Escribe: Daniel Rocha
(de nuestra Redacción)
Hace ya dos semanas, luego de la tercera audiencia de debate, EL DIARIO anticipó que la suerte de Cristian Sebastián Moschitari (38) estaba echada: “Crónica de una perpetua anunciada” fue el título de la nota principal y en ella se vaticinaba que el femicida de Claudia Analía Rodríguez (36) se encaminaba a recibir la máxima condena prevista por la legislación argentina.
Pasaron 14 días y aquel pronóstico se hizo realidad. Exactamente a las 3 de la tarde de la víspera, en la Cámara del Crimen se daba a conocer que Moschitari había sido declarado culpable del feroz crimen de su expareja y que iba a pasar el resto de su vida tras las rejas.
Con voz pausada pero firme, la secretaria Gabriela Sanz dio lectura a la parte resolutiva de la sentencia en los siguientes términos: “Por unanimidad, el tribunal resolvió declarar a Cristian Moschitari autor responsable del delito de homicidio calificado por alevosía, e imponerle la pena de prisión perpetua”.
“Explotó” la sala
Cuando la palabra “perpetua” retumbó en una colmada pero silenciosa sala de audiencias, el público estalló en un efusivo y ensordecedor aplauso. El nombre de Claudia sonó estridente en el recinto y durante 15 segundos sólo se escucharon voces de aprobación por el fallo que todos esperaban.
El silencio volvió a ganar la escena cuando el abogado Alberto Chiavassa, codefensor del femicida, se levantó intempestivamente de su pupitre y con voz fuerte y clara le anunció al presidente del tribunal que no iba a continuar en el lugar.
“Me retiro, señoría… en el circo no puedo estar”, espetó con ironía el polémico letrado cordobés y, junto a su sobrino Augusto, abandonó la sala ante el reproche generalizado.
Tras el papelón de Chiavassa, la secretaria continuó leyendo el veredicto y momentos después el dolor se apoderó de la mayoría de los presentes. Y del aplauso, los más cercanos a Claudia pasaron al llanto, a otros se les anudó la garganta y no fueron pocos (incluidos algunos periodistas) los que sintieron cómo se les erizaba la piel por el histórico momento que estaban viviendo. Fue como si la ejemplar condena hubiese aflojado las tensiones acumuladas durante casi dos años, desde aquella fatídica mañana del jueves 29 de septiembre de 2011, hasta este otro jueves de septiembre y a escasos 25 días de conmemorarse un nuevo aniversario del crimen que estremeció a todos los villamarienses.
Aún sentado en el banquillo de los acusados, con el cuerpo erguido pero la mirada clavada en el suelo, Moschitari escuchó imperturbable el contundente fallo que lo dejará en la cárcel hasta -por lo menos- fines de septiembre de 2046, fecha en la que completará los 35 años que exige la ley para, recién entonces, solicitar la “libertad condicional”, sin que ello signifique que se la concederán automáticamente.
Golpe de nocaut
Paradojas del destino, la Justicia le devolvió con un golpe de nocaut todos y cada uno de los devastadores mazazos que acabaron con la vida de Claudia, sólo que en su caso no terminaron con la suya, aunque el largo encierro que le espera sea como ir muriendo de a poco.
Cuatro horas antes, al momento de “la última palabra”, Moschitari prefirió seguir guardando silencio. Con un lacónico “no, señor juez”, respondió al planteo del presidente del tribunal, y de inmediato volvió a ser ese “hombre de cera” del que habló el abogado José Luis Bertoldi en su alegato del miércoles.
“Nunca más”
Cuando el juez René Gandarillas anunció que el juicio había concluido, los abrazos se multiplicaron por decenas. Llorando desconsoladamente, Emilio Rodríguez recibió el afecto de propios y extraños, y todos los micrófonos se abarrotaron frente a su rostro para conocer qué sentía y pensaba en ese trascendental momento.
“No tiene que haber más cobardes como éste… nunca más”, balbuceó entre sollozos el papá de Claudia, y cuando le preguntaron si estaba conforme con el fallo, suspiró profundamente y respondió: “Sí, gracias a Dios sí”.
- Emilio, éste ha sido un caso bisagra en la historia judicial de Villa María, particularmente en el tema de los femicidios. ¿Cree que la memoria de Claudia, a partir de todo lo que ha sucedido, va a quedar en la historia de la ciudad?
- “Sí, creo que sí. Hubo un cambio en la sociedad villamariense a partir de lo que le pasó a mi hija”.
- ¿Se cierra una etapa en esta lucha?
- “Y… sí, para mí sí. Ahora hay que seguir luchando por los niños, para darles todo lo mejor que se pueda”.
Fiscal conforme
Por su parte, el fiscal Francisco Márquez se manifestó muy conforme con el veredicto condenatorio, aunque sostuvo que “este hecho no debió haber ocurrido nunca”.
“Es muy difícil para mí tener que pedir una prisión perpetua y también es muy difícil para el tribunal tener que imponerla, pero ayer (por el miércoles) el querellante dijo una verdad: lo realmente perpetuo es la ausencia de Claudia”, opinó el acusador público.
Cuando se le preguntó si consideraba que este caso había marcado un antes y un después en la ciudadanía, Márquez reflexionó que “nunca el honor de un varón puede valer más que la vida de una mujer”.
También el demandante
De igual modo, el abogado Héctor Mauricio Burique, representante de Emilio Rodríguez en la acción civil entablada contra Moschitari, expresó su satisfacción con el fallo dictado por jueces y jurados, y dijo estar “muy feliz porque se hizo justicia… la justicia que la sociedad pedía y la justicia por la que nosotros bregábamos”.
“Estos cobardes que matan y les pegan a las mujeres, se tienen que acabar”, continuó Burique con lágrimas en los ojos y la voz entrecortada, y cuando se lo consultó por qué estaba tan emocionado, respondió: “Porque tengo hijas, tengo novia y porque Claudia era una compañera de laburo, una muy buena mujer, una excelente madre y no se pudo defender”.
Enfático en sus conceptos, el letrado aseguró que “a las mujeres no hay que pegarles, hay que amarlas”, y luego sostuvo que este femicidio “fue un caso testigo, no sólo para la ciudad, sino para toda la Argentina”.
“El crimen de Claudia marca un hito y de ahora en adelante todos tenemos que bregar para que hechos como éste nunca más vuelvan a suceder, ni aquí ni en ningún otro lado”, añadió Burique, y tras cartón opinó que “la sociedad estaba esperando este fallo ejemplar y la Justicia, que tan cuestionada está por estos días, estuvo a la altura de las circunstancias”.
Más aplausos
Cuando el público que asistió a la audiencia ganó la calle, las amigas de la mujer asesinada dejaron oír sus voces. El ya característico “Claudia, presente… ahora y siempre”, se hizo estruendoso frente a las escalinatas de Tribunales, y hubo aplausos de reconocimiento para Emilio Rodríguez y el fiscal Márquez.
Más calmado, el papá de Claudia expresó su público agradecimiento a todas las organizaciones sociales que lo acompañaron a lo largo de estos dos años y que participaron en todas las marchas, pero también expresó su gratitud a los compañeros de trabajo, al intendente Eduardo Accastello, a sus amigos, a los amigos de Claudia y a todos los que lo apoyaron en su larga lucha por conseguir que se hiciera justicia.
Por su parte, el fiscal Márquez fue muy aplaudido cuando se retiraba del Palacio de Justicia y recibió innumerables muestras de afecto. Sonriente y en silencio, agradeció todas y cada una de las expresiones y se retiró caminando, con la satisfacción del deber cumplido.
Las fotografías
1) Imperturbable, como si no le corriera sangre por las venas, Moschitari escuchó el veredicto y casi ni parpadeó. Si estaba abatido, nunca se notó. Sus custodios lo vigilaron sin descanso
2) El público aplaudió efusivamente cuando la secretaria Sanz leyó que el femicida había sido condenado a prisión perpetua. El polémico abogado defensor se enojó y se retiró del recinto
3) El fiscal Francisco Márquez fue muy aplaudido cuando salió de Tribunales y recibió el afecto del público. Algo similar ocurrió con el papá de Claudia
4) “Lo realmente perpetuo es la ausencia de Claudia”, reflexionó el acusador público al dialogar con la prensa instantes después de conocida la sentencia
5) Apenas concluyó la lectura del veredicto, Emilio Rodríguez lloró desconsoladamente y se abrazó con sus seres queridos. Aquí, junto a su hermano menor. Después sí habló del fallo
6) “¡Claudia... presente, ahora y siempre!”, gritaron una y otra vez las amigas de la mujer asesinada hace casi dos años ni bien abandonaron el edificio de Tribunales. Hubo muchas lágrimas de emoción
7) Cuando salió de Tribunales, Emilio Rodríguez recibió el cálido afecto de las amigas de Claudia. Luego tuvo palabras de agradecimiento para mucha gente
8) “No, señor juez”, fue lo único que dijo Cristian Moschitari cuando le ofrecieron expresarse en “la última palabra”
9) Los abrazos al papá de Claudia se sucedieron una y otra vez y ante cada expresión de afecto respondió muy emocionado
10) Alberto Chiavassa se molestó cuando el público aplaudió el veredicto condenatorio y se retiró de la sala. “En el circo no puedo estar”, dijo con ironía al momento de levantarse de su pupitre
Fotografías: Roberto Zayas y Osvaldo Carballo
Entrevistas: Diego Bengoa
Edición de videos para página web: Victoria Araujo