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Doctor Carlos Gagliano |
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En el año 1991 y completando la última fase de investigación supervisada por la Organización Mundial de la Salud, se inició la campaña masiva de vacunación con la Candid I en las provincias de Buenos Aires, Santa Fe y Córdoba, en sus áreas endemo-epidémicas.
Por ser centro de referencia nos tocó, desde el Hospital Regional Pasteur, planificar y ejecutar estas actividades. Rescato esta fantástica experiencia de compromiso y participación comunitaria que permitió en muy poco tiempo inmunizar a miles de hombres vinculados a la actividad agropecuaria.
Profesionales del equipo de salud, de dispensarios y pequeños hospitales, intendentes, organizaciones sociales, sindicatos y cooperativas y voluntarios personales hicieron posible esta verdadera epopeya sanitaria.
Seguramente, si pudiéramos cuantificar los presupuestos por programas, estamos seguros de que aquella experiencia significó para nuestra provincia el plan de más alto impacto y más bajo costo, en décadas, en la salud pública cordobesa.
A dieciocho años de este acontecimiento vaya mi reconocimiento para todos los iniciadores de este gran avance sanitario, que significó un adelanto notable evitando miles de enfermos y cientos de muertos a causa del Mal de los Rastrojos.
Esta enfermedad del interior del interior, nunca concitó grandes espacios en los medios de comunicación nacionales y provinciales y de hecho la no aparición de nuevos casos daría la sensación de una patología erradicada.
Sin embargo, y a pesar de haberse modificado sustancialmente el hábitat del vector, debemos estar en alerta y saber que el virus está potencialmente activo.
Tenemos que mantener las campañas anuales de vacunación y la difusión sistemática a los efectos de recordar periódicamente su existencia evitando así que ningún diagnóstico presuntivo se transforme en enfermedad no tratada.
@Luchadores incansables
Esta es una buena oportunidad para recordar y resaltar algunas figuras que por su responsabilidad y compromiso permanente, forman ya parte de la historia y de la lucha contra la Fiebre Hemorrágica Argentina.
A riesgo de pecar con algún olvido, no puedo dejar de mencionar a Marta Sabattini, Osvaldo Grenón, María Frías, Alberto Gagliano, Carlos Moyano, Raúl Hernandorena, Rubén Irigo, Rolando Mottino, Osvaldo Porporatto y en nuestra ciudad a todos los médicos, bioquímicos y enfermeras que se capacitaron para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad.
Quiero destacar, en especial, el trabajo de Pirucha Orpianesi y Julio Tacca, luchadores incansables y responsables de la producción de plasma.
Finalmente, mi recuerdo para Julio Maistegui, médico y científico, figura descollante y excluyente cuando se habla de Fiebre Hemorrágica en la Argentina.
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