Escribe:
Camilo Torres (*)
Hoy, al estar los docentes en receso, no estoy en Villa María, es de noche ya, abro la autopista de la comunicación, tecleo "eldiariocba.com.... y aparece la noticia, la intento leer, y las lágrimas no me dejan...por esto, hecho mano de Serrat que nos cuenta...
@Los fantasmas del Roxy de Joan Manuel Serrat
Sepan aquellos que no estén al corriente,/ que el Roxy, del que estoy hablando, fueun cine de reestreno preferente / que iluminaba la Plaza Lesseps.
Echaban NO-DO y dos películas de ésas / que tú detestas y me chiflan a mí, llenas de amores imposibles y / pasiones desatadas y violentas.
Villanos en cinemascope. / Hermosas damas y altivos caballeros del Sur / tomaban té en el Roxy cuando apagaban la luz.
Era un típico local de medio pelo / como el Excelsior, como el Maryland, al que a mi gusto le faltaba el gallinero, / con bancos de madera, oliendo a zotal.
No tuvo nunca el sabor del Selecto / ni la categoría del Kursaal, pero allí fue donde a Lauren Bacall / Humphrey Bogart le juró amor eterno mirándose en sus ojos claros. / Y el patio de butacas aplaudió con frenesí / en la penumbra del Roxy, cuando ella dijo que sí.
Yo fui uno de los que lloraron / cuando anunciaron su demolición, con un cartel de: "Nuñez y Navarro, / próximamente en este salón".
En medio de una roja polvareda / el Roxy dio su última función, y malherido como King-Kong / se desplomó la fachada en la acera.
Y en su lugar han instalado / la agencia número 33 del Banco Central. / Sobre las ruinas del Roxy juega al palé el capital.
Pero de un tiempo acá, en el banco, ocurren cosas / a las que nadie encuentra explicación.
Un vigilante nocturno asegura / que un trasatlántico atravesó el hall y en cubierta Fred Astaire y Ginger Rogers / se marcaban "el continental".
Atravesó la puerta de cristal / y se perdió en dirección a Fontana.
Y como pólvora encendida / por Gracia y por La Saludestá corriendo la voz / que los fantasmas del Roxy son algo más que un rumor.
Cuentan que al ver a Clark Gable en persona / en la cola de la ventanilla dos con su sonrisa ladeada y socarrona, / una cajera se desparramó.
Y que un oficial de primera, interino, / sorprendió al mismísimo Glenn Ford, en el despacho del interventor, / abofeteando a una rubia platino.
Así que no se espante, amigo, / si esperando el autobús le pide fuego George Raft. / Son los fantasmas del Roxy que no descansan en paz.
No puedo escribir todo lo que tenía pensado en estos largos meses de 2008, desde que me enteré que el viejo Sud, muy pronto cerraría sus puertas, y con ello, nuestro querido "Splendor" se queda huérfano...
Pero desde aquel día de diciembre de 1880, cuando los Lumière, asustaron al público con esa enorme locomotora que avanzaba hacía el público, el cine, el cinema, el cinematógrafo, el séptimo arte, la gran pantalla, el movie theater, Le cinêma... es esa gran locomotora que en cada momento cuando una sala se oscurece, y se enciende el proyector, en ese chorro de luz (rayo) que choca sobre la pantalla blanca, van todos los sueños las ilusiones, las angustias y las alegrías. Todo lo que la imaginación de un montón de mujeres y hombres son capaces de imaginar y plasmar en una película.
Y como claramente lo expresa el entrañable héroe de la difusión cinematográfica de Villa María, ...“La experiencia dice que las salas emigran de las zonas céntricas. Se van a lugares en los que a la gente, al espectador, se le puede ofrecer estacionamiento, seguridad, comodidad, paseo... Nosotros estuvimos tiempo esperando que alguien generara un espacio así en nuestra ciudad"...
Hace no mucho tiempo recabé información de la historia de las salas en la Villa, y entre muchas cosas me encontré con esto:
Década del ’70 nuevos
-1971–Cine Gran Rex
-1971–Cine Ambassador
continúan de antes
-1930-Cine Alahambra
-1940-Cine Monumental
-1953-Cine Opera, hoy Cine Sud
- 1955-Cine Premier
- 1956-Cine Broadway
Así es querido Fernando y entrañables villamarienses, amantes del cine, "El Viejo Sud" cerró sus puertas, pero ya, en unos días más...El nuevo Sud, con todo lo que es necesario, abrirá las suyas, para que podamos seguir deleitándonos con esa vieja locomotora que es el cine.
Pero eso sí... cada vez que pasemos por "la Corrientes" estaremos expuestos a que nos suceda algo como lo que relata Serrat.
(*) Camilo Torres es profesor de la carrera Diseño y Producción Audiovisual que se dicta en la Universidad Nacional de Villa María.
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