La semana pasada el equipo económico del Gobierno presentó el presupuesto para el año que viene. Las estimaciones que acompañan el proyecto de ley que espera ser aprobado muestran un escenario optimista, los números hablan por sí solos:
- Una proyección de crecimiento del 6,2% para el 2014.
- Continuación de la balanza comercial con signo positivo, con un saldo superior a los 10 mil millones.
- De un déficit presupuestario en este año, se espera volver a obtener un superávit fiscal.
- Una inflación anual en torno al 10,4%.
- El dólar a $6,33.
Con estas estimaciones, el Gobierno casi duplica el crecimiento estimado por el Fondo Monetario Internacional e incluso triplica y más las perspectivas de crecimiento a muchas consultoras privadas.
Futurologías y algo más
La optimista presentación de Hernán Lorenzino ante la Cámara de Diputados sobre el proyecto de ingresos y gastos para el año próximo es esperanzadora, en propias palabras de él: “El año que entra, el desempeño económico replicará con éxito lo vivido en esta década". Por supuesto que esta afirmación va a contramano de la mayoría de las consultoras privadas, que muestran unas perspectivas más moderadas.
Pero ¿en qué se basan las estimaciones sean públicas o privadas? ¿Métodos técnicos o simple futurología?
La controversia está plasmada desde hace tiempo y la fuerza mediática impone su verdad.
Por otro lado, si bien muchos análisis son criteriosos y bien intencionados, lo cierto es que la complejidad de la realidad supera mil veces a la ficción.
Por ejemplo, la estimación del tipo de cambio. Según el presupuesto, el valor del dólar sería de $6,33, es decir, admite una devaluación en un año superior al 10% (de $5,67 a $6,33). Sin embargo, en respuesta a la fuerte devaluación en Brasil y en toda la región, el ritmo de devaluación nacional del último cuatrimestre supera el 20% anual, es decir que la devaluación depende, nos guste o no, del contexto internacional, de variables ajenas e imposibles de dominar.
No caben dudas de la importancia y utilidad de hacer estimaciones y análisis futuros sobre supuestos válidos y realistas, pero estos deben ser presentados con responsabilidad profesional y con la aclaración de que son elaborados bajo supuestos fijos, que muchas veces no son estables en el tiempo.
¿Cómo estaremos el año que viene? Usted decide, la mitad del vaso lleno o la mitad del vaso vacío.
Lo importante es no detenerse y perder oportunidades, y en el peor de los casos lo mejor es seguir la idiosincrasia oriental: trabajar en medio de la tempestad para aprovechar mejor los momentos de auge.
Licenciado Alfredo Koncurat
Asesor – Consultor de Empresas
www.alfredokoncurat.com.ar