Marcela Vilamajo es psicóloga, Mariana Montenegro es trabajadora social y Pablo Saavedra es psicopedagogo. Forman parte del equipo técnico del Centro de Integración Social (CIS) que el Ministerio de Desarrollo Social de la provincia abrió este año en el barrio Santa Ana, en Villa María.
Adolescentes y jóvenes llegan a esta sede con problemáticas de adicciones, entre otros problemas.
El cuerpo de profesionales inició la semana pasada trabajos grupales con adolescentes de 14 a 16 años y también con grupos de padres. Se prevén en total ocho encuentros a partir de ejes temáticos. Con los progenitores abordan la competencia parental, autonomías personales, estilo de crianzas saludables, habilidades sociales y el buen trato, entre otros puntos.
“Las demandas de asistencia que nos llegaron las hicieron los adultos: padres o familiares. Lo importante es que en su mayoría han llegado hasta aquí de manera espontánea, sólo hubo un caso judicializado. Vemos que es más fácil trabajar con la familia, porque el chico cuando viene lo hace un poco obligado, le cuesta más”, explicaron los especialistas al recibir a EL DIARIO.
Actualmente, en esos grupos que comenzaron días atrás hay cinco adolescentes y cuatro padres, aunque hay otros tres por confirmar.
La problemática es el consumo de sustancias.
“Lo primero que se busca con los chicos es problematizar las conductas de riesgo, para luego poder trabajar. La droga suele ser una muleta por algo que ellos no pueden hacer o lograr. Buscamos conocer cuál es la relación y el rol que le dan a la sustancia”, explicó Vilamajo a este matutino.
“Siempre se plantea el consumo por ‘experimentar’, pero uno puede hacerlo y quedar en una experiencia nomás. Siempre hay que pensar la relación que se tiene con la sustancia”, advirtió la profesional.
Consultada sobre la marihuana, dijo que el primer síntoma de alarma es el síndrome amotivacional, es decir, la falta de interés por cosas que antes interesaban. “A largo plazo, pueden darse enfermedades psiquiátricas, pérdida de memoria, etcétera”. Citó a la esquizofrenia, por ejemplo.
“Hoy se idealiza a la marihuana y la asocian con lo menos nocivo. Es cierto que es menos nociva que el alcohol y la cocaína, pero es mentira que es inofensiva. Hablan de que es natural. Yo les digo: también hay hongos naturales que son venenosos”, graficó.
- Si alguien fuma un porro, en grupo, y luego conduce un vehículo, ¿lo hace en plenas condiciones?
“No, claro que no. Se pierden los reflejos”, respondió.
También diferenció el consumo de marihuana según la edad. “Es muy raro que un adulto que la elige llegue a tener que tratarse por su adicción, aunque eso no significa que no le vaya a generar efectos; pero en los jóvenes se está experimentando, empiezan de chicos y eso puede abrir paso a otras sustancias. El joven, a diferencia del adulto, está experimentado” y eso es lo riesgoso.