Mariela Alejandra Bessonart tenía 37 años de edad cuando desapareció, luego de que su exesposo, el productor agropecuario Rodolfo Ceferino “Rody” Delpino, dijera que la había llevado con su automóvil hasta el centro de Villa María, donde supuestamente iba a realizar unos trámites bancarios.
Delpino habría sido el último en verla con vida y fue quien, tres días después, realizó la exposición policial denunciando su desaparición.
Desde aquel ya lejano miércoles 28 de septiembre de 2005 hasta la actualidad han pasado exactamente 2.922 días y el paradero de Mariela sigue siendo una gran incógnita, un misterio sin resolver.
Ante la lluvia de críticas que semanas después recibió la labor investigativa desarrollada por el fiscal Gustavo Atienza, el entonces gobernador José Manuel de la Sota (hoy nuevamente en el cargo) ofreció una recompensa de 100 mil pesos para quien proporcionara datos precisos sobre el paradero de Bessonart.
El estímulo económico movilizó a un par de personas, quienes aportaron algunas pruebas relacionadas con el caso, pero que jamás arrojaron resultado positivo.
El primero de los “informantes” llevó a los investigadores hasta un monte ubicado a seis kilómetros de Villa María, en la salida a Córdoba (cerca del exboliche La Legua), donde se encontró una vivienda abandonada, un pozo y un aljibe, pero no a Mariela.
El otro testigo, en tanto, aportó datos que terminaron por decidir al fiscal a ordenar la detención de Delpino e iniciar una búsqueda en las inmediaciones de la pequeña localidad de La Posta, en el norte cordobés, donde tampoco se encontró a la mujer.
En efecto, el 30 de agosto de 2006 Atienza detuvo a Delpino y le imputó la presunta comisión del delito de “sustracción y ocultamiento de persona con fines coactivos”.
A mediados de septiembre de ese mismo año, el fiscal dictó la prisión preventiva del exesposo de Mariela, pero los sucesivos planteos de la Defensa echaron por tierra la calificación legal, hasta que la Cámara de Apelaciones de Río Tercero cambió la carátula y terminó imputándolo como supuesto autor de “privación ilegítima de la libertad, calificada por el tiempo”.
Exactamente un año después, el 11 de septiembre de 2007, el Tribunal Superior de Justicia de la provincia (TSJ) hizo lugar a un nuevo pedido de los defensores y Delpino pudo recuperar la libertad. Había pasado 377 días entre rejas.
Luego de algunas incidencias jurídicas (la Defensa se opuso a la elevación a juicio, lo que originó que interviniera la Justicia riotercerense, que finalmente confirmó la medida), el expediente llegó a la Cámara del Crimen local, por lo que en fecha aún no definida comenzará el juicio oral y público de uno de los hechos más misteriosos y resonantes en la historia policial villamariense.
La “causa Bessonart” tiene 22 cuerpos de expediente, es decir alrededor de 4.500 fojas. Por esta magnitud es que se estima que transcurrirán todavía algunos meses más para que se inicie el trascendental debate.
Mariela Bessonart es hija de Teresa Ramírez y la menor de tres hermanos, detrás de Alberto y Gladys. Nació el 14 de diciembre de 1967 y en la actualidad tendría 45 años.
Estuvo casada 19 años con Delpino, de cuya unión nacieron tres hijos: Marcos, Franco y Gisela.
La pareja se separó a mediados de 2004.
“Fallecimiento por ausencia”
A mediados de mayo de 2012, la Justicia Civil de Villa María dictaminó que “Mariela murió el mismo día que desapareció”.
La declaración de su “fallecimiento presunto por ausencia” quedó establecida en una sentencia del juez de Primera Instancia y Cuarta Nominación en lo Civil, Comercial y de Familia, Alberto Domenech, quien indicó que el fallo “no alcanza a la causa penal”, aunque se basó en algunos de sus elementos.
La resolución fue emitida a modo de conclusión del Expediente Nº 352.375, iniciado el 15 de octubre de 2010 por los hijos de Mariela.
Ultima novedad
Hace exactamente un mes, el Tribunal Superior de Justicia cordobés hizo lugar a un recurso de casación interpuesto por Gladys Bessonart para mantenerse como querellante particular en la causa por la misteriosa desaparición de su hermana.
El documento judicial expresa, textualmente, que el TSJ resolvió “hacer lugar al recurso de casación interpuesto por Gladys Elida Bessonart, en su carácter de representante de Teresa Ramírez de Bessonart”, madre de Mariela y Gladys.
Es que esta última había apelado la decisión dictada por la Cámara Criminal y Correccional de Villa María, que denegaba la posibilidad de ser querellante particular en la causa a Ramírez.
Oportunamente, la Defensa del Delpino había planteado la exclusión de Teresa Ramírez como acusadora privada, argumentando que al considerarse a Mariela “presuntamente fallecida” en lo civil, sólo los hijos de ésta podían ser querellantes.
Sin embargo, el patrocinador legal de Ramírez se opuso a este planteo y sostuvo que los hijos de la mujer desaparecida están atravesados por conflictos de intereses ya que Delpino, único imputado en la causa, es también su padre.
Otro argumento esgrimido por el abogado fue que la ley establece que los herederos forzosos de una víctima pueden ser querellantes y que la madre de Mariela es, precisamente por el vínculo, heredera forzosa de la mujer desaparecida y esto la habilita jurídicamente, puede ser querellante.
Por estos planteos de una y otra parte fue que el juicio por la desaparición de Mariela había ingresado en un compás de espera, aguardando la resolución del máximo tribunal de justicia de la Provincia.
Finalmente, el TSJ le dio razón a la madre y a la hermana de Mariela y ahora resta esperar cuáles serán los pasos que seguirá la Defensa de Delpino y qué dispone la Justicia villamariense.
Hoy, una misa
Esta tarde, desde las 19, familiares y amigos de la mujer desaparecida harán oficiar una misa en la Iglesia Catedral de Villa María.
Así lo hicieron saber ayer a EL DIARIO los hermanos de Mariela, Gladys y Alberto, quienes invitaron a la comunidad en general a participar de la ceremonia religiosa.