Poco había pasado de las 13 de ayer cuando se pudo escuchar con nitidez (al menos en los barrios del sureste de la ciudad) la explosión en la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos. Minutos más tarde, se escucharon las sirenas de los Bomberos y ya no cupo ninguna duda: algo grave había pasado allí.
Una hora después, a pesar de que el acceso al predio de la Fábrica era absolutamente restringido a los efectivos del Cuerpo de Bomberos Voluntarios y al personal de la propia entidad, trascendió la información que luego se confirmó oficialmente: había una víctima fatal como consecuencia de una explosión en el sector en el que se elabora la dinamita, más precisamente, en una mezcladora del mencionado explosivo.
La víctima fatal fue identificada como Gustavo Cachín, de 34 años. Por lo demás, no se registraron heridos en virtud del estallido.
Sin embargo, el fuego se expandió fuera del pabellón donde se elabora la pasta explosiva, provocando un incendio en ese sector del predio, cercano a la costa del río.
Operativo
Cinco dotaciones y 30 efectivos de Bomberos Voluntarios trabajaron codo a codo con los efectivos de bomberos propios de la Fábrica para controlar el fuego y bajar rápidamente la temperatura, con el objetivo de evitar que los demás pabellones donde se elaboran materiales altamente inflamables se contagiaran y la tragedia fuera aún mayor.
Durante al menos tres horas batallaron los bomberos para dominar las llamas. Finalmente el fuego fue controlado, por lo que los servidores públicos regresaron al Cuartel. Sólo quedó una guardia de cenizas en el lugar, como medida preventiva.
Mientras esto ocurría dentro de las instalaciones de la Fábrica, móviles de la Policía de la provincia de Córdoba y de Seguridad Ciudadana se ubicaron en lugares estratégicos de las inmediaciones para controlar el tránsito vehicular y desviarlo por las calles adyacentes para así dejar libres los caminos, pues no se sabía entonces si había heridos que trasladar o no.
Así, por avenida General Savio, a la altura de la fábrica de gas carbónico de Chiantore y, más adelante, en la intersección con la ruta 2, se situaron los móviles, al igual que en Arturo Borrás.
Por otra parte, no tardaron en llegar a la Fábrica Militar los jefes de las policías provincial y Federal, como así también el intendente de la ciudad, Eduardo Accastello.
Sin embargo, no pasaron de la puerta de entrada. Unicamente los Bomberos llegaron a tomar contacto con la zona de peligro.
Los funcionarios se anoticiaron de lo ocurrido y poco después debieron retirarse. Nada había que pudieran hacer. Lo peor ya había pasado. El resto era tarea de los Bomberos.
También acudieron a la Fábrica un nutrido grupo de operarios y personal que había abandonado poco antes su lugar de trabajo, como asimismo familiares de algunos trabajadores que permanecían adentro.
Momentos de angustia e incertidumbre se vivieron en el acceso a la Fábrica.
El aire olía por momentos a azufre y por momentos a caucho quemado. Y un espeso humo podía divisarse tanto desde la entrada como desde la costa del río, del lado de Villa Nueva.
Si bien lo ocurrido es materia de investigación -el caso quedó bajo la órbita de la Justicia Federal- y los peritos serán quienes determinen lo que realmente ocurrió, circularon algunas hipótesis sobre el hecho.
Roque Ramón Rebak es el fiscal federal que quedó a cargo de la investigación y se presentó ayer por la tarde en la Fábrica para, como primera medida, ordenar precintar el lugar de la explosión para evitar el tránsito y la “contaminación de pruebas”.
Luego, tomó declaración testimonial al personal que se encontraba trabajando en el momento del estallido.
Por otra parte, convocó a los especialistas de la Brigada de Explosivos de la provincia de Córdoba, quienes trabajaron durante la tarde de ayer y lo harán durante toda la jornada de hoy, a los fines de recolectar pruebas.
A primera vista, sin embargo, todo haría suponer que no se trató de un desperfecto mecánico.
El funcionario judicial ordenó también que por la noche quedara una consigna de la Policía Federal de guardia en los alrededores.
Hipótesis
Lo primero que se permiten suponer quienes conocen la tarea de elaboración de la pasta y los productos derivados, es que la explosión no podría haber ocurrido dentro de la mezcladora, pues ésta cuenta con medidas de seguridad para, en caso de accidente, implosionar en lugar de explotar.
La mezcladora, para que el lector lego se haga una idea gráfica, es una máquina similar a una amasadora de pan y está rodeada por un mamelón (ver infografía), que consiste en un montículo de tierra que rodea todo el sitio de trabajo, aislando un sector de fabricación de otro. Y en caso de explotar, evita que la onda expansiva sea horizontal. Si estalla, la onda se propaga verticalmente y atraviesa el techo, que está preparado para tal fin.
Por tal motivo, se intuye que el accidente podría haberse producido durante el transporte de dinamita.
La dinamita se transporta de un sector a otro en bandejas de aluminio de unos 35 por 45 centímetros de perímetro y unos 40 centímetros de profundidad, que tienen dos asas.
Un golpe o una chispa podrían haber sido dos de los posibles agentes que provocaron la explosión.
Se descarta el fuego, ya que la dinamita no estalla al contacto con la flama.
No obstante, todo esto queda por el momento en el terreno de la mera conjetura, pues los especialistas tendrán que estudiar todos los detalles (por ejemplo, la velocidad de la onda expansiva, entre otros) para determinar qué ocurrió en el lugar.
La víctima
Gustavo Alejandro Cachín había ingresado a trabajar en la Fábrica Militar en 2007 y era padre de un niño de 7 años.
Cachín era hijo, a su vez, de un empleado de la Municipalidad de Villa María, quien se desempeña en el área de Tránsito.
La magnitud de la explosión y la onda expansiva desgarró la carne de la osamenta del malogrado trabajador, por lo que sólo pudieron ser recuperados sus huesos, los que fueron entregados a sus familiares para que pudieran despedirlo y darle sepultura.
Incidentes y víctimas a lo largo de la historia de “la Fábrica”
1943: En abril de ese año, un ómnibus que transportaba trabajadores de FMPYE fue embestido por un tren a la altura de la usina del barrio Las Playas, a la hora del ingreso laboral. Hubo 17 muertos.
1970: Una explosión ocurrida en una amasadora de la planta (I) de dinamita, provocó la muerte de tres operarios de la institución militar villamariense.
1973: Fue la explosión más grande de la historia y no arrojó víctimas. Volaron dos toneladas de dinamita que dejaron un cráter. Fue de noche y los mamelones cumplieron su función. Sin víctimas.
1987: En mayo de ese año perdieron la vida cinco trabajadores, como consecuencia de la explosión del sector (H) del área de Selección y Embalaje.
2000: Un operario murió y otro resultó herido, cuando la onda expansiva producto de una deflagración del pabellón (K) de la planta (J) los alcanzó en el mes de julio.
2003: También producto de una deflagración, falleció un trabajador. El accidente fue en la planta (L) donde se procesaban “agentes de voladuras” para uso civil.
Imágenes:
F1: Sólo las unidades de Bomberos Voluntarios que acudieron a combatir el incendio tuvieron acceso al interior de la Fábrica Militar, donde ocurrió el hecho.
F2: Gustavo Cachín, el trabajador fallecido en la explosión.
F3: Infografía.