Por: NET
La violencia sólo tiene el lenguaje de la muerte.
Perfeccionamos nuestras armas, pero nuestra conciencia se ha adormecido, hicimos más sutiles las razones para justificarnos y, como si fuese una cosa normal, seguimos sembrando destrucción, dolor, muerte”. Así habló el Papa Francisco ante miles de personas que participaron de una oración mundial en oposición a la guerra contra Siria.
En la mayoría de las ciudades del mundo, en las redes sociales, en el corazón de los creyentes y hasta en el de los que perdieron la fe, está latente el deseo de paz, el ponerle punto final a la psicopatía de un poder que no tiene límites y siempre encuentra excusas para pretender un mundo a su imagen y semejanza.
Compleja tarea de los hombres que luchan por un mundo mejor, de los mensajeros de la paz, de los pueblos oprimidos, de la Iglesia en todas sus variantes, enfrentar las concepciones del “Todopoderoso” Estados Unidos. El país que tiene en su historia la más extensa lista de intervenciones militares, por nombrar algunas cercanas a nuestra tierra: Malvinas, Nicaragua, Haití, Guatemala, Panamá, El Salvador.
Y allí, en Medio Oriente, en el corazón del petróleo y de los cultos religiosos, el “amo” no deja crecer el pasto y en nombre de la democracia impide, de una u otra manera, la libre determinación de los pueblos.
No es intención de quien escribe realizar un análisis profundo de la política internacional, para eso están los expertos en el tema. De pronto, humildemente, queremos agregar una gota al mar de ruegos por la paz que se hace oír en el mundo y aun en el propio Estados Unidos.
Pero el poder subsiste envalentonado en el cinismo.
“¿Podría describir el dilema de ser un ganador del Premio Nobel de la Paz y prepararse para atacar a Siria?”, le preguntó una periodista sueca a Obama.
La respuesta puso al rey al desnudo. “Cuando recibí el Nobel de la Paz, dejé en claro que no lo merecía”, afirmó el primer hombre de color en llegar a la Casa Blanca.
“No lo merecía”, aseguró el líder que entusiasmó a multitudes con su simpleza, que arrancó lágrimas de emoción con su slogan: “Yes, we can” (Sí, nosotros podemos).
La pregunta es: ¿Qué puede Obama? ¿Qué puede el pueblo americano cansado de guerras? ¿Qué pueden los demás líderes del mundo que se niegan a acompañar esta nueva embestida contra Siria?
¿Se puede ante el verdadero poder?
Cuando recibió el galardón en Oslo, ya la paloma había perdido el laurel que lleva en su pico. “Afronto el mundo como es y no puedo permanecer sin hacer nada frente a las amenazas”, sostuvo Obama ante el comité noruego. Y prosiguió: “Hablemos claro: el mal existe en el mundo. Un movimiento no violento no podría haber detenido a los ejércitos de Hitler. Decir que la fuerza a veces es necesaria no es un llamado al cinismo”, completó.
Triste. Muy triste si pensamos en las palabras de otra premio Nobel: Rigoberta Menchú.
La líder indígena guatemalteca tenía otra definición desprovista totalmente de cinismo: “La paz no es solamente la ausencia de la guerra; mientras haya pobreza, racismo, discriminación y exclusión, difícilmente podremos alcanzar un mundo de paz”.
Sigue existiendo la pobreza, la discriminación, la exclusión, el racismo y nadie puede decir que Estados Unidos haya contribuido a erradicar esas injusticias.
En los últimos días y después de buscar aliados en el G 20 sin mucho éxito, Obama dio una síntesis del pensamiento “todopoderoso”: “Somos los Estados Unidos de América. No podemos ignorar imágenes como las que hemos visto en Siria”.
¿Tendrá presente el presidente nacido en Honolulu y durante años abogado de los derechos civiles, la cantidad de imágenes dolorosas que ha visto, vivido y sufrido el mundo durante años fruto de las políticas imperialistas?
Sin duda que sí y, tal vez por eso, puede considerarse que el uso de la fuerza es un llamado al cinismo.
Para terminar esta humilde reflexión me remito a palabras de Martín Luther King: “Una nación que gasta más dinero en armamento militar que en programas sociales se acerca a la muerte espiritual.
La oscuridad no puede deshacer la oscuridad; únicamente la luz puede hacerlo. El odio nunca puede terminar el odio; únicamente el amor puede hacerlo”.
Ojalá el Congreso de Estados Unidos tenga la sabiduría necesaria, en las próximas horas, para no deshacer la oscuridad con más oscuridad.
Entre comandos y regresos...
3 El comando de PAIS.
En el marco de la campaña electoral en apoyo a los candidatos de Unión por Córdoba, el partido PAIS abrió un espacio en Villa Nueva.
El pasado jueves a las 21, en Comercio 938, quedó inaugurado el comando electoral partidario que trabajará para los comicios del 27 de octubre próximo promoviendo la boleta encabezada por Juan Schiaretti.
Durante el acto hablaron René Reboyras, José Domínguez, Edgardo Echenique y Enrique Sella.
Los oradores coincidieron en señalar que “se buscaba la participación de los ciudadanos para definir el futuro del país y lo que estaba en juego no eran los destinos de los villanoveses en el ámbito local ni provincial, sino que el 27 de octubre se definía el modelo nacional del país, que los argentinos están dispuestos a acompañar para sostener un sistema representativo, republicano y federal de Gobierno en la Argentina, con un funcionamiento pleno de la división de poderes”.
“Los dirigentes de PAIS de Villa Nueva trabajarán coordinadamente con el resto de las fuerzas políticas que en el circuito apoyan las candidaturas de Unión por Córdoba”, aseguran los integrantes del partido liderado por el exlegislador Enrique Sella.
3 Macrismo en acción. El PRO también tiene pensado abrir un local partidario en Villa Nueva.
En los últimos días se lo vio a Darío Capitani y su gente buscando un espacio.
Dicen que para la inauguración vendría nuevamente por estos pagos el hombre del silbato, Héctor Baldassi.
3 Monseñor Roberto Rodríguez ya estaría preparando su regreso a Córdoba. De acuerdo a lo comentado por un amigo del obispo emérito, el sacerdote se instalaría en la casa de unos parientes en la localidad del festival de la doma y el folclores Jesús María.
