Hay un rei­no que a ve­ces coin­ci­de con es­te mun­do. Se tra­ta de un rei­no ha­bi­ta­do por ha­das y hob­bits, vam­pi­ros y hom­bres-lo­bos. Pe­ro en ese rei­no, los mons­truos no son se­res ho­rri­bles si­no que se han adap­ta­dos a la so­cie­dad. En me­dio de es­ta de­mo­gra­fía se­mi­hu­ma­na y fan­tás­ti­ca, tam­bién hay se­res “rea­les”; chi­cas de­ma­sia­do hu­ma­nas que leen y es­cri­ben. Sus ar­que­ti­pos son la her­mo­sa Be­lla Swan de “Cre­pús­cu­lo”, o la tí­mi­da No­ra Gray de “Hush Hush”. Mi­la­gros Sol Mo­re­no, es­ta pe­que­ña No­ra Gray de 17 años de ba­rrio Ameg­hi­no, es­ta tí­mi­da Be­lla Swan del co­le­gio Ma­nuel Bel­gra­no, “Mo­re” (co­mo le di­cen sus ami­gas) pre­sen­tó su pri­mer poe­ma­rio ano­che en el Cen­tro Cul­tu­ral Co­mu­ni­ta­rio.

 

Fanática de novelas

 

-¿Por qué tu pri­mer li­bro fue de poe­mas si tan­to te gus­tan las sa­gas fan­tás­ti­cas?

-Es que mi sue­ño era es­cri­bir no­ve­las y no en­con­tra­ba dón­de apren­der. Has­ta que un día mi ma­má fue a la Me­dio­te­ca y una se­ño­ra le dio el te­lé­fo­no de Su­sa­na Zaz­zet­ti. Era un ta­ller de poe­sía pe­ro igual me gus­tó y se­guí.

-¿Có­mo fue tu pri­mer en­cuen­tro con la poe­sía?

-Te­nía mu­chí­si­mo mie­do. Te­nía na­da más que 12 años y es­ta­ba con dos ami­gas que se me ha­bían uni­do (ri­sas). Ha­bía que es­cri­bir ver­sos con pa­la­bras suel­tas. Al fi­nal no me fue tan mal y a Su­sa­na le gus­tó lo que hi­ce.

-¿An­tes del ta­ller no leías na­da de poe­sía?

-No. En la bi­blio­te­ca de mi pie­za ten­go to­do no­ve­las. Ten­go los sie­te li­bros de Harry Pot­ter, los cua­tro de Cre­pús­cu­lo, la sa­ga de Hush Hush y aho­ra es­toy le­yen­do Era­gon, que me tie­ne re en­gan­cha­da… Mi ma­má (Ama­lia) tam­bién es lo­ca de la lec­tu­ra, pe­ro a ella le gus­ta la tri­lo­gía de “Mi­le­nium”.

-Más allá de tu fa­na­tis­mo por la no­ve­la, es in­ne­ga­ble que Su­sa­na te hi­zo gus­tar la poe­sía…

-¡Cla­ro! Ha­ce cinco años que voy al ta­ller y en 2009 sa­ca­mos con Ju­lie­ta Fu­nes y Vic­to­ria Oli­va la “An­to­lo­gía ado­les­cen­te”, tam­bién con “El Men­sú”. Te­ner mi pro­pio poe­ma­rio era un pa­so que que­ría cum­plir pe­ro quie­ro que los otros li­bros míos sean no­ve­las. Ese es mi sue­ño.

-¿Ya te­nés al­go es­cri­to en ese gé­ne­ro?

-Ten­go un mon­tón de no­ve­las em­pe­za­das. Lo que pa­sa es que lle­go has­ta al ca­pí­tu­lo diez y me pa­ro. No sé có­mo se­guir. Son to­das de cien­cia fic­ción y los per­so­na­jes son chi­cas de mi edad. Hi­ce una de vam­pi­ros, una de si­re­nas y otra que es­tá am­bien­ta­da en el año mil ocho­cien­tos. Me tu­ve que po­ner a leer un mon­tón de His­to­ria pa­ra es­cri­bir­la (ri­sas)

-¿Có­mo es­tá he­cho “En­tre la llu­via y la es­pe­ra”?

-Son poe­mas de 2011, 2012 y al­gu­nos de es­te año. El li­bro es­tá di­vi­di­do en dos par­tes; la pri­me­ra es “El, ella, ellos” y la se­gun­da es “Yo”. En la pri­me­ra es­cri­bí so­bre los do­lo­res y las ale­grías de los otros y en la se­gun­da, el mo­do en que esas ex­pe­rien­cias aje­nas me to­can a mí. Me gus­ta mu­cho la gen­te. Cuan­do es­toy en la ca­lle mi­ro to­do el tiem­po có­mo ca­mi­nan, qué tie­nen pues­to… 

-¿Es­cri­bís poe­sías por amor, por de­sa­mor, pa­ra des­car­gar­te?

-A ve­ces es­cri­bo pa­ra des­car­gar­me, sí, pe­ro mi ca­tar­sis fa­vo­ri­ta es leer. ¡¡¡Es­cri­bir de amor noooo!!! (ri­sas). Nun­ca me sa­len poe­mas de amor co­mo a mi ami­ga Ju­lie­ta, que es una ge­nia. A mí no me gus­tan los poe­mas ro­mán­ti­cos ni los so­ne­tos. Me gus­tan mu­cho los poe­mas de Bu­kows­ki. Me gus­tan los poe­tas cuan­do son du­ros y di­cen las co­sas con be­lle­za. “Le­jos de acá/ no exis­te/ un mar ni olas­./Le­jos de acá/ no hay sol ni cie­lo./ Qui­zás tam­po­co exis­tas/ vos./ No bro­tan/ can­cio­nes en la os­cu­ri­dad./ No vi­bra mi co­ra­zón/ y mi gar­gan­ta no gri­ta./ So­la­men­te es­toy/ vi­va”, di­ce el pe­núl­ti­mo poe­ma del li­bro. 
 

Iván Wie­li­ko­sie­lek