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No es un fotomontaje: es de verdad Pepo Garay en Villa María (él, que siempre está de viaje) |
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Nuestro colaborador de EL DIARIO, quien vive recorriendo el mundo y mostrando en las páginas del suplemento El Diario Viajero los más exóticos lugares, se decidió y arrancó un blog. En éste, Pepo transcribe (mejor dicho, hace copy paste) los textos que salen en el diario y, además, consigna experiencias, opiniones e ideas más personales. Por ejemplo, aparece narrado detalladamente su versión del viaje que el vice Cobos realizó el día después de aquella madrugada inolvidable: "El tipo se subió al auto, prendió el motor y arrancó. Salió disparando, ansioso por intimar con la ruta. Se podría haber ido en avión, pero no. Prefería recorrer el asfalto, charlar con los caminos. Recién ahí encontraría esa paz que tanto echaba en falta.
Apenas abandonó la gran ciudad, bajó la ventanilla para gozar del aire fresco. Su horizonte sólo le dictaba campo, planicie, inmensidad. Por fin podía relajarse. El plan era de lo más sencillo: agarraría la ruta nacional Nº 7, atravesaría el sur de Córdoba y entrando a San Luis, embalaría por la 158. Así hasta el otro extremo del país, donde el terreno se tutea con la cordillera.
Juró que se tomaría el periplo como un encuentro consigo mismo. Cuando llegaba a las estaciones de peaje, algunos, al reconocerlo, intentaban romper el hechizo. Él apenas respondía. Se encontraba inmerso en un estado hipnótico.
La noche anterior apenas durmió. Todavía le temblaban las manos cuando cayó sobre el colchón, exhausto. A pesar del cansancio, daba vueltas en la cama. Las imágenes de esa jornada inverosímil insistían en abordarlo.
Por momentos, aquellas evocaciones se le mezclaban con los sueños, burlándole el criterio. Igual, ni bien entibiaba la razón, las certezas ponían las cosas en su lugar. Sí. Todo fue real. Eran los últimos instantes de lo que él mismo calificó como el día más difícil de su vida.
De vuelta en el auto, sonrió al asimilar que lo peor había pasado. El viaje así se lo hacía saber. El viaje, ese amigo siempre dispuesto a templar las conciencias, aún en los momentos más complicados. Manos en el volante, Julio Cobos disfrutaba del paisaje. Lo demás ya era historia".
En alguna otra parte del blog, Pepo explica su ética en relación a los excusados, los cuales, proclama él, deben ser por siempre gratuitos: "Los baños no se pagan, o en cualquier caso, no se deberían pagar. Eso es así acá y en Mauritania. Sin embargo, hay lugares donde se hacen los pillos y te quieren cobrar el servicio ¡Minga! les digo yo. En muchas partes de Europa, desprenderse de un simple orín cuesta 0,50 céntimos de euro ¡Canallas! aúllo, ¡Vampiros! agrego. Hasta en algún que otro Mc Donalds del mundo tenés que andar pagando el toilette ¡Jamás, serpientes venenosas! Los escándalos que habré armado por ahí cuando me quisieron cobrar por usar el excusado. Yo no pago".
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