Atentos al impacto que ejercen las bolsas de plástico en el ecosistema, alumnos que integran un taller de promoción ambiental que se dicta en el Instituto Secundario Bernardino Rivadavia, junto a integrantes de la Secretaría de Medio Ambiente del municipio, concretaron una acción de concientización en el microcentro villamariense.
Acompañados por la docente Cristina Todoro y el estudiante del Profesorado de Biología, Juan José Carrizo, los educandos del ISBR repartieron ayer en la Peatonal folletos, calcomanías y bolsas biodegradables (adornadas con inscripciones realizadas con pinturas ecológicas).
El proyecto denominado “Desembólsate del plástico”, según pudo conocer este medio, tuvo como uno de sus ejes motivantes el resultado de una encuesta realizada por los estudiantes en comercios del sector céntrico.
El relevamiento efectuado en más de treinta firmas locales develó que un alto porcentaje de los encuestados entrega a sus clientes bolsas que no se biodegradan, contribuyendo con esta conducta al fortalecimiento de este tipo de polución altamente perjudicial para el hábitat natural.
Vale destacar que en Villa María existe una ordenanza que prohíbe (fue sancionada en 2010, pero entró en vigencia total a partir de 2011) la entrega al público de este tipo de material.
Para el que no respete la norma, están previstas severas sanciones económicas.
Como dato significativo, los alumnos en su rol de promotores ambientales descubrieron que de la treintena de negocios visitados sólo uno (dedicado a la comercialización de productos naturistas), respetaba las prescripciones legales y entregaba a la clientela bolsas especiales que no afectan el equilibrio ambiental.
Según indagaron los jóvenes, también existe una confusión entre los comerciantes que creen que la prohibición oficial sólo alcanza a las bolsas de polietileno “con mangas” y no las que se ofrecen en formato de rollo.
Cabe señalar que las bolsas plásticas, fabricadas a base de petróleo, no son asimiladas por el ambiente, sólo se rompen en pedazos cada vez más pequeños.
Según los científicos para que estas bolsas se biodegraden tienen que pasar un proceso de entre cien y mil años, por lo que se puede decir que son una contaminación permanente que no se acaba nunca.
Motivados por la temática, los referentes estudiantiles del ISBR ofrecieron como respuesta una serie de respuestas, entre las que se destacan, la optimización del uso de las bolsas hasta su progresiva desaparición del mercado.
Otra vía de solución a la problemática es el impulso de campañas informativas donde se indiquen con claridad los efectos negativos del uso de polietileno.
Otro de los factores que sería determinante para que el uso de bolsas contaminantes decline, sería que la población opte por llevar sus propios contenedores biodegradables al momento de salir de compras.
Los responsables en propulsar la iniciativa adelantaron que próximamente continuarán con otras actividades tendientes a generar conciencia sobre el cuidado del ambiente.