Escribe: Daniel Sotto
Para los que pudimos vivir distintas experiencias a su lado, Roldán fue el que nos impulsó al atletismo como atletas, y luego también como dirigente. El quería que lo acompañáramos a distintas competencias y muchas charlas concluían en los detalles de esas pruebas. Luego nos inculcó el comprometernos con la dirigencia. Antes de dejar yo la actividad como atleta, ya era secretario de la AVA. Creo que el vernos involucrados con la dirigencia, a él lo hacía sentirse acompañado. Visualizaba que teníamos perfil de dirigente. En mi caso y el de Ariel Valdemarín, teníamos una activa participación, Guillermo nos daba espacios para trabajar.
Luego de su desaparición nos hicimos cargo de la historia, hicimos cambios importantes, incorporamos nuevas tecnologías, conjugamos las estadísticas, para llevar atletas a la alta competencia. Eso hizo que creciera la AVA y también la FAC. Hemos impulsado parte de lo que él dejó, aplicando nuevas orientaciones. Guillermo acompañaba al deportista cada vez que podía. Viajaba con nosotros y se interesaba en que le contaras cómo había sido tu prueba. El también participaba como juez, cada vez que podía, porque, prácticamente, competía todos los fines de semana. Siempre mostró su picardía, a mano, siempre con un chiste, en distintas situaciones. Tenía amistad con gente de su época, como Palomeque, como con gente joven, como nosotros.
A las 11 de la mañana o a las 18 horas tenía un “ritual”, tomarse un Gancia, acompañado con galletitas, queso y dulce. A esa hora era habitual encontrarlo en su casa de calle Córdoba en Villa Nueva, donde se podía hablar temas de adultos, no tanto del atletismo”.
(*) Presidente de la Federación Atlética Cordobesa