Re­cuer­dan a Gus­ta­vo Ca­chín

 

Gus­ta­vo: hoy me pon­go a es­cri­bir­te es­ta hu­mil­de car­ta pa­ra ex­pre­sar­te, en po­cas pa­la­bras, lo mu­cho que te ama­mos los que que­da­mos acá.

Ya sé que tú es­tás al la­do de nues­tro se­ñor Je­sús y el pa­dre Ce­les­tial; es­tás en un ca­mi­no nue­vo, lle­no de go­zo y paz. Es­tás al la­do de tu abue­la El­sa, que tan­to amas­te y siem­pre di­jis­te que al­gún día ibas a es­tar con ella. Y hoy lle­gó ese día. 

El do­min­go que es­tu­vis­te con­mi­go fue tan her­mo­so oír­te de­cir que ibas a co­mer con tus pa­dres y los tu­yos. Es­toy fe­liz por­que to­do el mun­do te que­ría. Eso fue de­mos­tra­do el día de tu ve­lo­rio y tu se­pul­tu­ra. 

De­jas­te mu­cho do­lor, gor­do... Pe­ro acá que­da­mos to­dos los que te ama­mos de ver­dad: tus pri­mos, tus tíos, tus her­ma­nos, tus pa­dres y lo más im­por­tan­te, la be­lla fa­mi­lia que cons­truis­te con tu es­po­sa, So­le­dad Ca­rran­za, y tu hi­jo, Axel Ca­chín.

Yo sé que tú des­de el cie­lo los vas a cui­dar, pe­ro que­da­te tran­qui­lo gor­do y des­can­sá en paz, que acá que­dó tu tía Ana pa­ra cui­dar to­do lo que de­jas­te en la tie­rra. 

Te voy a ex­tra­ñar mu­chí­si­mo, pe­ro lo úni­co que te pue­do de­cir es que te ama­ba. Te voy a amar pa­ra siem­pre y al­gún día nos en­con­tra­re­mos allá arri­ba, pa­ra dar­te ese abra­zo que nos di­mos ese do­min­go.

Siem­pre te re­cor­da­ré, “Gor­do”.

Ana Ma­ría Ca­chín

 

PD: nues­tros agra­de­ci­mien­tos a to­da la gen­te que es­tu­vo con no­so­tros, a las per­so­nas de la Ca­sa del Co­mer­cio que es­tu­vie­ron, al se­ñor Lu­na por lo her­mo­so que ha­bló, a to­da la Mu­ni­ci­pa­li­dad, a los com­pa­ñe­ros de mi her­ma­no de Trán­si­to y es­pe­cial­men­te al se­ñor Eduar­do Ac­cas­te­llo y a to­da su gen­te.

 

N. de la R.: Gus­ta­vo Ale­jan­dro Ca­chín, de 34 años, es el jo­ven ope­ra­rio que fa­lle­cie­ra el pa­sa­do miér­co­les, tras ex­plo­tar una ama­sa­do­ra de di­na­mi­ta en la Fá­bri­ca Mi­li­tar de Pól­vo­ras de nues­tra ciu­dad.