La celebración anual del Día del Seguro nos ubica, en tiempo y espacio, en la reflexión sobre los diferentes aspectos que contiene la actividad. Se trata de reunir en apretada síntesis los principales ingredientes del cada vez más desarrollado mercado asegurador del país, en sintonía con los avances de las actividades económicas y productivas, a la par de la creciente demografía que supera largamente los 40 millones de habitantes.
Con sólo enfocar estos dos componentes se justifica poner el acento en el ser humano como destinatario de lo que es para el asegurado un bien social adquirido a través del contrato (póliza) por el que paga un precio (la prima) a través del cual el asegurador se subroga al cumplimiento de las respectivas indemnizaciones fijadas en la cobertura.
Obviamos en este tratamiento temático los cuadros estadísticos, los estadísticos y las comparaciones que suelen ser más de aplicación técnica que para el entendimiento del común de la gente que ve en el SEGURO un verdadero refugio de su tranquilidad.
El apoyo irrestricto de importantes empresas (las compañías), sus referentes directos (los agentes y productores asesores) y su personal nos permiten desarrollar cada año este producto editorial. Utilizamos el lenguaje simple y sincero como el que utilizan los operadores para establecer el habitual vínculo de confianza para proteger los bienes, el patrimonio, la vida y la tranquilidad de sus asegurados. ¡Casi nada!