El próximo sábado, el músico villamariense brindará un concierto de una hora y media solo con su instrumento. Será un homenaje a los compositores y violinistas virtuosos de todos los tiempos. El encuentro tendrá lugar en el Centro Cultural Leonardo Favio a las 21 con un bono contribución de 25 pesos.
Fabricio se ríe sin soltar su instrumento. Y es que se dice “el primer loco” en dar un concierto solo con su violín en toda la historia de la ciudad. Así, en medio de un ensayo exhaustivo para afinar detalles, acepta esta entrevista. Y deja a un lado el atril con las partituras, ese electrocardiograma de la historia de cuatro cuerdas a través de cinco líneas que va desde el amanecer del barroco hasta el ocaso del Siglo XX. Y el músico empieza a hablar sobre este desafío que se ha impuesto; acaso para subrayar su sacerdocio por el instrumento al que le dedicó más de 30 años de estudio y un libro de 400 páginas próximo a ver la luz.
“Te diría que el género violín solo nace con los alemanes alrededor del año 1660. Ellos son los primeros en querer homenajear al violín haciéndolo autosuficiente. Entonces le exigen mucho más desarrollo técnico, añadiendo el uso de las triples cuerdas para dar la impresión de que se acompaña a sí mismo o que suenan más instrumentos detrás. Pero es sólo una ilusión”.
-¿Cómo nace la idea de este concierto?
-Este año tenía muchas ganas de tocar obras con piano. Hice muchas propuestas a pianistas de la ciudad, pero lamentablemente no podían. Entonces, como no me quería quedar con las ganas, me puse a preparar este concierto solo.
-¿Ya conocías el repertorio?
-¡No! ¡Y ese fue el desafío! Me puse a investigar mucho sobre la escritura para violín solo. Y al ochenta por ciento de las obras que voy a tocar las aprendí especialmente para este concierto. Descubrí un montón de material muy novedoso para mí y que nunca se tocó en Villa María, como la obra de Bartolomeo Campagnoli, un compositor italiano fantástico. También la del alemán Von Westhoff, un violinista anterior a Bach.
-¿Cómo definirías esta propuesta que titulaste “La máquina del tiempo”?
-Como la historia no contada de la música a través del violín. Te digo esto porque generalmente a la historia de la música se la cuenta a través de los coros, las orquestas o las obras para órgano o piano, pero nunca a través del violín. A lo sumo se incluye alguna sonata para violín y piano para amenizar. La idea es mostrar qué cosas puede hacer un violín solo y cuáles son sus posibilidades.
La primera parte del concierto será “una comparación entre Italia y Alemania” al decir de Fabricio. Y en adelante todas las comillas serán suyas. “Por un lado, los italianos con su tremendo refinamiento por la melodía. Y por el otro los alemanes, con una música más intelectual o más tosca, pero casi siempre más compleja”.
En este River-Boca, Valvasori enfrentará la “Primavera” de Vivaldi “que es puramente melódica”, a una fuga de Bach “netamente contrapuntística”. Luego llegará el turno de otro alemán, Georg Telleman, “quien cultiva un estilo galante, para ser tocado en salones. Está entre el barroco y el clasicismo”. Le sigue Giuseppe Tartini, quien retoma una pieza de Corelli y le hace 50 variaciones. “Se trata de un tema didáctico para enseñar el arte de la variación en el violín. Yo recupero sólo 25. En este caso vemos el violín entre profesor y alumno”.
La joya del concierto, por su novedad, quizás sea Bartolomeo Campagnoli. “Es el primer italiano que hace obras para violín solo en un altísimo nivel. Toco una sonata suya, una de las pocas escritas sólo para violín. Luego un capricho de Paganini, el número 6, muy bello y que utiliza el recurso del trémolo, reflejando el dolor del hombre clavado en el tiempo. Luego, una obra del belga Eugène Ysaÿe donde vemos elementos impresionistas y nuevos acordes de cinco y seis sonidos inventados por él. Luego un capricho del austríaco Fritz Kreisler, conocido en Argentina por la cortina musical del programa de Dolina. Y cierro con el Coral con nueve variaciones para violín solo que yo mismo compuse a lo largo de 10 años”.
-Tu concierto, además, será pedagógico...
-La idea es hacer un pequeño comentario entre tema y tema para amenizar y trasladarnos imaginariamente en el tiempo, para entender mejor cómo sonaba una música hace 100, 200 ó 350 años. El concierto tendrá 70 minutos de música más los comentarios. En este viaje en el tiempo sólo faltaría un estilo, el dodecafonismo del Siglo XX. Pero los demás están todos.
-La última, Fabricio ¿no son comunes los conciertos para violín solo?
-¡Yo nunca asistí a ninguno en toda mi vida, porque son rarísimos! En Villa María, por ejemplo, no conozco a nadie que se haya parado en un escenario con un violín solo. Es muy posible que el sábado sea la primera vez que alguien lo haga. ¡Voy a ser el primer loco que acepte el desafío!
Y Fabricio vuelve a reír sin soltar el violín, pero esta vez coincidiendo con el click de la foto.
Iván Wielikosielek