Señor director:
Diariamente leo esta sección de opiniones porque me interesa conocer el reflejo de pensamientos ciudadanos que ejercen su derecho a la libre expresión mediante este noble medio de comunicación.
En esta oportunidad, siento pesar por tener la necesidad de dirigirme a la población de Villa María y Villa Nueva por un motivo que podría ser lamentable.
Desde hace varios días he comenzado a advertir algunos cambios en la fisonomía de nuestras calles. Deambulando como conductor cotidiano veo crecer de manera sorprendente el número de niños y adolescentes que toman como puestos de trabajo las esquinas con semáforos para limpiar vidrios. También he notado el enclave de señoras con puestos improvisados de venta ambulante de productos comestibles.
En el día de hoy mi capacidad de asombro desbordó. Iba con mis hermanos en el auto cruzando la intersección conformada por bulevar España, bulevar Vélez Sarsfield y bulevar Argentino; de pronto conté siete adolescentes en una esquina que se descolgaban de la vereda ante la luz roja del semáforo para limpiar los vidrios de los autos que allí esperaban. En la esquina de enfrente había ocho más y en la otra mujeres con niños y bebés en changuitos vendiendo comestibles. Por último, en la esquina de Rawson y bulevar España me topé con dos señoras que ofrecían alfajores que llevaban en una caja de cartón.
Ante este panorama lo primero que se me ocurrió pensar fue: ¿qué está pasando? ¿hacia dónde se perfila el futuro de los pobladores de nuestra ciudad?
Quisiera aclarar que no estoy intentando expresarme con intenciones exclusionistas, dicriminativas o con el "horror" de un vecino aburguesado de la zona residencial. Mi preocupación proviene de lo profundo de un profesional que se desempeña en el ámbito de la rehabilitación delictiva, la educación y la salud.
Me pregunto cuáles son los factores que intervienen en estos fenómenos laborales que surgen de manera imprevista (al menos con esta intensidad) últimamente. ¿Será un acontecimiento fortuito y transitorio de esta época del año? ¿O estaremos ante la aparición de un incremento de trabajo precarizado y en algunos casos realizado por niños?
Regresan a mis recuerdos los comentarios de un supuesto arribo de asentamientos o villas de otras ciudades a la nuestra. De todas maneras, si no fuera por ello, mi temor es que estemos ante un cambio radical en las formas de distribución de la economía local entre sus pobladores y, por ende, en nuestra forma de vivir. Mi desvelo es saber si estos niños y adolescentes toman estas tareas como ingresos veraniegos o lo hacen cada vez en mayor número para comer y vestirse, en vez de ir a la escuela, jugar o por lo menos recibir a cambio alguna seguridad laboral.
Tengo miedo de ser testigo de una administración pública que actúe con fines egoístas despilfarrando en propaganda, diversión y populismo fashion engañando estómagos con luces de colores. Cada vez que paso por esa bella costanera mi sensación es contradictoria: por un lado me da placer y orgullo de poder disfrutar de tal patrimonio, por otro me trato de convencer: espero que esto no sea en detrimento de los que menos pueden acceder a ella con alegría de estar incluidos socialmente (tener trabajo formal, techo propio, acceso a la educación y seguridad).
Ojalá se esté tomando con responsabilidad el crecimiento de nuestra ciudad, que no sea sólo en número y billetes, sino también en calidad. Ojalá sea así por nuestro futuro y el de nuestros hijos. Al final, si se radican en nuestra ciudad asentamientos o villas no creo que sea problema, el error sería si vienen a insertarse de la misma forma en nuestras latitudes, no pudiendo hacerlo por un sistema que excluye a los que menos tienen y no son de cierta "alcurnia social", muy identificada con algunos políticos de nuestra administración por cierto. ¡Estoy cansado de ver la misma película!
P. A.
DNI 28626461
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