El tránsito vehicular por los puentes Alberdi y Fernández Núñez (conocido como “puente Negro”) tuvo tremenda complicación en la tarde de ayer, entre las 17 y las 18.30, y con menor grado al mediodía y alrededor de las 20.
Pero la situación en la media tarde de la víspera se hizo sentir y despertó agudos malestares entre los conductores que bregaban por cruzar a la otra orilla.
El problema se sintió, a pesar de los agentes de Tránsito que indicaban el paso justo en uno de los accesos, en la intersección de calles Rivadavia y San Luis, del lado de Villa María. La fila de vehículos se podía observar desde la esquina de la primera y Tucumán, donde existe un semáforo.
Pero en la misión de avanzar, muchos optaron por trasladarse hasta el cruce que se encuentra en el sector del barrio villamariense Sarmiento y Santa Ana (por Scalabrini Ortiz y avenida Libertador) y La Floresta y Portal de la Costa, en el margen villanovense. Pero la situación en este puente de una sola mano era aun más difícil y no faltaron los que se lanzaron a contramano por la rotonda de calle San Luis (Villa Nueva), alterando los ánimos y generando riesgos innecesarios, ante la ausencia total de personal municipal del área que podría haber ayudado al menos propiciando “paños fríos”.
Una tercera opción advertida, por un cronista de nuestro medio, fue la de los automovilistas que se dirigieron por avenida Savio y ruta 2 (para acceder a residencial Villa del Sur) o para utilizar el puente carretero de la misma y llegar así a los barrios villanovenses más alejados como Talamochita, Golf, Los Algarrobos, Jardín del Golf y otros.
Pero además, vale mencionar, por el puente Alberdi llegan y se van vecinos de las muchas localidades que visitan Villa María desde la ruta provincial 4 y se vieron envueltos en una maraña de vehículos, un embotellamiento que pudo haberse evitado o, por lo menos, agilizado. Autos, camionetas, camiones, motocicletas y sus conductores desprotegidos (sin casco y con padres con más de un niño saliendo de las escuelas)... una odisea pocas veces vista y poco atractiva, claro.
Tal como lo anticipamos en nuestra edición del pasado domingo, días después del cierre del puente Vélez Sarsfield (el miércoles último) para trabajar en los accesos de la nueva estructura en la zona de la plaza de las Américas y “el Prado”, las complicaciones se veían venir y se podrían haber tomado medidas al respecto.
Hubo reacciones de diversa índole que, hasta donde se conoce, no pasaron del insulto, pero que, al repetirse, pueden detonar actitudes que después lamentaremos.