En el marco del Ciclo de Seminarios y Talleres Técnicos del Nivel Superior de la ESIL, el ingeniero Leandro Primo, responsable del área de las industrias de alimentos y bebidas de la empresa Spirax Sarco, abordó con los alumnos la cuestión de la eficiencia en el uso del vapor.
“El objetivo es apoyar las clases teóricas con actividades prácticas para cuando los futuros ingenieros en alimentos se inserten en la actividad laboral, tengan una base para empezar a trabajar”, indicó Primo.
El tema que abordó la semana pasada fue específicamente el del uso eficiente del vapor en las industrias alimentarias.
“Todavía el vapor es el método más económico, menos peligroso y más higiénico para cocinar, lavar, esterilizar, humidificar, secar y condicionar aire. O sea, en todo lo que es manejo de calor y temperatura se usa el vapor”, dijo.
Es por eso que pone especial énfasis en sus charlas en el manejo eficiente. “Si sos eficiente en el manejo de recursos -y el vapor es un recurso que requiere combustible para aplicarlo-, las empresas van a ser realmente competitivas”.
Asegura que la clave es “no tirar vapor a la atmósfera y hacer buenas instalaciones”, indicó.
“Es indispensable profesionalizar el tema, dado que no se trata de tirar un caño y hacer vapor”, remarcó.
Cabe señalar que para generar vapor, el costo está entre los 17 y 18 dólares la tonelada. “Esto es si se utiliza gas natural. En cambio, cuando hay que remplazar por fueloil u otro combustible, se encarece a 25 dólares la tonelada”, explicó.
Las otras tecnologías que remplazan al vapor en sitios donde no hay agua, por ejemplo, no son lo suficientemente seguras ni económicas. “Una es el aceite caliente, lo que es muy riesgoso, costoso y contaminante. Por eso la generación de vapor es clave para la industria alimenticia”, remarcó.
Primo es integrante de la empresa Spirax Sarco, una firma europea con 120 años en el rubro. Está radicada en la Argentina desde hace medio siglo. En la planta de Don Torcuato, provincia de Buenos Aires, fabrican una familia de productos que se exportan a todo el mundo.
Si bien también utilizan insumos importados, lo que venden al exterior hecho en Argentina es cuatro veces más de lo que necesitan importar.