Menos de tres meses después de haber recibido su primera condena penal, Carlos Emanuel Almirón fue detenido y procesado por un nuevo delito, y ayer volvió a ser juzgado en la Cámara del Crimen de Villa María, donde se le impuso una pena que unificó las dos sentencias.
En efecto, el 29 de octubre de 2012, este joven albañil de 19 años de edad, apodado “Cara e’ choro”, compartió el banquillo de los acusados con una convicta reincidente con la que había participado en algunos atracos, y en aquella oportunidad se le impuso una sanción de dos años de prisión de ejecución condicional, luego que confesara haber perpetrado nada menos que una docena y media de ilícitos.
Al cabo de ese proceso oral y público, Almirón fue declarado autor responsable de “amenazas reiteradas”, “lesiones leves”, “robo reiterado”, “encubrimiento”, “violación de domicilio”, “hurto en grado de tentativa”, “robo en grado de tentativa” y “daño”, todos cometidos en Villa María a lo largo del año pasado.
Por tratarse de un delincuente primario, recibió una condena en suspenso que lo dejó “en capilla” ante una eventual reincidencia delictiva. Y esa circunstancia se concretó el 24 de enero de este año, cuatro días después de haber intervenido en un hurto domiciliario junto a otro sujeto que no pudo ser identificado.
Según se conoció durante la audiencia de debate realizada en la víspera, el 20 de enero Almirón y su cómplice ingresaron a la vivienda de Guillermo Alejandro Duarte, ubicada en Gervasio Posadas 2266, en barrio San Martín, y se apoderaron de un televisor plasma, un videojuego, dos joystick, una tarjeta de memoria, una cámara digital y otros elementos de menor valor.
Para consumar el atraco, los ladrones ingresaron por una ventana que estaba sin traba, motivo por el cual el joven albañil llegó a juicio acusado como presunto coautor de “violación de domicilio” y “hurto simple”.
Las averiguaciones policiales permitieron establecer que el “Cara e’ choro” estaba relacionado con el hecho que damnificó a Duarte y su arresto fue cuestión de horas, no así su compañero de andanzas, que no pudo ser individualizado.
Siete meses y medio después de la detención la causa llegó a juicio y en un trámite meramente formal, Almirón reconoció su responsabilidad en la sustracción y posibilitó que el proceso oral se sustanciara bajo la modalidad de “trámite abreviado”, es decir omitiéndose la recepción de pruebas testimoniales en la sala.
Así, en pocos minutos el camarista René Gandarillas arribó a un veredicto condenatorio, luego que el fiscal Correccional, Horacio Vázquez, y la defensora oficial, la asesora letrada María Cristina Rivera de Cerutti, acordaran solicitar una condena de un año de cárcel por el episodio delictivo, aunque unificando dicha sanción con aquella impuesta el 29 de octubre pasado, por lo que ambos pidieron una única sanción de dos años de prisión de cumplimiento efectivo.
Sin embargo, y a tenor de lo establecido por el artículo 13 del Código Penal de la Nación, Almirón podrá solicitar la “libertad condicional” en un par de semanas, ya que la pena impuesta no supera los tres años de prisión.
Dicha norma legal establece que “el condenado (…) a tres años o menos, que hubiere cumplido ocho meses de prisión, observando con regularidad los reglamentos carcelarios, podrán obtener la libertad por resolución judicial, previo informe de la dirección del establecimiento e informe de peritos que pronostique en forma individualizada y favorable su reinserción social”.
En definitiva, si durante el período de detención el joven albañil tuvo buen comportamiento y una pericia psicológica determina que está en condiciones de reinsertarse socialmente, podrá dejar la cárcel de barrio Belgrano antes de que concluya septiembre.
Finalmente, cabe señalar que Carlos Almirón es oriundo de la capital provincial (nació el 25 de diciembre de 1993) y registra último domicilio en calle Lago Argentino 346, en barrio Los Olmos de Villa María.