Poco generoso resultó para Playosa el 1 a 0 con que ganó el encuentro frente a Juventud River de Ausonia.
El equipo de Nicolás Aimetta contó con numerosas situaciones a favor y a lo largo del partido, que fueron frustradas por la destacable labor del portero Guillermo Roach o por la escasa eficiencia de sus atacantes.
La presión del local, en los primeros minutos, exigió un esfuerzo importante a la defensa de Juventud: hubo tres ejecuciones (en córner o lanzamiento libre) de Servetti que obligaron a tomar prevenciones a Roach y a los suyos. El trámite fue sin concesiones, donde las cargas se sucedieron con continuidad en ambos sectores, con un equipo albo más motivado y constante en sus arrestos ofensivos. A los 12 m, José Aimar desperdició una buena oportunidad bien tapado por el arquero y seguidamente hubo otra acción similar perdida por dos atacantes locales, indecisos en la puntada final. José Aimar tuvo otra sin concreción a los 20 m y luego un buen cabezazo de Cossavella rozó el horizontal cuando la posición de Roach no tenía defensa alguna.
Juventud sólo establecía presencia cuando la pelota pasaba por los pies de Marqués o Villalba, quienes no lograban respuesta positiva de sus compañeros, estáticos y desprolijos en el traslado. Playosa produjo varias opciones de riesgo, determinando un esfuerzo sostenido a la retaguardia visitante, convirtiendo a Roach en figura y a medida que transcurrían las alternativas del encuentro.
Después de los 30 m disminuyó la presión ofensiva local, cuando Juventud fijó una marcación más positiva sobre los generadores del juego en Playosa, equilibrando el contenido de las acciones y creando ciertas expectativas para el visitante.
El final de los primeros 45 m presentó un panorama de disminución futbolística, con un conjunto local que hizo lo suficiente para retirarse en ventaja; concretamente un gol o dos de diferencias no hubieran sido exponentes equívocos de lo acontecido.
En el complemento hubo circunstancias que pudieron haber cambiado, lo que fue luego la definición del cotejo, aunque en el análisis global fue siempre Playosa quien ejerció un dominio funcional que lo fue consolidando en su búsqueda.
Tuvo nuevamente opciones reales de gol, pero no las supo aprovechar, y de manera increíble por la cuestionable actitud de Servetti (su jugador técnicamente más dotado) de agredir a un adversario, se quedó a los 5 m con uno menos. Ello no fue impedimento para que el conjunto más estructurado, con claridad en sus objetivos como lo fue el “Albo”, continúe bregando sin pausas para llegar al gol.
Aimetta pareció tener la fórmula cuando incluyó al “vasco” Emiliano Oilataguerre, quien a poco de ingresar y sobre los 32 m recibió una buena cesión de José Aimar (después una buena jugada que partió de Comba), se filtró entre los zagueros y definió de zurda ante la imposible oposición de Roach. Gol largamente esperado por la parcialidad local, que terminó reconociendo el esfuerzo de un equipo disminuido numéricamente, pero que no decayó en sus pretensiones hasta llegar a la meritoria definición, luego de generar muchas situaciones de riesgo frente a la valla del huésped.
Juventud se mostró como un rival con desajustes en su esquema de juego, puso voluntad, pero no fue pragmático en su poder ofensivo, aspecto que facilitó la labor de Garetto y defensores.