En Siria no hay una guerra civil ni una rebelión popular y menos aún una revolución primaveral… En Siria hay, simplemente, una invasión iniciada por fuerzas mercenarias organizadas y financiadas por Estados Unidos y sus dependientes y alentada por el sionismo.
Lo que ocurre en el país árabe no es otra cosa que el cumplimiento de otra fase del proyecto expansionista de Israel articulado con la política depredadora del gran capital que necesita de recursos para seguir solventando su siniestro sistema económico excluyente y colonialista.
Algo de historia
En las postrimerías de la Primera Guerra Mundial se engendra el embrión que hoy, en pleno Siglo XXI, se corporiza en genocidios, que incluyen magnicidios, sin escrúpulo alguno.
Para la Historia el tiempo es relativo y lo que no se pudo realizar entonces, porque las condiciones objetivas no lo permitían, se concreta en este atribulado tiempo después de casi un siglo de “construcción” de un relato ignominioso tramado por el imperialismo.
Este relato se sustenta en la manipulación de la opinión pública de Estados Unidos, que de otra manera no seguiría legitimando los crímenes del unicato partidario, con dos tendencias diferentes en apariencia, pero convergentes en una mismo causa: el capitalismo en su mayúscula expresión… Neoliberalismo colonialista.
Lanata no es un invento de Clarín. “Lanata” es un poderoso instrumento utilizado universalmente por los intereses espurios desde que la humanidad existe: deformar para formar opinión.
¿De qué otra manera las sociedades estadounidenses o de algunos países europeos -el caso de Francia, país gestor de los Derechos del Hombre, es paradigmático- pueden seguir sosteniendo “regímenes” inhumanos como los que legitiman en cada elección?
El embrión
Volvemos al final de la Gran Guerra y encontramos que los actores son los mismos. Si tenemos en cuenta la relatividad del tiempo en el transcurso de la Historia, parece que desde aquellas horas a éstas no ha transcurrido ni un segundo.
Inglaterra, Francia, Estados Unidos, Turquía y el sionismo -hoy representado en el Estado de Israel- ayer como hoy protagonizan este escandaloso latrocinio sobre uno de los pueblos árabes.
Es bueno aclarar que el sionismo es la ideología que plantea la superioridad “racial” de los judíos. Aunque ya no se habla de razas dentro de la condición humana y no todos los judíos -la gran mayoría- acuerdan con este precepto ideológico.
Como también es saludable decir que el judaísmo es una religión y no una “nacionalidad” ni una “raza”. Decir que los judíos son una raza tan sólo cabe en mentalidades perversas como la de los nazis… Y la de los propios sionistas.
Los sionistas alentaron el ingreso de Estados Unidos a la Primera Guerra para que Gran Bretaña consolidara su hegemonía en Egipto y el Canal de Suez y extendiera su dominación en Irak y explotara su petróleo y para que el sionismo, a su vez, se apoderara de Palestina y fundara en su territorio un Estado ficticio, extraño al país y a toda la zona.
El sionismo
Durante el primer Congreso Sionista de Basilea en 1897, se elaboró un plan secreto a cargo de los llamados “Sabios de Sión”.
Los Sabios de Sión decían: “El oro es la más grande potencia de la Tierra. El oro es la fuerza, la recompensa, el instrumento de todo poder, es todo lo que el hombre teme y lo que desea”.
Si bien no es realismo mágico, sino puro pragmatismo desde la concepción inhumana del hombre, su práctica se proyectó a la Segunda Guerra y a nuestro presente.
El Congreso Sionista en Londres de 1907 había expresado: “La instalación de una barrera humana extranjera y poderosa sobre el puente terrestre que une a Europa con el Viejo Mundo y une a ambos con el Mediterráneo, creando en esta zonas en las proximidades del Canal de Suez, una fuerza hostil a los pueblos del área y favorable a los Estados europeos y a sus intereses, constituye la solución que requiere la realización urgente de las vías y medios propuestos”.
Chaim Weizmann, profesor de Química, judío nacido en Polonia en 1874, fundador de la Universidad Hebrea de Jerualén en 1932 y primer presidente del Estado de Israel - reelegido en 1951- escribió en 1916: “No es nuestro propósito defender una u otra de las definiciones de la Palestina antigua; las fronteras de las que queremos hablar son de la Palestina futura (…)”. Las fronteras que queremos dar a nuestro Estado serán las que nuestra fuerza de dominación militar, nuestro maquiavelismo político y nuestras maniobras mundiales nos permitan fijar en el curso de los tiempos”.
El gran Israel
Teodor Herzl, uno de los fundadores del sionismo contemporáneo, fijó las fronteras del Estado de Israel de la siguiente manera: desde el Nilo al Eufrates y desde la ribera derecha del Nilo al Mar Rojo, y comprende el delta del Nilo, toda la Península de Sinaí, la zona situada entre la costa este del Mar Rojo y la ribera izquierda del Eufrates, la mayor parte de Irak y la totalidad de los territorios jordano y sirio, sin hablar ya, naturalmente, de Palestina. El Gran Israel… “Hertz Israel”.
El imperio otomano que dominaba el conjunto de los territorios del Medio Oriente árabe estaba empeñado en una guerra implacable junto al imperio alemán contra Francia y Gran Bretaña. Perdida la guerra, Irak cayó en dependencia de Gran Bretaña. Siria y El Líbano pasaron a estar bajo el dominio de Francia. Palestina fue puesta bajo mandato británico para luego ser entregada a los sionistas.
Hoy, todo vuelve hacia atrás en cuanto a los objetivos sionistas y todo vuelve hacia adelante en cuanto a la concreción de los mismos.
A saber: Irak, en manos de Estados Unidos. Egipto, en plena destrucción nacional y sometido al imperio. Palestina, encarcelada. Jordania, arrodillada, e Irán, en el blanco mortuorio de la próxima invasión después de Siria Es decir, que después de más de un siglo el sueño sionista se está realizando. Además, Libia también en manos del imperio y arrinconada y rodeada, Rusia, la de la otrora revolución bolchevique, no puede esperar mejor suerte.
¿Por qué Turquía?
En la inminente invasión a Siria, Turquía protagoniza el papel del gran entregador, prestando su territorio para la agresión imperialista. Cuando fue imperio otomano, la nación que en 1915 cometió uno de los grandes genocidios humanos contra el pueblo Armenio, que hasta el día de hoy no ha sido condenado de manera contundente por las atrofiadas Naciones Unidas, fue derrotado en la Gran Guerra, hoy se suma a sus otroras enemigos.
Turquía no renuncia a sus reminiscencias otomanas y desde 1939 usurpa Iskenderun, provincia Siria, quien reclama ese territorio como legítima pertenencia.
Es oportuno agregar que ante el anuncio del canciller sirio exigiendo la devolución de las alturas del Golán tomadas por la fuerza sionista en el año 1967, el canciller israelí declaró: “Nuestro mensaje al presidente sirio debe ser claro. En la próxima guerra no sólo que serán derrotados tú y tu familia, sino que perderán el gobierno. Ni tú ni tu familia volverán a controlar Siria”.
Como corolario de esta opinión sobre la actualidad en el mundo árabe y particularmente sobre la inminente invasión a Siria, que no soslaya la intervención del sionismo en la tragedia, dejamos la expresión vertida en 1964 por el gran rabino de Buenos Aires y representante de la Asociación Confraternidad Judeocristiana, Guillermo Schlesinger: “Confundir judaísmo con sionismo o al pueblo judío con la nación israelí es un error en el cual sólo se puede incurrir por ignorancia o con aviesa intención”.
Paz en el Mundo.
Pacem in Mundo.
Rubén Rüedi