Desde largos años, en las épocas de mi participación en Radio Rivadavia con el maestro Rodolfo Civitarese, cultivo una linda relación a la distancia con quien fue mucho tiempo director general de reglas de la Asociación Argentina de Golf, el doctor Jorge Garasino. Semanalmente lee nuestras notas y me nutre de sabias enseñanzas. Así es como esta vez me ha enviado unas líneas del doctor Osvaldo Besasso, médico eminente y hombre de profunda cultura, también golfista, quien, con profunda convicción, reflejó el verdadero sentido de este juego. Gracias, golf, por...
Tener reglas claras e inapelables...
Hacerme paciente...
Enseñarme a controlar mis emociones...
Permitirme aceptar al otro y ser tolerante...
Que comprenda que no todo es definitivo, ni la gloria, ni los errores... Someterme con humildad a tus caprichos...
Hacerme cauteloso y humilde...
Tenerme siempre reservada otra oportunidad...
Haberme regalado por igual sonrisas y muecas...
Enseñarme a dominar los impulsos...
Que disfrute cuando otro juega bien...
Que acepte la contrariedad y me someta a ella...
Permitir que los errores den revancha...
Lo absurdo de anotar 4, que es 2, o que es 5...
Que sos como la vida, con formato de juego...
Mezclar en tu misterio a jóvenes con viejos...
Que nunca se termina tu aprendizaje...
Tu esencia democrática llamada hándicap...
Convencerme de que la enseñanza nos mejora...
Mostrarme que amigo y enemigo viven dentro de mí...
Que en tu disciplina no cabe la declamación ni la arrogancia.
Enseñarme a superar la contrariedad y el error...
Que comprenda que éxito y fracaso están a centímetros de distancia (como decía Rudyard Kypling "el éxito y el fracaso son dos impostores")...
Que un zapatero de Edimburgo comparta con un príncipe de Gales, o que un modesto trabajador de "caddie" se las vea con un encumbrado empresario o millonario...
Desenmascarar a tanto neurótico encubierto...
Que el que ayer fue mi rival juega conmigo hoy...
Y... finalmente, por los miles de kilómetros caminados tratando de descubrirte... Y, quiera Dios, nunca lo alcance.
Permítaseme cerrarlo con una definición que elaboré hace mucho tiempo: "El golf es una escuela de vida en la que cumplir y hacer cumplir las reglas es hacer bien los deberes".