"Yo, Francisco Ramos López , integrante del Consejo Asesor de Adultos Mayores, les voy a relatar en este breve compendio cómo fue mi niñez cuando viajábamos con maletas de cartón". De esta manera, el lector inicia una suerte de presentación de un escrito que tituló "Cómo fue mi niñez donde las maletas eran de cartón".
Yo, Francisco Ramos López , integrante del Consejo Asesor de Adultos Mayores, les voy a contar a grandes rasgos cómo fue mi niñez.
No me voy a resignar, no quiero el más mínimo reparo y menos aún prejuicio en decir las cosas por su nombre y cómo sucedieron.
Nací en Lubrín Almería (España), el 12 de agosto de 1935. En aquellos tiempos de mi niñez viajábamos en trenes con asientos de madera de un lugar a otro huyendo de las miserias y el hambre (a causa de la guerra civil española) llevando una canasta con toda la comida que no era muy abundante hasta llegar a Barcelona (dos días en tren), perdón, me olvidé de poner en el escrito la comida que llevábamos para el viaje: pan, huevos duros, pedazos de gallina hervida, higos, almendras (no sé si notarán en la nota que no menciono leche, galletitas, alfajores, etcétera). Soporté con mi madre y hermano tres años mayor que yo, toda la contienda de la guerra civil española, año 1936/1939, y después las consecuencias al terminar la guerra, que aún son peores las secuelas que quedan porque es una pelea entre hermanos. Mi padre murió peleando en la guerra civil española en el año 1939, mi madre ignoraba el lugar, cómo y cuándo teniendo yo apenas 4 años.
De ahí en más viendo a mi madre que en Lubrín, al quedar viuda, no había forma de seguir adelante, porque de la guerra solamente quedaron los cortijos (cosas) vacíos sin los hombres, porque la mayoría había muerto en la guerra o fusilados por una causa u otra. Nos fuimos a vivir a Barcelona llamados por un hermano de mi madre, y ahí empecé a ir a la escuela sin mochila. Mientras mi madre consiguió trabajo en una escuela como ama de casa, donde los alumnos almorzaban, y por su dedicación al trabajo los directores le daban algunos enseres para que el pasar fuese mejor para mí y mi hermano, y gracias a Dios fue así, porque a pesar de todo nunca pasamos hambre, que era lo que ocurría en aquellos años, de 1939 en adelante.
En cuanto a mi estancia en Argentina desde el año 1950 en adelante, que llega llena de prosperidad y hospitalaria sin mirar a quién y el por qué, sin credos ni razas, ya dejé de viajar con maletas de cartón amarradas con sogas allá por el año 1950, para poder hacerlo con maletas de cuero y un ordenador portátil.
Llevo con orgullo haber sido emigrante, que mi madre decidiera un día hacerlo y mostrarnos un camino de dignidad del que sólo puede emanar orgullo, huyendo de las miserias y del hambre.
Gracias por todo Argentina.
Francisco Ramos López
Vicepresidente del Centro de Jubilados y Pensionados del Centro Empleados de Comercio de Villa María.
PD: Lo que yo relato cómo fue mi niñez donde las maletas eran de cartón, pueden certificarlo con otro emigrante español, pues no es una novela que aquí termina, sino que tiene más capítulos para relatar.