Es verdad que no se la puede ubicar en el contexto de los 70, pero es poseedora de un estilo muy intenso que la liga directamente con grandes artistas de aquella década y hoy nos deleita con su voz que destila las influencias de míticas figuras del gospel, el blues y el jazz, como Etta James, Aretha Franklin, Tina Turner y Billie Holiday. Con sólo tres discos puestos a la venta (uno de ellos en vivo), Sharrie Williams demuestra que es puro vigor sobre un escenario o en su defecto, dentro de un estudio de grabación. Con sólo 12 años, se convirtió en una de las voces más relevantes de un destacado coro de Michigan (Estados Unidos). Dueña de una voz poderosa y de un estilo por demás singular, hipnotizaba y lo sigue haciendo, a un público que le es fiel y que no la abandona, pero que tampoco le permite tan fácilmente que abandone el escenario, cuando se presenta en vivo. Una noche cualquiera, Sharrie recibió una invitación para cantar en un conocido pub, donde iba a ser acompañada por músicos permanentes del local nocturno, propuesta que aceptó. Resultó ser tan gratificante y positiva la experiencia que desde ese momento nació su formación actual, Sharrie Williams and The Wiseguys. El puñado de artistas con su principal voz femenina logró más adelante una gira de proporciones por gran parte de Europa y eso consolidó a Williams y sus músicos estables, situación que los ha colocado en el mercado musical como los más elegidos en su estilo, principalmente el blues. Su primer disco "Hard drivin woman" la proyectó a la consideración de los empresarios de la industria y así recaló en los más concurridos recitales de los Estados Unidos, como el ya tradicional de Chicago.
La vigencia del disc jockey
Alguien me comentó en alguna oportunidad que el DJ es el intérprete de lo que la gente quiere escuchar. Como síntesis, me parece valedera y bien gratificante. Es que, por ejemplo, en las fiestas, si uno observa, no son pocos los que buscan acercársele para solicitarle una canción o su intérprete favorito, o el éxito del momento; el mismo que suena hasta el hartazgo en la emisoras de radio o en los programas de televisión. Me contaba (café de por medio) un amigo del oficio, que la tarea del DJ no está limitada estrictamente a poner música en los eventos, sino que es la persona encargada de interpretar las preferencias de los participantes de la fiesta e ir midiendo la temperatura del festejo para, de ese modo, incluir los diversos ritmos que harán de la noche todo un éxito en materia de diversión. Y culmino mencionando a quien para mí es uno de los más grandes DJ del momento en la Villa, Sebastián Chiabo.
Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO