Escribe: Diego Pellegrini (h)
Hay muchas formas de ganar un clásico, pero en cada una de ellas el factor actitud, que se relaciona directamente con el corazón, no puede faltar. Y mucho menos si te toca jugar el partido completo en inferioridad numérica.
A esto, Colón lo entendió a la perfección. Ya que tras la roja a Juan Pablo Ramírez, a los trece segundos de iniciado el cotejo, se juramentó internamente sacar adelante la situación.
Esa fue la sensación que entregó un encuentro lleno de alternativas, que tuvieron que ver poco con el juego y mucho con lo extra futbolístico. Con cuatro expulsiones, pocas situaciones de peligro y un gol de otro partido, que le permitió al local festejar como hacía mucho tiempo no pasaba, más que nada por cómo se había desarrollado el clásico.
Finalmente, el 1 a 0 de Colón sobre Rivadavia, dejó al local más puntero que nunca y al visitante golpeado anímicamente, teniendo en cuenta que dejó pasar una gran chance.
Porque tuvo todo para ganar y nunca supo cómo hacerlo. Por contrapartida, el “Rojinegro” supo levantarse ante las adversidades y saber adaptarse a cada momento del partido. Entonces, con una defensa imbatible, con un arquero que jugó el partido adentro y afuera de la cancha (con sus hinchas), más la certeza en la definición en el arco rival. Todo eso fue suficiente para el local, ante un campeón desconocido, irresoluto, sin idea de juego y con una carencia en los metros finales, a la hora del ataque.
La historia del partido comenzó a lo “loco”. Con Ramírez viendo la roja por un golpe contra Franco Santoni, antes del minuto de juego (13¨), todo un récord para el fútbol en general. Esto dejaba al “Verde” con grandes perspectivas de cara al clásico.
Pero a los 7' minutos, Julio Giraudo vio adelantado a José Gobbi y ejecutó un tiro libre que terminó dando en el travesaño del ex-Argentino. Esto era un indicio de que Colón iba a pelear el partido a “muerte”.
Mientras tanto, el equipo de Santoni, ante la superioridad numérica, elegía atacar el espacio generado por la expulsión tempranera. Ahí, aparecían Franco Santoni y Matías Rojas para atacar directamente a Gustavo Cardona. No obstante, nunca podría sacarle el jugo el visitante a esa situación porque Colón lo ocupaba con Nicolás Sontag o José Fernández (de gran despliegue).
Un centro por la derecha de Matías Rojas, con cabezazo débil de Gastaldi, más otro envío del menor de los Santoni que Giraudo cortó con una bolada espectacular, sería lo único de Rivadavia en una primera etapa pobre.
Pero las rojas seguían apareciendo. Porque Luciano Luppo golpeó a Franco Santoni cuando éste le había cometido infracción. Entonces, Rodríguez le mostró la tarjeta al capitán de Colón (por el golpe) y al volante de Rivadavia por la infracción.
Con un disparo de Maximiliano Conti, que salió cerca, se iba un primer tiempo con temperatura elevada.
Pero el complemento comenzaría de la mejor manera para los dirigidos por José Danna. Porque a pesar de que Julio Gastaldi lo tuvo con su remate que salió por arriba del travesaño, Colón llegaría al gol.
Fue tras un centro bajo de José Fernández, que Matías Rojas no pudo rechazar. Entonces, Sontag tomó el balón por el segundo palo y definió ante la salida de Gobbi, que nada pudo hacer, para abrir el marcador y hacer explotar a todo el pueblo “rojinegro”.
Rivadavia atónito, sintió el golpe tras encontrarse abajo en el marcador. Y a pesar de la superioridad numérica, nunca lo pudo poner de manifiesto.
Santoni movió el banco, cambió piezas pero el fútbol nunca apareció. Ingresó Franco Garis (en el primer tiempo), Franco Gozzerino y “Nico” Ponce. Poco pudo hacer el visitante contra un equipo que se ordenó muy bien tácticamente y se hizo fuerte en lo defensivo, con sus dos centrales (Alvarez y Luna) como estandartes.
Pudo haber empatado Rivadavia, pero no convirtió. Porque Garis lo desperdició tras centro de Ponce. Luego, fue Matías Rojas el que perdió ante la humanidad de Giraudo y la última, un cabezazo de Márquez, que salió pegado al palo derecho.
Minutos antes de esta jugada, Rodrigo Santoni se iba expulsado por infracción sobre Abatedaga, por ende quedaban diez contra diez y la balanza se terminaba de inclinar para el lado del local. Un local que terminó festejando la victoria tan especial, que lo dejó en un gran momento y con la punta absoluta. Todo gracias al corazón de Colón.
La figura
Julio Giraudo fue un pilar clave para que su equipo se lleve el clásico. Desde la actitud, pasando por algunas tapadas espectaculares, el “Mono” siempre se mostró seguro del triunfo. Se complementó muy bien con sus centrales, Luna y Alvarez, que también realizaron un gran partido.
El árbitro
Adolfo Rodríguez tuvo un partido complicado que supo sacar adelante. Desde la expulsión, a los 13 segundos, de Ramírez (por golpe a Santoni), pasando por las rojas a Luppo y los Santoni (Franco y Rodrigo), todas correctas. No se dejó amedrentar por los reclamos. Falló en muy pocas decisiones.
