En todas partes hay ejemplos de lo que viene y Villa María o Villa Nueva no son la excepción. La gran cantidad de veredas rotas, con desniveles o faltante de baldosas, elementos de contaminación visual que obstaculizan el normal desplazamiento de los peatones, canteros y carteles, son causantes frecuentes de accidentes que van más allá de las lesiones y hasta la incapacidad parcial o permanente y, lo que es peor, hasta la muerte de personas que se topan con esos accidentes “urbanísticos”. Las consecuencias económicas suelen ser muy graves para los dueños del inmueble al que pertenece la “belleza de vereda”. Hay fallos judiciales drásticos en la materia que también alcanzaron -y seguirán alcanzando- a los municipios que no tapan los baches, no señalizan adecuadamente las calles y generan situaciones que costaron, cuestan y costarán millonarias indemnizaciones.