Recientemente la Cámara del Crimen local me concedió el recurso de casación -interpuesto por Adrián Cardozo, reconocido como árbitro de fútbol a nivel nacional-, en contra de la sentencia dictada por dicho tribunal y por la cual me condenara a la pena de siete años de prisión por abuso sexual.
A la fecha, llevo detenido más de un año y medio y al no estar firme la sentencia, la cual ha sido total y absolutamente injusta en la valoración de los hechos investigados y me ha sancionado sin prueba objetiva que demuestre mi culpabilidad, sigo siendo inocente.
Hoy, bajo los criterios erróneos de la Cámara Penal, toda persona a la cual se la acuse de abuso sexual será lamentablemente condenada, ya que violando la Constitución Nacional, Provincial, los pactos internacionales y demás legislación, condenan a personas por el solo hecho de la denuncia y una pericia psicológica (que, de analizarlas, todas son iguales) en donde siempre los peritos del Poder Judicial aseguran que las víctimas no mienten (habría que ver qué se le dijo al perito en la “causa Alzugaray”, donde la prueba de ADN dio que el niño que habría sido gestado en la violación por la cual fue acusado, no era del imputado; ¿qué se le hizo a la perito oficial cuando aseguró que la víctima no mentía? Estuvo un año y medio preso) y con eso sólo se produce una condena penal. Pero no pisemos la cola al gato y lo importante es que al no estar firme la condena, sigo y soy inocente de haber cometido el delito por el cual se me impusieron siete años de prisión.
Los fallos de la Corte Interamericana de Derechos Humanos han reiterado que nadie debe estar privado de su libertad sin una sentencia firme. Tan es así que hoy sabemos que el “padre Grassi”, después de agotar todas las instancias procesales, recién fue detenido días pasados. Porque a algunos se le concede dicho beneficio y a otros no (como es mi caso). Pareciera que la ley no es igual para todos y algunos gozan de su libertad y recién cuando han quedado firme sus condenas, van presos; en cambio, en mi caso, que no hay sentencia firme, tengo que estar preso y si el Tribunal Superior de Justicia accede a mi pedido, el tiempo que me detuvieron, ¿quién me lo va a devolver?
El recurso interpuesto pone de resalto todas las irregularidades del proceso penal (no sólo el mío, sino el de todos los que deben padecer prisión esperando que se “haga justicia”). ¿Cómo se puede permitir que se condene a alguien, se lo prive de su libertad y todavía no hay una sentencia firme? Sólo en la época de la inquisición ocurrían estas cosas, pero para entenderlas hay que vivirlas y tener que estar encerrado. Quién me devuelve, en caso de revocarse el fallo, mi vida, mi integridad, mi familia.
Para terminar, deseo recalcar que nunca fui condenado por delito alguno (anterior al por el que fui juzgado), soy inocente por el hecho de que estoy privado de libertad, que no cometí dicho delito y, lamentablemente y hasta que se cumpla con la ley, seguiré encerrado en una prisión. Lean lo que dice nuestra ley, cualquiera de las nombradas, y se darán cuenta de las injusticias del Poder Judicial de Córdoba y recen para que nunca les toque estar sentado en el “banquillo de los acusados”, porque allí se acordarán de mí.
Adrián Ezequiel Cardozo
DNI 20.600.628