese mismo día comparezca el médico forense local Gustavo Rodríguez, quien no pudo declarar en la víspera.
Ayer, en tanto, la Fiscalía de Cámara, la Querella y la Defensa acordaron incorporar “por lectura” diferentes pruebas instrumentales confeccionadas durante la instrucción de la causa, como la pericia psiquiátrica, la autopsia psicológica, el informe de autopsia, el certificado de defunción y otros documentos obrantes en el expediente, que oportunamente había ofrecido el Ministerio Público.
Las fotografías
1) Cristian Moschitari quedó a un paso de ser condenado a prisión perpetua
2) Rodolfo Rodríguez recordó ayer que en una oportunidad Cristian Moschitari lo amenazó de muerte luego en su propio negocio. Lo suspendió dos días e hizo una exposición policial
3) Dos compañeras de trabajo de Claudia lloraron desconsoladamente al oír el conmovedor testimonio de Lorena Laborde. Fue uno de los momentos más tensos de la jornada de ayer
4) Cecilia Dellamaggiore (izquierda) refirió que Claudia era obligada por Moschitari a mantener prácticas sexuales no deseadas, y Lorena Laborde cuestionó enfáticamente al feroz homicida
5) Claudia Rodríguez en una foto obtenida de la red social Facebook. La incansable lucha de los familiares y amigos para que se haga justicia está llegando al final. Y la recuerdan con amor