Señor director: no es el título de una conocida película. Es la situación de sometimiento a la que me encuentro por parte de la compañía de alarmas ADT.
Oportunamente tuve la desdichada idea de aceptar la propuesta del servicio de alarma. Tras un tiempo, decidí darlo de baja. Cuando lo intenté por primera vez, me argumentaron que debía hacerlo en una fecha próxima.
La segunda y última ocasión fue posible comunicarme tras maratónicas llamadas telefónicas que generalmente tardaron horas en atender, previo pasarme por diferentes opciones, a los fines de dar por finalizado el vínculo el 20 de mayo de 2013 a las 18.05. Esa vez -me dijeron- lo hice en tiempo y forma. Me atendieron una señorita de nombre Cintia y un señor llamado Cristian Falcón. Con ellos se acordó que ni los meses de mayo y junio debían pagarse y que quedaba cancelado el contrato que nos vinculaba.
Al mes siguiente llegó una nueva factura y cursé un e-mail a la Gerencia de ADT en Thames 121, piso 1º - Boulogne, Buenos Aires, y a pasaje Candonga esquina avenida Rafael Núñez 4684, en Córdoba, al correo electrónico ar.clientesadt@tycoint.com, con copias a las citadas direcciones.
Increíblemente, pero cierto, siguieron llegando nuevas facturas e intimaciones de pago. Ahora ya acumulo, según ellos, una deuda por 451,50 pesos. Como el “sistema” nunca me permite dar con ninguna persona que tenga poder de decisión y de atenderme, me siento cansada, agredida y avasallada. Atrapada y sin salida por tan incomprensible tozudez de incumplir la pactada desvinculación motivada en “razones de servicio deficiente, de costos (muy caro) y de índole personal”.
Tampoco les interesó conocer que soy una persona ciento por ciento no vidente y nunca se dignaron a atenderme.
Por todo ello, lo hago público y lo traslado al auditor general (defensor del Pueblo) de Villa María y me veo en el compromiso de advertirlo a la gente para que no le pase lo que a mí, que pretenden tenerme ¡atrapada y sin salida!
N. B. S.
DNI 16.151.214