Por: NET
Tiene la camiseta puesta y los botines. Tiene árbitro internacional propio. Ya está decidido a jugar el complicado torneo de la Copa Presidencia 2015.
Sus colores, el azul y oro, lo distraen un rato de la campaña. Boca lo está haciendo sufrir, pero “hay que esperar...”.
Estamos sentados frente a frente. en la mesa del bar de la esquina de la plaza. En la Centenario todavía redoblan los tambores que acompañaron un picado improvisado de fútbol con el jefe porteño y su principal candidato marcando los fuera de juego, el hombre de las tarjetas rojas y amarillas.
Villa María tiene ese no sé qué; si Piazzola la hubiera conocido, tal vez le hubiera dedicado uno de sus tangos.
Y, sí. Tiene un no sé qué... porque el líder del PRO, Mauricio Macri, ya anduvo en dos oportunidades por las calles del centro del país en campaña. Y repitió en tierras cordobesas lo que ya viene diciendo: “Soy el cambio”.
Hablamos con Macri “mano a mano” el pasado sábado, momentos antes de que se transmitiera la entrevista que Jorge Rial le hizo a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner.
"De todos los opositores, te diría que a Macri yo le reconozco una inmensa virtud: dice lo que piensa, dice el modelo de país que le interesa, que no es el mío". A mí me gusta la gente que dice lo que piensa, que no se disfraza para sacar votos", afirmó Cristina.
Y podríamos decir después de entrevistarlo que, sin duda, la presidenta tiene razón: Macri no se disfraza para sacar votos. Dice lo que piensa y el modelo de país que imagina.
A Macri lo definen, y tiene la etiqueta puesta, como un hombre de la derecha y fue la pregunta que le tiramos mientras saboreaba una porción de torta.
“Qué es ser de derecha?”, fue la réplica inmediata del jefe del PRO. Mirando fijamente a su interlocutora (o sea, quien escribe esta nota), afirma: “Muchos de los que me dicen de derecha, son más conservadores que yo.”
Sonríe y, sin dar muchas vueltas al asunto, deja su concepto girando entre las botellas de gaseosa y los saludos de una mujer que le pide sacarse una foto con él.
“Las izquierdas y las derechas no existen más. Creo en un gobierno honesto, democrático, que cree en la libertad de prensa y trabaja para los que más necesitan”.
Esa es su “táctica de juego”. Hay palabras que repite en la extensa charla, que empieza con un análisis de la realidad.
“Le dicen década ganada, yo diría que fue una década desperdiciada. Hay que participar en política, estamos en un país lleno de problemas, la inseguridad, la inflación que ataca a los más pobres, a los que menos tienen”.
Para el ya decidido a ser candidato a presidente, la asignatura pendiente del hombre de 54 años nacido en Tandil, la “gestión” es la clave de todo y las ideologías, cosas del pasado. Su frase “las izquierdas y derechas no existen más” es un ejemplo de su pensamiento.
"Voy a ser candidato a presidente en 2015, creemos que hay que hacer política de otra manera. Lo hemos demostrado gobernando la ciudad de Buenos Aires, a pesar de haber soportado el Gobierno nacional más conflictivo de la democracia”.
Lo dice, lo repite. Y tira ejemplos hablando de los enfrentamientos con países vecinos como Uruguay.
Hola, soy Mauricio
Su relación con Cristina ya no es la misma de antes. Ahora se comunican y están los que ven debajo del agua el dedo de la presidenta para darle la entidad “del principal adversario”, bajando los humos del ascendente Sergio Massa.
No debería sorprender que un jefe de Gobierno de Capital hable con la presidenta, pero entre ellos el diálogo estaba cortado desde hace tiempo y la pregunta surge.
“La había llamado tantas veces y nunca me había atendido. Insistí, un día la llamé y me atendió.
Yo no quiero hablar de la vida con ella, hablo por temas concretos y pude plantearlos: la ampliación de la autopista Illia y las obras del arroyo Medrano para mitigar inundaciones en el norte de la Ciudad.”
“No quiero hablar de la vida con ella”, una de las tantas frases que pinta el estilo del dirigente del partido identificado con el amarillo, que ha recibido “el elogio” (reproducido por todos los medios) de la presidenta.
Un elogio, aclaremos para que no oscurezca, que no está relacionado con la ideología, sino “con la actitud” que muestra Macri en el campo político.
Cristina fue clara en la nota con Rial, transmitida el mismo día que se conoció su problema de salud y la recomendación de reposo: “Me gusta la gente que dice lo que piensa, aunque con Macri no compartimos nada”.
Macri con Cristina tampoco parece compartir nada.
La actitud que tiene Macri en el terreno dominado en los últimos años y actualmente por el peronismo, le ha significado el rechazo de un sector importante de la sociedad, que lo ve como un “retorno a los 90” y la adhesión mayoritaria, en su momento, de los porteños.
Desde ese lugar, desde la Capital, Macri busca crecer en el interior y Córdoba no le ha sido tan adversa. El PRO festeja el tercer lugar obtenido el pasado 11 de agosto y saca cuentas de los nuevos votos que puede lograr. Hasta se entusiasma con obtener dos bancas mientras lo miran de reojo los dos partidos tradicionales.
Macri no es un político que habla de utopías. No es, precisamente, un poeta de la oratoria. Su visión está emparentada con la gestión, con administrar, con la eficiencia.
“Tenemos coherencia y compromiso, lo excluyente de nuestra agenda es cómo mejorarle la vida gente”, define y habla de un equipo de gente idónea, transparente, que tenga honestidad moral e intelectual.
“Es lo que la gente espera de sus dirigentes, que trabajemos en equipo, nosotros vamos a trabajar con todos, el Estado va a estar apoyándolos, eso le vamos a decir los que más necesitan”.
“El país no necesita un mago”
Cada una de sus frases son seguidas con atención por el candidato a diputado nacional por Córdoba Héctor Baldassi y el villamariense Darío Capitani.
En otras mesas, la gente que lo acompaña, entre ellos el economista Carlos Melconián, el periodista deportivo Fernando Niembro y su principal operador Emilio Monzó, esperan a su jefe para continuar con las actividades del día.
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El candidato presidencial tiene una visión de la realidad con la lupa puesta en los problemas.
Promueve sus propuestas con “alegría”. Habla de los “logros y las transformaciones” realizados en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. “Si vas a Capital podrás ver todo lo que hicimos”.
¿Tiene Macri un ideal de país? La pregunta queda dando vueltas unos segundos hasta que la respuesta la detiene en el camino.
“La Argentina no necesita un mago, hace falta trabajo en equipo, transparencia, mostrar qué se está haciendo con el dinero.
Han pasado treinta años, veo un conjunto de dirigentes que ha hecho sus aportes, ha tenido sus fracasos. Creo que llega un momento en que hay que renovar la forma, los valores, los nombres.
Ganar una elección no te hace dueño del Estado”.
Macri siente, así lo confiesa, que tiene el coraje y las convicciones necesarias para hacer un cambio. Y deja subrayado que él y su equipo son el cambio.
Lo conocí hace tiempo
El reloj seguía su carrera de agujas y la entrevista se acercaba al final. Macri estaba pisando “tierra” fuerte del Frente para la Victoria con la siembra del intendente Eduardo Accastello. ¿Tiene opinión formada sobre Accastello?
“Es de Boca... A Accastello lo conocí cuando era presidente de la Federación Argentina de Municipios (FAM), hicimos algunas actividades. Luego vino el kirchnerismo y noté en él un cambio muy grande... no sé por qué”.
Siguiendo el hilo conductor de opiniones sobre dirigentes le llegó el turno al gobernador José Manuel de la Sota.
“De la Sota es parte de los que gobernaron los últimos 30 años. Yo voy por algo distinto, nosotros representamos un cambio, yo decía que la Coneja (por Baldassi) iba a ser un cambio en Córdoba y lo es”.
En ese punto, precisamente, saca a relucir el acompañamiento que los villamarienses le dieron al PRO en las PASO, casi “unos adelantados”, de lo que “será la provincia en octubre”, según sus propias palabras.
Y en el final...
Tres temas quedan para el final de la charla, dos temas sentidos para nosotros: la Ley de Medios y el cooperativismo y las privatizaciones.
Y pone su pensamiento sin rodeos.
-“La Ley de Medios fue un fracaso. Ya está demostrado. La ley tiene que ser para fortalecer la libertad de prensa, no puede ser un instrumento de confrontación. Y es un instrumento de confrontación”.
-“Hay cooperativas buenas y malas, algunas han servido para que quienes las conducen se aprovechen de ellas. Nosotros, todos queremos el bien común y en eso trabajamos”.
-“Ni lo privado es todo malo, ni lo estatal es todo malo. Pero no se puede utilizar el dinero que debe ir a salud, inclusión social, educación para destinarlo a los vuelos. No hago experimentos con el dinero de la gente”.
Macri ya está jugando, anticipadamente el partido, con los botines puestos y árbitro propio.