“Son unos tránsfugas… estos tipos son unos tránsfugas. Plantaron droga en mi casa, detuvieron injustamente a mi marido y, además, nos maltrataron a mí y a mi hijo de 11 años, insultándonos y golpeándonos”.
La durísima expresión sintetiza una muy grave acusación contra algunos efectivos de la Policía de la Provincia, formulada por la esposa de Diego “Rocky” Giménez (34), quien decidió hacer pública la situación que vivió su familia durante dos allanamientos, uno de los cuales terminó con la detención del exboxeador por presunta “tenencia de estupefacientes con fines de comercialización”.
Andrea Silvana Bracamonte (32) se presentó el martes en la Fiscalía de Instrucción del Segundo Turno, a cargo de Gustavo Atienza, y ante el secretario Guillermo Picco denunció los hechos ocurridos en su domicilio de barrio Felipe Botta a comienzos de agosto y el 7 de septiembre.
Ayer, con una copia de la exposición judicial en sus manos, concurrió a la Redacción de EL DIARIO y sin tapujos le contó a un periodista cómo se produjeron los allanamientos que dejaron a su esposo entre rejas, aunque denunciando hechos de corrupción y violencia por parte de al menos dos uniformados: uno de la Policía de Villa María y el otro de la ciudad de Córdoba.
La joven mujer, hija del recordado expugilista Jorge Bracamonte, afirmó que en el primero de los operativos un efectivo que se identificó como Juan le dijo que “Rocky” estaba “haciendo las cosas mal” y que si quería vender drogas tenía que “arreglar” con ellos.
En tanto, y con respecto al segundo allanamiento, Andrea sostuvo que un policía cordobés la insultó, la acusó de vender estupefacientes, la arrastró por el suelo tomándola por los cabellos y luego maltrató al mayor de los tres hijos de la pareja, arrojándolo violentamente contra la cama matrimonial.
Textualmente...
- “El primero de los allanamientos fue entre el 5 y el 9 de agosto, a eso de las 7 de la tarde. Diego estaba en Bell Ville y yo había salido con mis hijos. En casa estaba el albañil que se encuentra trabajando en el salón que está adelante, donde mi esposo está montando un pequeño gimnasio para enseñarle boxeo a los chicos”.
- “Llegaron tres policías: uno con un chaleco que decía Policía de Córdoba y los otros dos de civil. Cuando volví a casa, me encontré con ellos y el que llevaba chaleco me dijo que habían encontrado drogas en la cocina. Arriba de la mesa había una bolsita de nailon con una sustancia blanca (dijeron que eran entre 25 y 30 gramos de cocaína) y también una pequeña balanza digital. El que comandaba el operativo me dijo ‘mirá lo que encontramos’. Yo les dije que eso no era mío, que nunca había visto esas cosas”.
- “El albañil estaba en la pieza, lo llamaron como testigo a la cocina y le dijeron que habían encontrado la droga y la balanza, pero él no vio de dónde las sacaron”.
- “Después de hacer el acta, y ya cuando se estaban por ir, el del chaleco me dijo: ‘Mirá negra, así no se hacen las cosas… Rocky está haciendo las cosas mal. Si él quiere vender, tiene que arreglar con nosotros’. Obviamente se refería a drogas. Y agregó: ‘Acá te dejo mi teléfono’ y me dejó este papelito (lo muestra en la Redacción) con el celular y su nombre, Juan. ‘Dejale este número al Rocky, decile que me llame, así hablamos y le digo cómo tiene que hacer las cosas, para que las haga bien… vamos a tomar una cerveza así charlamos. Nosotros entendemos que él está discapacitado, que no puede trabajar y que te tiene que mantener a vos y a tus hijos, pero así no se hacen las cosas’. A ese policía no lo conozco, no sé su apellido, pero si lo vuelvo a ver, por supuesto que lo voy a reconocer”.
- “En la orden de allanamiento decía que buscaban un GPS y una billetera, pero no encontraron nada de eso. Lo más insólito es que se fueron llevando la supuesta droga y la balanza ¡y no detuvieron a nadie!”
- “Un mes después volvieron a casa. Fue el 7 de septiembre; estábamos durmiendo, eran como las 12 de la noche. Los perros empezaron a ladrar, Diego se levantó y salió al patio y vio a unos hombres arriba del techo. Le dijeron ‘tirate al piso’, él se tiró y lo arrestaron. Lo esposaron”.
Con violencia
- “Otros policías entraron a la casa y uno fue a mi dormitorio. Era un tipo de aproximadamente 47 años, grandote, morocho, con cabello corto y estaba vestido de civil. Yo me encontraba en ropa interior, tapada con las sábanas. Me gritó ‘tirate al piso, hija de puta… vos vendés drogas, hija de puta’. Se acercó, me agarró de los pelos, me sacó de la cama violentamente y me arrastró por el suelo hasta el baño. Fue ahí cuando salió de su pieza mi nene mayor, el de 11 años, y desesperadamente le dijo ‘soltala a mi mamá, soltala a mi mamá’. El tipo le dijo ‘callate, guacho de mierda’, lo agarró de los pelos y lo tiró contra la cama, golpeándole la cabeza sobre el colchón. El nene empezó a gritar y a llorar, tuvo un ataque de nervios y no lo podíamos controlar. Diego, que estaba esposado en el comedor, también se puso muy mal por esa situación horrible que vivimos. Actualmente el nene no puede dormir y sufre palpitaciones a la noche”.
- “El procedimiento duró como tres o cuatro horas. Revolvieron toda la casa y hasta cavaron todo el patio buscando drogas, pero obviamente no había nada. Y al revés de lo que pasó en el primer allanamiento, esta vez no encontraron drogas y sin embargo detuvieron a Diego”.
- “Se llevaron 10 mil pesos que teníamos guardados y todavía no me los devolvieron. Ese dinero era parte de un préstamo que sacamos en el banco para los trabajos de albañilería en el salón del frente, además de la pensión que cobra Diego por su discapacidad desde hace varios años, y también había algo de lo que yo vendí por esos días. Acá están los comprobantes que certifican que sacamos un crédito y el recibo de cobro de la pensión”.
Andrea indicó que se gana la vida comprando ropa al por mayor, que luego vende en algunos domicilios particulares de Villa María y en pueblos de la región, a los cuales viaja semanalmente para hacer esa tarea. También compra cajones de frutillas en el Mercado de Abasto y vende las bandejitas en la ciudad y la zona de manera ambulante.
“Tránsfugas”
- “Son unos tránsfugas… estos tipos son unos tránsfugas. Plantaron droga en mi casa y detuvieron injustamente a mi marido”.
- “Además, quiero denunciar públicamente el maltrato familiar que sufrimos, porque nos insultaron y golpearon a mí y a mi hijo de 11 años”.
- “Hago responsable al jefe de la Policía por lo que nos pueda suceder a Diego (en la cárcel), a mí y a mis hijos por esta denuncia pública, y espero que la Justicia actúe a partir de lo que declaré ayer (por el lunes) en Tribunales”.
- “Diego decidió declarar en la Fiscalía porque no tiene nada que ver con la venta de drogas, no tiene nada que ocultar. Por eso se quedó sin defensor y le tuvieron que asignar a la asesora letrada para que lo represente”.
Cabe recordar que el abogado Juan Antonio Rusconi, quien ejercía la Defensa del exboxeador desde poco después del primero de los allanamientos, renunció a su patrocinio el lunes de la semana pasada, luego que Giménez no hiciera caso a la instrucción que el letrado le había dado para que se abstuviera de declarar.
Ante esa circunstancia, la Justicia designó a la defensora oficial Silvina Muñoz, que desde entonces representa legalmente a “Rocky”.