Escribe:
Juan Manuel Gorno
Fotos:
María Victoria Araujo
(enviado especiales)
El primer paso de Alumni en el Argentino B fue, lisa y llanamente, un paso en falso en La Carlota. Un desencanto de fútbol, un inicio de nada que supo aprovechar un rival entusiasta como Jorge Ross para golear 3 a 0 en el debut absoluto dentro del ámbito nacional.
Después de mantener un invicto de siete partidos en la pretemporada, el equipo de Julio César Toresani se topó con una bienvenida cruel en la competencia por los puntos, tanto es así que comenzó perdiendo casi desde los vestuarios y, cuando quiso salir a buscar la igualdad, desnudó falencias que terminó pagando caro hasta terminar goleado.
Antes de los dos minutos, cuando el partido despertaba, Ross explotó de alegría gracias a un tiro libre que Eugenio Blanco ejecutó al ras del piso y que desorientó a todos. La pelota dio en Uriel Raponi, se metió al arco y cambió el rumbo de la historia.
De ahí en adelante, Alumni necesitaba ser más protagonista para remontar el partido, pero lo único que pudo ejercer con nitidez fue la posesión de la pelota, sin agresividad en el ataque ni jerarquía para lastimar en el arco contrario.
De vez en cuando atacaron con criterio los volantes externos y apenas se pudieron juntar una vez con lucidez los internos, cuando Sebastián Godoy combinó con Fernando Sanjurjo y la jugada finalizó con remate desviado de Cristian Rami. Conclusión: los delanteros no recibieron con claridad y debieron jugar bastante de espaldas al arco; eso facilitó la tarea de Jorge Ross, que se había organizado para tomar en zona a Gonzalo Baroni y sostener pegajosamente la marca de Gastón Martínez sobre Rami, mientras el resto se abroquelaba para despejar todo frente a un portero sin fisuras como Facundo Belbuzzi.
Claro que el mérito del local no fue sólo la desidia del rival. Por el contrario, Jorge Ross conoce de sus limitaciones y remplazó carencias por sacrificio en cada disputa por la pelota, aprovechando también su flojo campo de juego que no permitió desarrollar un juego pulcro y al ras del piso.
Alumni, por el contrario, debió luchar contra sus propios problemas para dar tres pases seguidos en el medio, en momentos donde necesitaba la fineza del último toque.
Pero la situación se agravó para el equipo villamariense cuando, en búsqueda del arco rival, se olvidó de ordenarse para defender el propio.
Sin recuperación en el mediocampo, la línea de tres defensiva lució débil, a pesar que Ross estuvo 20 minutos sin atacar durante la primera etapa.
Esto hizo que, aun sin equilibrar el partido, el elenco de Gustavo Zalazar se escapara en el marcador antes del final de la primera etapa.
Uriel Raponi salió jugando mal, con tiro bajo, y Guillermo Delgado aceleró sin oposición a los 31 minutos para dejar solo a Santillán, quien estableció el 2 a 0, muy festejado entre los carlotenses.
Alumni tardó en salir del estupor y Jorge Ross terminó dominando la etapa con la sapiencia de Blanco para manejar los tiempos de su equipo.
Muy errático
Para remontar el encuentro, Alumni necesitaba de una buena dosis de precisión y agrevisidad en los últimos metros, pero esos aspectos no aparecieron.
Rami, casi siempre anulado por la marca de Martínez, igual estuvo cerca de anotar un par de veces, pero sin puntería; encima Belbuzzi fue atajando cada vez mejor cuando se lo requirió con el correr de los minutos.
Al mismo tiempo, Jorge Ross advirtió que lo mejor era provocar los pelotazos desde el fondo rival, donde la línea de tres careció de salida limpia.
El ingreso de Santiago Aloi le dio al equipo visitante un plus de aceleración con pelota dominada rumbo al arco, pero eso no alcanzó para hacer que Fernando Sanjurjo, el enganche, jugara más cerca del arco rival, donde se imploraba por ese pase final que casi nunca llegó, salvo cuando Alejandro Jensen recibió del villamariense y sacó un tiro desviado.
Mientras corrían las agujas del reloj, Ross aumentaba en confianza para acomodarse de contragolpe y lastimar con los rapiditos de arriba. Y así fue como, a los 27’, Santillán encaró por derecha y la cedió al medio para Delgado quien, después de una serie de rebotes, recapturó la pelota y la mandó a guardar para determinar la goleada y exhibir una efectividad elogiable.
El final sólo tuvo dos tiros en los palos (uno por cada arco) y una fiesta en las tribunas del local, donde mucha gente siguió a su equipo.
Cerca de 300 villamarienses también se llegaron a La Carlota para alentar al “Fortinero”, hinchas fieles que esperaron con ansias una producción convincente, pero lamentablemente volvieron a casa con miles de dudas.
Alumni dejó signos preocupantes que deberá borrar lo más rápido posible. Fue inseguro atrás, estuvo errático en el medio y no acertó en ataque. Jugó de tal manera que, como consuelo, ahora sabe que tan mal no puede volver a jugar.
La figura
El arquero Facundo Belbuzzi fue lo más destacado porque hizo casi todo perfecto, descolgando centros con jerarquía en el primer tiempo y tapando pelotas claves en el segundo. También fue desequilibrante el delantero Guillermo Delgado, autor del último gol.
El árbitro
Eduardo Rodríguez, de Laboulaye, fue permisivo en el primer tiempo y, por infracciones menores, luego se acordó de sacar amarillas. No aceleró el juego cuando Ross hizo tiempo. “Sacó” el partido por oficio.