Los años, por muchos que sean, no ensombrecen los recuerdos. Hace 40 años, cuando pasabas de la niñez a la adolescencia, te fuiste incomprensiblemente de este mundo.
Esa maldita enfermedad, "Ruli", te llevó a una lejana cancha de fútbol, lejos de esta Tierra, y el "Pozo" de River se llenó de tristeza.
Eras un gran pibe y en el Cielo seguramente esa condición fue reconocida por los ángeles que te adoptaron.
La nostalgia que trae el tiempo hace recordar que, jugando en nuestro River, querías llegar a ser como Meléndez, ese gran y talentoso defensor que tenía el Boca de Buenos Aires.
Y con esa idea te fuiste, no sin antes jugar en las inferiores y tratando de parecerte a quien admirabas.
Cuarenta años es mucho tiempo... muchísimo. Pero al haberte conocido con alma de potrero y corazón sensible, se estrechan las distancias entre el Cielo y la Tierra.
Hoy, Raúl Avendaño ("Ruli"), vaya este humilde homenaje escrito en papel de diario, por más que sean tantos los años que han pasado.
Jorge