Osvaldo Signorili estuvo décadas como especialista del INTA. Ya jubilado, sigue trabajando como productor agropecuario y dando charlas para insistir en el concepto de que “toda producción de alimentos, ya sea de carne o leche, se funda en la producción vegetal”.
En ese marco fue invitado para dar una disertación en el ciclo de charlas y seminarios del Nivel Superior de la ESIL, especialmente destinada a los alumnos y egresados de la Tecnicatura Superior en Producción Agropecuaria de esa escuela.
Explicó que en Argentina, contrario a lo que se cree, “no son muchos los buenos campos”, donde se concentra la producción agrícola en general.
“Hay pocos campos buenos y muchos de ellos en condiciones de fragilidad ambiental”, dijo.
Considera central afrontar la producción de manera responsable para cumplir con los requisitos de sustentabilidad: que sea económicamente viable, social y ecológico.
“El productor tiene que tener rentabilidad, pero produciendo de manera que no se provoque más daños al ambiente. No hablo de agricultura orgánica, que es bárbara para el que le gusta, pero que produce mucho menos”, aclaró. “Hablo de criterios que permitan no hacer daño al vecino ni a la tierra. Lo que pasa, es que hay un problema de información social, con propuestas que hablan de no pulverizar. Si no se pulveriza, no hay más alimentos. Esto se tiene que entender para buscar un equilibrio”, puntualizó.
Asegura, en ese contexto, que los “transgénicos -que tanta mala prensa tienen- no son malos en sí. Tienen incorporados genes que lo hacen resistentes a determinados insectos, lo que disminuye las pulverizaciones”.
“Hay mucho prejuicio y más si las novedades genéticas vienen de la mano de una empresa multinacional. ¿Yo me pregunto de dónde van a venir si no de los que tienen la gran plata y buscan hacer negocios, como es lógico?”, agregó, aclarando a cada momento que habla a título personal y no en nombre de las instituciones que integró.
En definitiva, entiende que la producción agrícola debe hacerse con criterios de responsabilidad, fumigando lo necesario con la capacitación y el cuidado que requieren las leyes.
“Las organizaciones profesionales vienen trabajando mucho en eso. Me parece que es un tema central, aunque las agrupaciones de productores se están quedando y no participan en esas discusiones”, puntualizó el especialista.
Dijo también que “para recuperar las tierras agrícolas que definió con “fragilidad ambiental”, se cuenta con las herramientas y la tecnología necesaria “aunque hay que disponer de inversiones y tiempo”.
En otro tramo de la entrevista, Signorili se refirió al Valor Agregado en Origen, algo que vienen impulsando particularmente desde el INTA.
“En este punto hay que tener mucho cuidado. Agregar valor es importante, disminuye, entre otros beneficios que se puede citar, el impacto del flete, dado que trasladar la materia prima a puerto es costosísimo. Pero para agregar valor de manera industrializada hay que tener dónde vender. Hemos visto muchas experiencias que terminan desalentando a quien apostó e invirtió por ese proyecto”, concluyó.