José Gabriel Sanvicente (foto) es de México DF, y allí, en su ciudad, dirige un grupo de música para niños. Llegó invitado por la UNVM para exponer sobre la música tradicional e infantil en su país, en el marco del Congreso Latinoamericano de Música Popular.
- Durante mucho tiempo, en Argentina las canciones para niños fueron un tanto denostadas por la academia, ¿qué pasó en México?
- Lo mismo que acá. Y por eso es que hemos trabajado mucho desde el escenario, más como músicos populares que como investigadores. Hemos hecho canciones nuevas con los ritmos e instrumentos tradicionales de México con la idea de difundir la música para niños y demostrar que es un ente muy importante para la formación de públicos.
- Hay autores de música infantil que se legitiman a través de canciones pedagógicas…
- Ese no es nuestro caso. Nosotros no hacemos canciones para que el niño aprenda nada, ya que pensamos que el niño aprende en la escuela. Tenemos que buscar otra cosa, la belleza estética y poética, que el niño se divierta.
- Y para eso han tomado un desafío casi etnográfico…
- Sí, porque hemos buscado instrumentos tradicionales mexicanos y hemos escrito en base a la tradición oral de los grupos originarios de la ciudad de México. Sin embargo, no hemos perdido de vista la realidad cotidiana del niño. Tampoco el hecho de que las canciones deben gustar a los adultos, que son quienes al fin y al cabo se las darán a conocer.
- ¿Es común ver instrumentos tradicionales en los grupos mexicanos?
- No, para nada. Sin embargo, esto encierra una especie de contradicción, porque si pensamos en grupos como Madredeus, vemos que su fama nació por tocar, precisamente, música tradicional. Y el grupo Café Tacuba, una vez tocó un huapango con jaranas huastecas y violín, y fue el momento cumbre del grupo.
- ¿Es difícil el reconocimiento del músico infantil en México?
- Sí, sobre todo de parte de los organismos. Hace veinte años que venimos trabajando con estas puestas y recién ahora hemos ganado una beca por dos años. No es fácil hacer música en México porque tenemos un vecino incómodo arribita. Acá abajo, en cambio, yo creo que la cosa es más fácil o al menos es lo que me parece. Veo que acá hay más contacto con la música étnica y tienen menor interferencia de vecinitos incómodos.
Iván Wielikosielek
Especial UNVM