El sábado pasado se presentó en la sala La Panadería el espectáculo de humor político “Thelma y Nancy”, en el marco de los eventos programados por la Expo Atilra.
A pesar de que no asistieron los actores originales (Max Delupi y Beto Bernuez, por coincidir una fecha en la TV Pública), se montó la función con una considerable concurrencia que, vale acotar, se enteró de la novedad recién cuando iniciara la función.
La puesta, inspirada en el sketch realizado en el programa televisivo “Más vale tarde” de Canal 10 de Córdoba, expone en clave satírica y exacerbada a cierto pensamiento de clase media, afín al conservadurismo neoliberal, de componente autoritario, consumista de medios hegemónicos y con expreso desdén a las clases bajas, encarnado en dos señoronas que conversan en una plaza.
Tanto los creadores de la obra como la mayoría de los espectadores guardan simpatía por el kirchnerismo y por ello los parlamentos condensan el más rancio odio “anti K”.
De todos modos, la pieza también se puede “leer” como la mirada deformada que tiene el propio kirchnerista sobre todos aquellos que piensan diferente, teniendo en cuenta la marcada polarización política.
En términos teatrales, la obra es hilarante, fresca (mecha temáticas actuales) y muy ocurrente (con salidas como “La Cámpora brasileña, La Campoeira” o la concepción fachista del “Negro”, como actualización de “los cabecitas negras”, en el ascenso social de las masas populares).
Los actores, además, añadieron un chascarrillo sobre Accastello: “No puede gobernar siendo pelado, tiene que por lo menos ponerse un quincho”, en alusión a De la Sota.
Juan Ramón Seia