Más de 350 asistentes participaron del Congreso Internacional de Infancia organizado por la Universidad Nacional de Villa María y la Universidad Popular.
La doctora Mercedes Civarolo, una de las coordinadoras del Congreso y secretaria de Investigación y Extensión del Instituto de Ciencias Humanas de la casa de altos estudios, indicó que “ya dejamos de hablar de la infancia en singular, para hablar de la infancia en plural” y por eso se buscó abordarla “desde una mirada integral y profunda”.
Casi sobre el final del evento dialogó con EL DIARIO.
- ¿Qué balance realiza sobre el Congreso de Infancia?
- Alcanzamos los objetivos de un principio, cuando nos planteamos crear este espacio de reflexión sobre infancia en perspectiva. Como en todo congreso, surgen siempre alianzas y proyectos a futuro, y aquí se han dado múltiples alianzas con la idea de seguir trabajando en defensa de los Derechos del Niño. Se convocó a organizaciones internacionales que no son tan conocidas en el interior del país, por ejemplo, a la Fundación Arcor, que trabaja en Córdoba, pero que no tenía vínculo con Villa María y el interior. Se entretejieron lazos con muchas organizaciones. También se nos presentó el pensar estudios de posgrado, una oferta en ese sentido para todas las personas que siempre vienen por estas temáticas.
- ¿Cuáles son los temas que concitaron el mayor interés?
- Fue muy equitativo: uno observaba en aulas con conferencias en simultáneo que había una masa dividida similar. Se distribuyó equitativamente.
- ¿Qué problemáticas se evidenciaron como las principales a atender?
- Hay problemáticas puntuales y muy candentes: por ejemplo, la medicalización. En función de esto, se ha hecho un trabajo de vinculación con el Colegio de Psicólogos, algo que es muy incipiente aún, pero se que reúne a partir de esto, en defensa de la no medicalización de niños y niñas.
Por otro lado, también se plantea la preocupación por la academización del jardín de infantes, transformándolo en escuela primaria.
Esto conlleva el meter prisa a la infancia, en una exigencia desmedida, en transformarla en un paso rápido hacia la adolescencia. También, transformar al chico en cliente, en consumidor, dándose una pérdida de los juegos simbólicos, por eso hay cada vez niños más sedentarios, atados a tecnología.
Se presenta el dilema si el juego ha cambiado o los niños no juegan más. Por otro lado, también se apuntó hacia las políticas públicas: qué se hace en relación a la infancia, desde Provincia y Nación. Tenemos algunos datos que son preocupantes, en otros se ha mejorado, pero hay que seguir trabajando. En el ámbito latinoamericano los índices son insuficientes, entonces hay que buscar estrategias.
- ¿La mayoría de los especialistas coincide en plantear su rechazo hacia la tendencia a medicalizar?
- Hay dos grandes paradigmas, hay quienes lo defienden y que están a favor de medicalizar ante la presencia de ciertos síntomas y otros que se encuentran totalmente en contra, con enfoques psicopedagógicos, psicológicos y educativos en los que en vez de buscar la solución en los remedios para curar la manifestación del pequeño, se intenta buscar una causa de por qué ocurre cierta conducta.
La escuela también tiene que darse un replanteo sobre lo que ofrece, porque hay manifestaciones que se dan en ella. ¿No será que la escuela tiene culpa en que el alumno se aburra, en que no encuentre desafíos? Es grave parar el síntoma con un remedio.
- ¿Y ésa es la tendencia actual?
- Sí, estamos yendo hacia eso y por esto es que está la preocupación. Tenemos que decir cuidado, qué está pasando aquí. Y no es sólo a nivel país, sino mundial.
- Respecto al jardín de infantes actual, qué consideraciones se realizan
- Hay dos caras de la misma moneda, hay quienes quieren más exigencias para los niños y la presión para que esté toda la jornada ocupado, sin tiempo para espacio libre, ocio o para el juego simbólico. El juego donde la escoba es un caballo -que favorece el desarrollo de la inteligencia- no está. Por todo este contexto es que las ofertas educativas tienen cada vez más talleres, actividades, una tras otra. Del idioma al teatro, cocina. Entonces el niño llega a la casa y no tuvo tiempo de tranquilidad o de jugar. ¿Dónde va entonces el proceso de desarrollo de imaginación, de creatividad que tiene naturalmente?, porque ellos nos demuestran que son capaces de volar con su imaginación donde quieren, de crear. Se intenta así adelantar las expectativas de logro, por ejemplo, leer a los 4 años en vez de los 6 o incluso antes. Es para preocuparse.
- ¿Hay conciencia sobre esto?
- No, hace falta una cuota de reflexión y por eso el planteo de este congreso. Hay tesis que plantean la muerte de la infancia.
Hoy hay tesis que quizás son muy extremas, pero que provocan un llamado de atención sobre qué estamos pensando en estas situaciones. Actualmente hay chicos que sufren depresión infantil, sedentarismo... patologías de adultos. Antes no se daba.
Pasamos de ver la infancia en sentido universal y homogéneo a un sentido en plural, no es lo mismo los niños de guerra, los que están en la calle, los abusados. Se presenta la ruptura de la asimetría de adulto y niño. Los niños enseñan a adultos en cuanto tecnología. Nunca pensamos que iban a enseñar. Por otro lado está el hecho de que los padres pierden autoridad en el buen sentido de la palabra y desaparece el adulto que lo protege y que ayuda a filtrar la realidad cuando todavía no está preparado para entender la realidad. No se puede ser amigo de los hijos, hay que asumir el rol del padre.
Vale entonces interrogarse: ¿es la infancia la que está en crisis? ¿Somos los adultos los que estamos en crisis y esto repercute en la infancia? Hay una resistencia por un lado a asumir el rol de padre, de educador. Una ruptura de la asimetría, que trae una confusión muy grande y lleva a alejarnos del rol que debemos cumplir.
- Todo lo que usted cuenta, ¿podría estar explicando el porqué muchos adolescentes se aburren de todo o no les encuentran sentido a muchas cosas?
- Creo que está vinculado. Pero de por sí la adolescencia es una etapa crítica, de búsqueda de identidad, en la que se alejan de los padres. Es lógico, no es una patología. Pero al no respetarse los tiempos, aparecen estas cuestiones... Si uno analiza nomás las publicidades para niños, hubo un cambio, antes el destinatario era el padre, hoy es tan agresiva que se dirige hacia el niño para transformarlo como consumidor, como cliente. Entonces, presiona para comprar, para vestirse como adolescente. El padre desaparece.
Se transforman en adolescentes precoces. Vemos cambios así en la vestimenta. En el Siglo XIII veíamos al niño como adulto en miniatura. Luego hubo un sentimiento hacia la infancia, surge este sujeto heterónomo y hoy pareciera que en vez de evolucionar, involucionamos. Estamos viendo al niño como un adulto en miniatura.
Diego Bengoa
Las fotografías
1) Durante dos jornadas, hubo notable concurrencia a todas las conferencias del Congreso
2) “Hay una resistencia a asumir el rol de padre, de educador. Una ruptura de la asimetría, que trae una confusión muy grande y lleva a alejarnos del rol que debemos cumplir”, dijo Civarolo