Entre hoy y mañana se desarrollará el segundo Encuentro de Poetas "La ciudad en llamas", en el Centro Vasco (Lisandro de la Torre 33), organizado por el grupo literario local Paco Urondo.
El evento contará, entre otras alternativas, con la presentación del destacado escritor salteño Leopoldo "Teuco" Castilla, hijo del célebre compositor Manuel J. Castilla. En diálogo con EL DIARIO, habló sobre la poesía contemporánea y el legado de su padre.
- ¿Cómo ha planteado su presentación en el marco del Encuentro de Poetas en Villa María, como una ponencia sobre una temática en particular o disertará sobre poesía en general?
- Creo que leeré algunos poemas y si la gentileza del público lo requiere puedo contestar algunas preguntas sobre este oficio. Pero sobre todo cuando me encuentro con otros poetas y en una ciudad a la que nunca fui, lo que hago es ir para aprender.
- Hace un tiempo usted dijo que la poesía es "como hacer una casa real con materiales desconocidos". ¿Cuánto se nutre su poesía de lo simbólico y de los elementos reales de la vida cotidiana?
- La verdad es que mis poemas son unos muertos de hambre. Se nutren de lo que les manda Dios y el Diablo, de lo que la poesía quiera...y la suerte.
- ¿Cuál es su método o sistema de trabajo en dicha materia?
- Mire, cuando me halle y donde me halle.Y si viene fuerte la ventolera, hay días que desde el alba hasta las cuatro o cinco de la tarde estoy frente a la máquina.
“No vivir del apellido”
- ¿De qué manera pesa o siente el apellido de su padre?
- Bueno, no me llamo Vladivostok o algo así para que me pese el apellido. Con respecto a mi padre de quien aprendí casi todo lo que sé, es y seguirá siendo un maravilloso amigo. El me enseñó -y yo también- a no vivir del apellido. El linaje en los hombres se hace de uno en uno.
- Ha viajado por el mundo y hasta ha sido invitado a escribir en ciudades del extranjero. ¿De qué manera ha visto tensionado lo universal y particular en su creación?
- La baraja del mundo es grande y aunque este jugador es chiquito he tratado de escribir sobre todas las tierras por donde anduvo y que lo hayan conmovido. He escrito sobre América Latina, Africa. Acabo de terminar un libro que se llama “Tiempos de Europa”. También en Asia (hace unas semanas se lanzó el libro “Gong” que reúne tres volúmenes de poesía sobre este continente editado por La Letra Impar). He escrito sobre Egipto y tengo trabajos sobre Canadá, Alaska, etcétera. Poesía que da el camino y que, creo yo, sólo debe escribirse cuando te emociona realmente. Hay cosas maravillosas que merecerían libros enteros y sin embargo no son llamadas -por lo menos en mi caso- a la aguada de la poesía. Lo universal lo da el vuelo de la poesía, no el tema. Todo lo que está en el universo es universal. Desde una aldea de la Puna, New York, Villa María tanto como lo es Saturno, yo y hasta una mosca. La poesía de esa andanza por tantos caminos es una de las líneas de mi trabajo que se fue desarrollando sin querer. Eso también me ha permitido ver hasta dónde se nos desconoce. En América Latina, por la balcanización cultural de tanto en tanto -y esto es muy reciente- se la conoce parcial pero no profundamente. En Europa la cosa empeora. Salvo tres o cuatro nombres se la ignora bastante. Más todavía en otros continentes.
“Los circuitos cerrados”
- ¿De qué manera analiza la poesía argentina actual? ¿Se pueden evidenciar diferentes estilos o sigue manejándose en circuitos cerrados?
- Los circuitos cerrados son unas de las ingenuidades -a veces patéticas - de muchos señores dedicados a este oficio. Lo único que puede aportar algo a la poesía (en caso que quien escriba tenga algún talento y una honestidad intelectual de base), es el propio mundo del poeta que le agrega -y sólo él puede hacerlo- mundo al mundo. El capillerío tiende a denostar a otros escritores sin ver que los enemigos de la poesía no están en la poesía, que cada poeta es una flor de invernadero en este mundo plagado de crueldades, imperios asesinos, usureros, etcétera. La poesía comienza dentro de uno al recibir, vaya a saber usted, el mensaje de cuántas dimensiones que no podemos precisar. Y acaba en el papel. Eso es todo. Lo de más es lo de menos.
- ¿Cómo se lleva con las nuevas tecnologías?
- Sobre ese tema al igual que sobre muchísimos otros me declaro ignorante integral.
- ¿Vale la pena, a esta altura donde el mercado suele dar generosamente la espalda al género, seguir editando poesía?
- Reitero el conocido poema de Guillermo Boido: "La poesía no se vende / porque la poesía / no se vende ". Es una trinchera que no la van a poder saltar jamás. Ni el mercado ni los mercachifles.
- ¿Cree que la poesía, más allá de su libertad creativa está despojada de todo fin, que no tiene un "para qué"?
- Tiene un para sí que es para todos porque en sí está hecha por todos y por todo.