El tránsito es un problema de todos
Todos los años, más de 1,3 millones de personas mueren como consecuencia de accidentes de tránsito y 50 millones sufren traumatismos. Más del 90% de las defunciones se producen en los países de ingresos bajos y medianos. Estos son datos del informe sobre la situación mundial de la seguridad vial 2009 realizado por la Organización Mundial de la Salud a través de una encuesta hecha en 178 países.
En nuestro país, los accidentes de tránsito dejan siete mil muertos por año y más de 120.000 heridos anuales de distinto grado, además de importantes pérdidas materiales, que se estiman en unos 30.000 millones de pesos anuales. Unas 21 personas mueren por día en accidentes de tránsito en Argentina, siendo la principal causa de muerte en menores de 35 años en nuestro país y la tercera sobre la totalidad de la población.
¿Qué sucede en Villa María? A todos nos preocupa el tema del tránsito. La problemática es muy compleja. Debe ser analizada desde varios puntos de vista. Uno de los problemas principales es que la ciudad ha quedado chica para la cantidad de vehículos que circulan por sus calles. La ciudad tiene una población aproximada de 80.000 personas. Según el municipio hay 40.000 autos y 40.000 motos. Es como si la ciudad entera estuviera motorizada. Hay un auto cada dos personas. Se exigen más controles, pero la gente se queja cuando es controlada e incluso agreden a los inspectores de tránsito. El auto y la moto son símbolos de individualismo. El auto es un instrumento de confort, una expresión de poderío, un símbolo de status. No es tan fácil controlar objetos que fueron creados para darle libertad al usuario.
Roxana Kreimer, autora de “La tiranía del automóvil”, reflexiona sobre lo que significan los autos en nuestra cultura: “Las palabras que empiezan con auto, hasta más o menos el Siglo XIX, tenían que ver con la autonomía del ser humano. Luego, están todas relacionadas con la autonomía de la máquina. Y el automóvil, no casualmente llamado así, pretende una autonomía que habría que ver si es tal, por cuanto también presupone, como señaló Adam Smith, que si cada uno procura su propio interés, eso va a coadyuvar al interés general. Y lo que se ve es que este presupuesto a veces proclamado como democrático es falso, porque si todos fueran al mismo tiempo al centro de la ciudad con su automóvil, no sería posible circular. Si todos los seres humanos que habitan este planeta tuvieran un automóvil, sería imposible circular, por más grandes que fueran las autopistas que construyeran. Cuanto más crece el parque automotor, aumentan las muertes proporcionalmente. El automóvil genera problemas no previstos ni resueltos todavía. Por ejemplo, el espacio público se degradó, porque se ha convertido en un espacio de y para los autos. La ciudad antes era un lugar mucho más habitable para el peatón. Todos somos peatones, pero no todos somos automovilistas. Nuestras ciudades están al servicio del automóvil; se han convertido en un pasadizo de vehículos y estacionamientos. En muchos lugares, el automóvil disolvió la ciudad por completo. Y como éstas se convirtieron en lugares inhabitables, la gente quiere ir a vivir fuera de ellas, lo cual produce la paradoja de que el automóvil amplía las distancias”.
Me parecen claves las palabras de Sergio Goycochea: "El auto no es sólo un transporte, también es un juguete para adultos”. Constanza Cilley, directora de un proyecto que incluyó una encuesta sobre hombres y autos declaró que "esta pasión que los hombres sienten por los autos no es meramente declarativa: toman cuidados con él que pueden asemejarse a los paternales. Le dan una atribución casi humana al auto, y encontramos que usan palabras para referirse a él como afecto, cariño o amor. Los hombres sienten que les da independencia, seguridad y libertad". Los psicólogos acuerdan que la publicidad influye, y mucho, en este vínculo. El psicoanalista Emiliano Galende analiza: "Hoy, la promoción de los objetos ya no está vinculada a las necesidades sino a los deseos. Y el consumo forma parte de la identidad: uno es lo que consume, por eso el atractivo de los autos de alta gama".
Leonardo Peplo