Hoy partirá una estanciera desde Villa María hasta la comunidad de Palo Santo -ubicada en la zona de Villa Bermejito, provincia de Chaco- con un cargamento de alimentos y esperanzas para que los 80 integrantes de ese pueblo cuenten con agua potable y sanitarios dignos
Jorge Bustos, un albañil de esta ciudad que es pastor de la Iglesia Pentecostal de la Santidad, de Villa Nueva, liderada por Pablo Saino, encabeza la “expedición”.
“Yo no tengo nada. Ni casa ni medio de movilidad, salvo mi caballo flaco”, dijo al aludir a su bicicleta. Es decir, no da lo que le sobra.
Fue sorprendido por EL DIARIO en una obra en construcción donde trabajó hasta ayer, para dejar todo en orden antes de su viaje que comenzará hoy y se extenderá por 15 días.
“Es el quinto viaje que hago a la comunidad. Me sumé a la labor que en ese lugar comenzó la Fundación de Patricia Sosa” y ahora sigue adelante por el compromiso creado con los 80 habitantes del lugar.
“Un hermano de la iglesia puso a disposición su estanciera y un carro para llevar los alimentos y las herramientas”, dijo. “Pero anoche -por el lunes- nos sorprendió un señor, de nombre Gonzalo, quien dijo que nos quería acompañar. El tiene una camioneta cuatro por cuatro, doble cabina, donde podremos cargar cómodamente los 1.500 kilos de cosas que llevamos”, dijo.
Hasta ahora, su campaña solidaria fue en silencio. El no la publicitó, sino que fue encontrado por EL DIARIO a sugerencia del dueño de la obra donde trabaja Bustos. “Nosotros tratamos de llevar la obra del Señor, hacer que Jesús brille en cada rincón y, además, tratar de mejorar, por así decirlo, la calidad de vida de los pueblos originarios. Me dicen que es mucho esfuerzo por tan poco resultado, pero creo que aunque sea un vaso de agua en el océano, vale la pena”.
Sin nada, salvo la fe y las ganas, emprendió aquel primer viaje en colectivo. La de hoy será su quinta incursión en la comunidad y tras relevar las necesidades, entendió que lo importante es dotar de infraestructura a ese pueblo postergado.
“El agua es vida”
Una de las cosas que más le llamaron la atención fue la manera en que consumen el agua escasa con la que cuentan. “Ellos viven en chozas que no llegan ni a ser ranchos y no tienen de dónde sacar agua. Por eso construyeron un pozo precario donde almacenan el agua de lluvia y luego la purifican en un aljibe. Nosotros tomamos eso cuando vamos y siempre digo que tiene gusto a sapo, aunque no sepa el sabor que tienen los sapos. Es esa la sensación que te deja”.
Frente a ese panorama, afrontaron un proyecto y partirán las seis voluntades que se sumaron a la iniciativa con palas y herramientas básicas para hacer una perforación.
“Hay lugares de esa zona en donde hay que excavar 270 metros para alcanzar el agua. En esta comunidad está a 30 metros”, dijo.
Así que con “tracción a sangre”, es decir, con sus manos, van a hacer esa perforación y dejar así instalado el servicio para el pueblo toba-qom.
También dejaron preparado el terreno en un viaje anterior para empezar a sembrar una huerta solidaria. “Llevamos las semillas”, dijo.
Jorge Bustos habla permanentemente de Jesús. Es el motor que lo impulsa para concretar en obras el amor por el prójimo.
“Nosotros no vivimos del Evangelio, sino para el Evangelio”, señaló.
Es por eso que para poder dejar todo ordenado en su casa, se apura a terminar los trabajos de albañilería de los que vive. “Mi señora trabaja en casas de familia y es modista”, dijo.
Tienen cinco hijos mayores y nueve nietos. “Yo digo que cuando uno no tiene hijos que lloran, es decir, chiquitos, puede moverse con más libertad. Igual tenemos responsabilidades, algunos estudian, otros necesitan una mano. Pero Dios provee siempre”, aseguró.
La comunidad
Palo Santo es una pequeña comunidad aborigen que vive principalmente de las artesanías. “Lamentablemente, los blancos suelen aprovecharse y les cambian canastos hechos de palma del monte, no de mimbre, por tres o cuatro kilos de papas. Son objetos que pueden venderse en 150 pesos, pero se aprovechan de ellos”, lamentó.
La jefa del lugar tiene 97 años y algunos niños van a la escuela del monte. No todos.
“Hablan en su lenguaje toba-qom y un castellano muy lento”, informó.
“Muchos dicen que los pueblos originarios están integrados por grupos de vagos y traidores. Pero no importa. Hay que ir más allá de esa mediocridad. Jesús murió por todos nosotros, no por los de saco y corbata. ¿Cómo no vamos a hacer algo nosotros, si contamos con nuestras manos para ayudar?”, planteó.
Como recompensa, “traigo de allá la mirada de ellos, la mirada que nos dejan en la despedida”.
¿Cómo ayudar?
La expedición denominada “Amor al prójimo” partirá hoy desde Villa María. A la mañana van a cargar la camioneta que generosamente se sumó al grupo con los alimentos que ya tienen y luego harán una celebración especial en la Iglesia Pentecostal de la Santidad de Villa Nueva para bendecir a esa misión y a otro grupo que parte para Ecuador con el mismo fin.
Jorge Bustos fue reuniendo con rifas y venta de empanadas los cinco mil pesos que debía conseguir para costear los alimentos y el combustible del viaje que se extenderá por 15 días.
Quien quiera colaborar, puede llevar alimentos, especialmente harina, azúcar, yerba y aceite a la dirección de este solidario trabajador de la construcción, ubicada en Rivadavia 490, Villa María. “También vamos a celebrar el Día del Niño, por lo que sería bueno llevar golosinas y juguetes”. Los que quieran colaborar, tienen tiempo hasta las 17 de hoy.