Preocupante, con enormes signos de interrogación sobre su cabeza. Así anduvo Alumni anoche, por Río Cuarto, donde no sólo perdió 2 a 0 el clásico ante Estudiantes, sino también volvió a ser una imagen de la nada, un conjunto voluntarioso sin una idea clara de juego que perdió sin atenuantes ante un rival que todavía no había sumado puntos en el certamen.

Como sucedió en La Carlota, durante la primera fecha, y en pasajes del partido jugado en Plaza Ocampo, Alumni tuvo problemas en la recuperación de la pelota, pero esta vez la historia se magnificó porque la falta de ideas para generar circuitos de juego lo llevó para atrás, presionado por el rival, para terminar con pelotazos intrascendentes, rifando protagonismo.

Estudiantes lo superó en todo sentido, desde la voracidad de sus volantes externos (destacados los volantes Flordelmundo) hasta la verticalidad de su número 10 para desequilibrar de frente a una línea de cuatro que transpiró bastante y sin sentido.

El contraste estuvo en un Fernando Sanjurjo sin socios para el juego, más allá de la movilidad de Santiago Aloi, mientras Luciano Antonino y Emanuel Barbosa se debatían entre sus pobres arrebatos individuales y la preocupación porque los hermanos Flordelmundo les ganaban constantemente las espaldas.

Precisamente, tras la humanidad de Antonino y frente a un inseguro Lautaro Toresani, Jeremías Flordelmundo empezó a perforar seguido a la defensa fortinera y generó situaciones con centros envenenados que no pudieron ser capitalizados por sus compañeros de ataque.

Después de los 10 minutos de juego, Estudiantes ya era superior claramente, pero no lo podía traducir en la red por propia impericia o por las intervenciones de Jonathan Scalzo, quien le tapó un mano a mano a Peirone a los 17’.

Recién a los 20’ se aproximó Alumni cuando Antonino se volcó hacia la izquierda y mandó un centro que Aloi captó con un tiro cerca del palo. Sin embargo, en la respuesta del equipo riocuartense llegó el gol porque el propio Antonino bajó en el área a Benjamín Flordelmundo y el árbitro pitó sin dudar.

Peirone, primero tapado por Scalzo desde los doce pasos, la embocó de rebote y, de ahí en más, Estudiantes se manejó con mayor soltura hacia el final de la primera etapa, lapso en el que Alumni no tuvo reacción ni claridad. Por el contrario, Scalzo debió aparecer en tres ocasiones para neutralizar el segundo tanto local.

 

Sin mejoria

 

Para el complemento, Alumni no esbozó un atisbo de recuperación. Apenas le imprimió actitud a la disputa de la pelota, pero sin salida desde el fondo ni una pizca de inteligencia para profundizar sus avances.

Estudiantes hizo una lectura de las dudas de su rival y, amparado en la recuperación de Quiroga y el retroceso de Colazo para batallar en campo contrario, buscó cada ataque con velocidad para lastimar de contragolpe.

Precisamente, de un avance de Alumni llegó el segundo grito celeste: pelotazo largo para Peirone, quien dejó atrás a Uriel Raponi y, en la puerta del área, sacó un tiro furioso, bien pegado al palo, que no pudo desviar Scalzo.

Iban apenas 11 minutos del complemento y lo que siguió fue más de lo mismo: un Alumni nulo en inteligencia colectiva, insulso, fue al frente sólo por el orgullo herido y sin profundidad más que la de su mar de defectos en la elaboración de juego, con y sin Sanjurjo, remplazado a los 17 minutos.

La expulsión de Antonino, por doble amarilla, agravó la situación, a pesar que el propio volante tuvo una noche de perros.

Estudiantes merodeó el tercero con más frecuencia que su rival el empate, pero Scalzo se encargó de dejar las cosas como estaban, sobre todo en un remate de López que sacó con gran volada.

El final fue desahogo celeste, por la producción de un equipo que venía mal y que, no obstante, mejoró en defensa (guiado por un patrón villamariense: Germán Rivera), se movió bien en el medio y tuvo gol en ataque.

Todo lo contrario quedó en Alumni, donde los cientos de hinchas dejaron rápidamente su sector vacío, tan vacío como el fútbol del equipo.

La figura

Maximiliano López fue lo mejor de la noche, llevando con inteligencia cada ataque del local. También se lucieron los hermanos Flordelmundo y aportó su cuota de gol Hernán Peirone. Buen partido del central Germán Rivera. En Alumni, sólo se salvó Scalzo.

El árbitro

El cordobés Julio Quinteros controló bien el partido, aunque se encontró con un clásico sin grandes polémicas. Le faltó acelerar más el juego cuando Estudiantes se encargó de enfriarlo. Bien en la expulsión de Antonino.

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Posiciones Zona 10