Las autoridades del Partido Justicialista local salieron al cruce de las expresiones vertidas por el Frente Progresista Cívico y Social en nuestra edición del pasado lunes.
El documento firmado por Gerardo Russo, Verónica Vivó y Sebastián Capurro bajo el título “El Frente Cívico y Social: del relato a la fábula” expresó lo siguiente:
“En la edición del día lunes 30 de septiembre dirigentes del Frente Cívico y Social cargaron contra el intendente Eduardo Accastello comparándolo con el emperador romano Juliano II, según la visión que sobre este personaje histórico tiene un novelista norteamericano.
Al respecto debemos reconocer que la novela histórica es sin lugar a dudas el género literario que ha logrado con mayor efectividad acercar al ‘gran público’ a hechos y personajes de nuestro pasado.
En ello, en el delicado equilibrio entre ‘ficción’ y ‘realidad’ y en la calidad narrativa del autor, radica gran parte de su éxito actual. Esta, que es su potencialidad para interesarnos por el pasado es también su limitante para comprenderlo. Por lo que centralizar el análisis de la realidad -pasada o presente- a partir de una novela histórica es cuando menos una ingenuidad o lo que es peor aún, un acto de enorme deshonestidad intelectual.
Y esa deshonestidad intelectual -o ingenuidad si les parece- está presente en toda la nota firmada por Polak y Rabaglio. Eduardo Accastello ha sido y es intendente municipal producto de la decisión democrática y soberana de una mayoría aplastante de villamarienses, algo que no ha logrado el principal referente del Frente Cívico y Social -el Dr. Valinotto- ni ahora ni cuando formaba parte de la dirigencia de la UCR.
El Gobierno municipal que encabeza Accastello, ha trabajado y trabaja para generar las condiciones políticas, económicas, sociales, educativas y culturales necesarias para lograr el desarrollo integral de nuestra ciudad y el bienestar de su pueblo. Día a día participa activamente desde el ámbito municipal de las políticas nacionales tendientes a lograr una distribución más equitativa de la riqueza.
Impulsando para ello la construcción de miles de viviendas y entregas de terrenos con todos los servicios a los sectores más vulnerables de nuestra sociedad, dotando de agua, cloacas, gas, desagües pluviales, cordón cuneta o pavimento a todos los barrios de la ciudad. Impulsando el acceso y la permanencia de los pibes en el ámbito educativo como paso necesario, aunque aún insuficiente, para alcanzar la justicia social.
Apostando a diversificar la matriz productiva que ha caracterizado a nuestra ciudad, alentando la producción industrial y la creación de puestos de trabajo con políticas como la creación del Parque Industrial o el impulso a la economía social apoyando a cientos de microemprendedores y cooperativas de trabajo. Logrando extender la cobertura de salud a nuestros vecinos de todos y cada uno de nuestros barrios a través de los Centros Atención Primaria de la Salud, ampliando además la cobertura social a miles de nuevos jubilados y pensionados.
“Democracia popular”
Y todo esto en el marco del ejercicio pleno de una democracia popular que excede largamente los acorsetados límites que le impone al pueblo la democracia liberal burguesa que enaltece el culto a las formas mientras desprecia la participación popular real.
Prueba de ello, lo constituye la descentralización de la gestión municipal en los barrios, la instrumentación de los consejos barriales, el presupuesto trianual participativo, el Concejo Deliberante en los barrios, el Concejo Deliberante Estudiantil, la Comisión de Estudiantes Secundarios, el Parlamento Infantil y la intendenta de los niños.
En fin, todo esto nos permite, aún con errores, atender ‘la amalgama de las diversidades retóricas y pensantes de quienes’ constituyen la democracia.
Como se puede ver, el intendente y su Gobierno están lejos, muy lejos de Juliano II. No es Accastello quien habita un palacio -o su equivalente contemporáneo: una mansión en un barrio exclusivo- cercado por murallas de piedras o de vistosos setos que impiden el libre ingreso y circulación de la plebe por sus dominios. Tampoco en la vivienda del intendente hay una guardia pretoriana o guardias de seguridad privada -como su expresión contemporánea- que lo custodien y nos indiquen que no somos bienvenidos si carecemos de títulos de nobleza o riqueza suficientes.
En definitiva, los integrantes del Frente Cívico y Social han apelado a un ‘relato’ para describir lo que entienden como políticas desacertadas del Gobierno municipal e intentar desacreditar al intendente y ello en sí mismo no es malo.
Pero cuando quien relata no puede acreditar lo que está sosteniendo cae en la ficción, en la fábula y de dirigentes políticos se transforman en meros fabuladores y eso además de dañino se transforma en peligroso.”